La ola de gripe acerca un plan para el uso de mascarillas en toda España: Sanidad y las comunidades del PP, más cerca del acuerdo
Mónica García pide ponerse tapabocas si se tienen síntomas de gripe y confía en que la próxima semana se apruebe el protocolo general, que los expertos consideran clave frente a las oleadas epidémicas


El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas del PP han aparcado sus diferencias y este viernes han dado en el Consejo Interterritorial un paso adelante hacia la aprobación de un plan común de vigilancia y actuación frente a las infecciones respiratorias invernales —gripe, virus respiratorio sincitial (VRS) y coronavirus— que será parecido, aunque a menor escala, al desarrollado durante la pandemia de la covid.
El documento es esencialmente el mismo que Sanidad y el PP no lograron acordar el año pasado y prevé cuatro escenarios, con un riesgo establecido a partir de unos umbrales sobre diagnósticos y tasas de incidencia que va de 0 a 3. El debate político se produce un día después de que España entrara en fase de epidemia por una gripe inédita, cuyo rápido crecimiento hace temer que la oleada de este año pueda ser más importante que las previas.
La ministra, Mónica García, se ha mostrado confiada —aunque también cauta— en que el plan sea finalmente aprobado el próximo 3 de diciembre en el seno de la Comisión de Salud Pública, el órgano con competencias para hacerlo y en el que están presentes su departamento y las comunidades. “Cuando hemos hablado con las comunidades, creo entender que se han comprometido en que el día 3 van a aprobar el protocolo común. Han intervenido solo dos comunidades en la misma línea que el Ministerio: necesitamos un protocolo común y necesitamos que sea aprobado”, ha explicado Mónica García en rueda de prensa.
“Tenemos que parar la curva de la epidemia”, ha insistido la ministra. “A partir de ahora, quien tenga síntomas de catarro se debería poner de manera responsable una mascarilla y las comunidades donde se eleven las incidencias deberán seguir las recomendaciones del protocolo”.
La ministra confía en que se haya “superado” el contexto que llevó al bloqueo del plan del año pasado. Una de las quejas repetidas por fuentes del ministerio en el último año ha sido que el plan fue elaborado por los técnicos de todas las comunidades y que si naufragó finalmente fue porque la estrategia política del PP interfirió en la decisión que iban a tomar sus consejeros de Sanidad.
Extremadura, gobernada por el PP, ha sido la primera comunidad en posicionarse públicamente sobre el nuevo plan y lo ha hecho mostrando su apoyo a que en esta ocasión se alcance un acuerdo y destacando la importancia de que este tipo de medidas se desarrollen a nivel nacional.
El documento constituye para todos los expertos consultados una herramienta clave para un mejor control de las oleadas epidémicas que se suceden cada invierno y debe ayudar a reducir su impacto sobre la salud de la población y el sistema sanitario. Según los informes de Sanidad, basados en datos históricos, lo habitual es que España pase unas 10 semanas al año en estas fases de epidemia, que suelen empezar a principios de enero, aunque este año se han adelantado el pico.
El principal objetivo del plan es “establecer escenarios de riesgo y proponer recomendaciones técnicas”. El sistema se basa en una vigilancia casi a tiempo real de los niveles de circulación de los tres virus respiratorios, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC).
Antoni Trilla, médico especialista en Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona, valora el plan “como un marco” que debe ayudar a conocer mejor la situación epidemiológica de cada momento y las medidas a adoptar. Las mascarillas, por ejemplo, considera que son “una herramienta fundamental para prevenir contagios en determinadas situaciones y espacios”, pero su uso debe estar “bien justificado y apoyado en datos” para prevenir reacciones contraproducentes como ya ocurrió durante la pandemia.
El plan prevé cuatro escenarios de riesgo, del 0 al 3, según los umbrales establecidos en relación con las tasas de detección y diagnósticos hechos en el sistema sanitario. En el escenario 0, con nula o muy baja circulación —escenario habitual la mayor parte del año—, las recomendaciones se centran en mantener los sistemas de vigilancia y preparar los planes de prevención, como el diseño y puesta en marcha de las campañas de vacunación.
En el escenario 1, considerado de riesgo “bajo” y “medio” y en el que actualmente se encuentra España, se recomienda el uso de mascarillas en los hospitales en aquellas unidades con pacientes más vulnerables, como las de trasplantes y quimioterapia. En las residencias, se aconseja que los trabajadores con síntomas sean recolocados para que no tengan contacto con las personas mayores vulnerables.
En el ámbito privado, el documento propone que cualquier persona con síntomas respiratorios reduzca las interacciones sociales, haga uso de la mascarilla y, siempre que sea posible, teletrabaje.
En el escenario 2, considerado de riesgo “alto”, el uso recomendado de mascarillas se extiende a la totalidad de los centros sanitarios, valorando la obligatoriedad en casos excepcionales. En las residencias de mayores, se plantea restringir las visitas, así como el uso permanente de las mascarillas a todos los trabajadores.
En principio, teniendo en cuenta que esta fase puede durar varias semanas, el uso de la mascarilla no se recomienda a los residentes que viven las 24 horas del día en los establecimientos, aunque se recomienda el estudio de la situación caso a caso. Los trabajadores con síntomas deben ser reubicados en zonas sin contacto con personas mayores o abstenerse de ir a trabajar.
Para la población general, el plan prevé que las autoridades refuercen las medidas de comunicación para instar a la población a autoaislarse, en los centros de trabajo se implanten medidas para una mejor ventilación e higiene y se refuercen las medidas de vigilancia y prevención en todo el sistema.
Por último, el escenario 3 de “riesgo muy alto” o “pandémico”, la recomendación pasa por reforzar todo lo posible las medidas necesarias y, en caso de ser insuficiente, valorar la adopción de “medidas excepcionales”.
María Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) pone el foco en los hospitales como lugares de especial riesgo: “Los principales focos de contagio suele ser el hogar y el entorno comunitario, pero en los centros sanitarios se concentran dos factores clave: hay más pacientes vulnerables y una mayor presencia de virus. Por lo tanto, las medidas deben ser más estrictas en los hospitales, incluyendo mascarillas, higiene de manos y procedimientos de aislamiento”, defiende.
Varias comunidades han adoptado en los últimos días medidas especiales ante el avance de la gripe. Andalucía, Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia han recomendado el uso de mascarillas en sus centros sanitarios, algo que puede llegar a ser obligatorio en algunas circunstancias en la primera comunidad. Cataluña, por su parte, ha anunciado que a partir del próximo lunes cualquier ciudadano que lo desee será vacunado frente a la gripe, aunque no pertenezca a los grupos considerados de riesgo, como personas mayores de 60 años, embarazadas y con otras enfermedades, entre otros grupos.
Madrid es una de las regiones de España cuyo gobierno autonómico no ha ordenado difundir una recomendación para usar mascarillas en los centros sanitarios. Sin embargo, los trabajadores del Hospital de La Paz, en la capital, y el Hospital de Tajo, en Aranjuez, recibieron ayer sobre las dos de la tarde un correo electrónico en el que les avisan sobre “el avance de los virus respiratorios” y les recuerdan la importancia de protegerse y proteger a sus pacientes, informa Álvaro Sánchez.
“Cada hospital es autónomo y cada uno da sus directrices”, explica una trabajadora de La Paz. “Otra cosa es que luego la Comunidad de Madrid les reprenda por la instrucción”, añade.
El Hospital Clínico San Carlos (de gestión pública), en Madrid, funcionaba sin sobresaltos este viernes a media mañana. Ocho personas esperaban pacientemente su turno para pasar a triaje y solo dos de ellas llevaban la nariz y la boca tapada. “La recomendación es la de siempre, pero no hay ninguna directriz como tal”, explica un médico que no quiere ser identificado. Comenta que, desde la pandemia, es habitual que muchas personas, especialmente las de más edad, se protejan antes de visitar un centro sanitario. Lo dice porque los casos han incrementado, pero que forma parte de lo previsible para en estas fechas. “Todavía tiene que empeorar”, añade.
A pocos metros de allí, en la Fundación Jiménez Díaz, hospital madrileño de gestión privada, la escena es similar. Algunas personas mayores, no todas, llevan la nariz y la boca cubierta, algo que puede ocurrir un viernes de enero, recién declarada la epidemia de gripe, o uno de junio o agosto.
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