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Un cabaré protagonizado por Felipe IV y una ‘drag queen’ del Siglo de Oro

El poliédrico actor y cantante Ángel Ruiz estrena ‘El Rey de la Farándula’ en el Festival de Teatro Clásico de Almagro

El actor y cantante Ángel Ruiz en una escena de 'El Rey de la Farándula', que se estrena en el festival de Almagro.

Quién piense que el género escénico del cabaré nació a finales del siglo XIX y se consolidó a principios del XX, fundamentalmente en la década de los veinte en Alemania, debería ver El Rey de la Farándula. Un espectáculo en el que el actor y cantante Ángel Ruiz demuestra cómo ya se practicaba en el Siglo de Oro español, sobre todo en la corte de Felipe IV, un monarca que apoyó especialmente la cultura y el arte, a pesar de su imagen meliflua (retratada en la novela Crónica del rey pasmado, de Torrente Ballester, y su adaptación al cine por Imanol Uribe) y un carácter que le hacía delegar en otros los asuntos de la gobernanza que le aburrían o desbordaban.

La propuesta de Ruiz, creador, director e intérprete del espectáculo, acompañado al piano por el músico y actor Bru Ferri, es una producción de La Zona que se estrena este viernes en el Festival de Almagro, desde donde viajará a varias ciudades españolas para recalar en febrero en el Teatro de la Comedia de Madrid, ya que la Compañía Nacional de Teatro Clásico también se ha involucrado en el proyecto. La obra pone en primer plano a creadores del siglo XVII que fueron totalmente olvidados a pesar de haber sido fundamentales en varios periodos del Barroco, lo que resulta especialmente pedagógico.

Irene Pardo, directora del Festival de Teatro Clásico de Almagro, le propuso a Ruiz una propuesta para esta edición. Era un paso arriesgado, ya que el currículo del multipremiado creador no está centrado en los clásicos, sino que es multidisciplinar: teatro, zarzuela y musicales y montajes de humor con mucha inteligencia. Proyectos en los que transita por la copla, el cuplé, los boleros, la canción iberoamericana, además de una delicia escénica llamada Miguel del Molina al desnudo, que lleva representándose desde que la estrenó en 2014.

Ruiz, tras la sorpresa inicial por la propuesta, se puso a investigar con pasión, no en vano su vocación frustrada es la de historiador. Y se encontró con auténticas joyas que resultaban muy cabareteras porque no buscaban el naturalismo, sobre todo las creadas en la época de Felipe IV. “Si se analizan los apartes dirigiéndose al público, rompiendo la cuarta pared, incluso los entremeses, aquellas piezas era puro cabaré. Yo lo que he hecho es recuperarlo sin prescindir de algo que se daba mucho, que era una mirada crítica y reivindicativa de la sociedad, heredada de la Comedia del Arte italiana”.

La fascinación que el creador desarrolló por Felipe IV le inspiró el título de El Rey de la Farándula. Ruiz ve al monarca como un hombre sensible, con problemas emocionales, que no servía para gobernar, ya que considera que con este rey, junto con la corrupción de su valido el Conde Duque de Olivares, se inicia la gran decadencia del imperio español. “Utilizo a Felipe IV como antagonista y añado un personaje inventado que es Segismunda, una drag del siglo XVII, porque había muchos actores que hacían de mujer y llevaban al extremo su personaje, de la misma forma que había mujeres que hacían de hombres. Generaron comedias deliciosas con estos equívocos. He hecho un trasunto de ellos a través del actor Juan Rana [cuyo nombre verdadero era Cosme Pérez], que era un homosexual declarado con proceso de sodomía por la Inquisición, tratando de que todo eso sea una reivindicación y al mismo tiempo una contextualización del Siglo de Oro”. Y añade Ruiz: “Nuestro Siglo de Oro era mucho más moderno y atrevido que el teatro que se hacía en el resto del mundo, y gustaba muchísimo”.

Una escena de 'El Rey de la Farándula'.

La investigación la ha realizado fundamentalmente a través del Archivo de Simancas, con textos del conde Villamediana y Madame d’Aulnoy, cortesana francesa que ejercía de corresponsal, que escribió un diario donde hay mucha información que hoy podría identificarse como “prensa del corazón”.

“En el cabaré barroco encontramos distanciamiento brechtiano y gran descaro, desde las rimas del XVII hasta las canciones renacentistas”, que apoyan la acción de manera muy cinematográfica. “Así que bienvenidos a este espacio de rimas, ritmos y rameras”, concluye entre risas el actor, que ha hecho un esfuerzo para hablar a la manera del XVII.

Ruiz defiende que El Rey de la Farándula propone una inmersión en el esplendor y el ocaso del Siglo de Oro a través de una figura que encarna la esencia del teatro, la música y la comedia, y con una puesta en escena que rompe las barreras temporales, ya que la obra transita entre lo histórico y lo contemporáneo, combinando textos con canciones.

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