‘La vieja guardia 2’: los inmortales caen en un superheroísmo ordinario
Si la primera entrega jugaba con la sugerente mezcla entre inmortalidad y cansancio vital, esta segunda se acerca más al esquema de una película de Marvel al uso

Hay películas que, por mucho que hablen de inmortalidad, están condenadas a envejecer antes de tiempo. No por falta de ideas, sino por exceso de fórmulas. Netflix estrenó en 2020 La vieja guardia, adaptación de la novela gráfica de Greg Rucka y Leandro Fernández, protagonizada por un puñado de soldados inmortales que, a lo largo de los siglos, han intervenido en conflictos humanos con la melancolía de quien sabe que, hagan lo que hagan, el mundo seguirá igual de torcido. Dirigida por Gina Prince-Bythewood, su relativo éxito residía más en la química de sus personajes, en el carisma de Charlize Theron y su cuadrilla de compañeros centenarios, que en una realización distinguible dentro del abarrotado panorama del cine de acción contemporáneo. Aquella producción —solvente, pero sin brillo— terminaba con un epílogo abierto que clamaba secuela. Cinco años (y una pandemia) después, aquí está: La vieja guardia 2.
El arranque no es nada desdeñable: una rotunda secuencia marítima que enlaza elegantemente con el final de la anterior, aunque el croma digital chirríe como una puerta vieja. Sin embargo, lo que sigue es bastante menos estimulante: una larga secuencia de acción que, pese a su evidente intención de dinamitar expectativas, se resuelve con una puesta en escena desmañada, rutinaria, víctima de la tosca dirección de Victoria Mahoney, sustituta de Prince-Bythewood, curtida en televisión aunque aún verde para sostener un relato con ambiciones épicas.
Si la primera entrega jugaba con la sugerente mezcla entre inmortalidad y agotamiento vital, esta segunda se acerca más al esquema de una película de superhéroes al uso. Más Marvel que Los inmortales o El tiempo en sus manos. Donde antes había una melancolía de siglos, e incluso un sano sentido del humor, ahora hay demasiados discursos sobre lealtades, traiciones y códigos internos que desvían el foco de la gran pregunta: ¿cómo vivir cuando se ha vivido demasiado? A cambio, el guion, también firmado por Rucka, conserva destellos de inspiración en forma de frase rotunda. Ese juguetón “lo conozco desde hace mil años”, literal, sin hipérbole; o el trascendente “el tiempo carece de sentido si no se lo das”, que reflexiona sobre la verdadera preocupación de estos héroes cansados: dotar de propósito a su inmortalidad. E incluso una hermosa idea acerca de la eternidad del amor, abrazada a esa pareja de antiguos enemigos de las Cruzadas (que entonces se mataron, y varias veces, entre ellos), y que siguen amándose después de siglos, ajenos a etiquetas y convenciones.

Pero la película no siempre sabe qué hacer con sus hallazgos. Uma Thurman, como nueva villana —llamada, con cierta desmesura simbólica, Discordia—, se pasea por la historia con más presencia que sustancia, y la proliferación de nuevos personajes inmortales diluye la fuerza del grupo original. El relato se dispersa, se hace más discursivo, pierde la energía aventurera que daba cierto encanto a su predecesora y se instala en una solemnidad que ni su envoltorio visual ni su construcción dramática son capaces de sostener, sobre todo en su segunda mitad, en la que apenas hay un único momento sugestivo: un travelling que acompaña a la jefa del grupo a lo largo de milenios, como un eco épico y afligido del famoso paseo estacional de Hugh Grant en Notting Hill, reconvertido aquí en reflexión sobre la carga del tiempo.
La vieja guardia 2 quiere más, pero consigue menos. Pierde la ligereza sin ganar hondura, abandona parte de su potencial lúdico y no termina de aprovechar su singularidad conceptual. En el fondo, es una secuela fiel a su ADN industrial: una historia de inmortales pensada para no terminar nunca, aunque quizá cada entrega sea, en el fondo, menos imperecedera que la anterior.
La vieja guardia 2
Dirección: Victoria Mahoney.
Intérpretes: Charlize Theron, Uma Thurman, Matthias Schoenaerts, Kiki Layne.
Género: acción. EE UU, 2025.
Plataforma: Netflix.
Duración: 105 minutos.
Estreno: 2 de julio.
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