Ir al contenido
_
_
_
_

‘Black Metal’: puñaladas y quema de iglesias por los hijos malditos de la sociedad del bienestar

El Premio Nacional de Cómic, Magius, convierte en una sátira ilustrada con estética infantil una de las historias más oscuras del metal extremo

El dibujante Magius lanza su nuevo álbum, ‘Black Metal’, editado por Autsaider Comics.
Jimina Sabadú

El dibujante Magius lanza su nuevo álbum, Black Metal, dedicado a la escena metalera de Noruega. Es su segundo título editado por Autsaider Comics, con quienes editó Primavera para Madrid, el polémico cómic que trataba los años de corrupción del PP bajo el prisma de un joven que no es —pero podría ser― El pequeño Nicolás. La editorial Autsaider acaba de recibir el Premio a Mejor Obra Española por la biografía de Dum Dum Pacheco, y Magius ganó con Primavera para Madrid el Premio Nacional de Cómic.

Poseedor de un estilo barroco, evocador, cómico, detallista e inconoclasta, Magius le ha dado la vuelta a una historia previamente explorada en ensayo y en cine: la del Black Metal noruego.

Las envidias en cualquier entorno artístico son normales, pero en el black metal noruego las puñaladas fueron literales. Hubo muertos, decenas de iglesias quemadas, cementerios profanados, y una falsa secta que no era más que un picadero en los bajos de una tienda de discos en Oslo.

Los protagonistas de esta historia fueron Pelle Ohlin (Dead), Øystein Aarseth (Euronymous), Bård Eithun (Faust), y Kristian Vikernes (Varg, Count Grisham), un grupo de chicos de entre 17 y 25 años. A su alrededor se movieron decenas de jóvenes noruegos y suecos, y su música no llegaría a ser mundialmente conocida (dentro de la escena del metal) hasta 1993, año en el que la revista especializada Kerrang! publicó una entrevista con Euronymous. En ese momento ya se habían producido unos cuantos incidentes. Dead, Euronymous y Varg habían formado parte de la banda Mayhem, Varg había sacado un disco en el sello de Eronymous (Deadlike Silence) y éste último había decidido cerrar la tienda de discos Helvete, base de operaciones de todo un movimiento que, aunque la prensa de la época vendió como organizado, no lo fue en absoluto. Dead se había suicidado en 1991, provocando la marcha del primer bajista, Jørn Stubberud (más conocido como Nekrobutcher), y la entrada de Varg en el grupo. Faust, por su parte, era batería del grupo Emperor, y entró en prisión tras cometer un asesinato a sangre fría.

Viñetas del cómic ‘Black Metal’.

El estilo black metal abarca grupos tan variados como Sarcófago (Brasil), Craddle of Filth (Inglaterra), Bathory (Suecia) o Bethelem (Alemania), pero la realidad es que los grupos más relevantes provienen de Noruega. A los mencionados Mayhem y Emperor habría que sumar Darkthrone, Burzum, Thorns, Inmortal, Carpathian Forest, Satyricon, Enslaved y muchos otros. Es llamativo cómo un estilo musical tan reducido en duración, número de oyentes y bandas haya dado tanto que hablar. El nexo en común fue la tienda Helvete (infierno en noruego) fundada por Euronymous con dinero de sus padres, así como el sello Deathlike Silence.

Enemistades para la eternidad

A finales de los ochenta los que no podían satisfacer sus inquietudes en la prensa mayoritaria lo hacían a través de fanzines (publicaciones autoeditadas, elaboradas artesanalmente, y sin ánimo de lucro) y correspondencia. Así fue como Dead conoció a Euronymous, quien buscaba nuevo vocalista para Mayhem. El estilo vocal único de Dead, unido a su arriesgada puesta en escena, hicieron que su (breve) carrera llamara la atención de los medios especializados. Los conciertos de Mayhem incluían automutilación, cabezas de cerdos clavadas en picas (en uno de sus conciertos, un miembro del público se intoxicó al comer parte de esas cabezas, ya en mal estado), y loas al Maligno. En realidad era solo ir un poco más lejos de lo que habían ido ya Black Sabbath, Kiss o Screamin’ Jay Hawkins, solo que esta vez la obsesión por el diablo (que tomaron de los ingleses Venom) y por el Mal acabó siendo algo más que pose. Dead, cuyo diagnóstico psiquiátrico nunca conoceremos, estaba obsesionado con la muerte. Se enterraba en el bosque, se hacía cortes, y a veces llevaba consigo animales muertos para “oler la putrefacción”. No obstante, todos los miembros de la escena —a excepción de Vikernes― le recuerdan con cariño. Dead y Euronymous vivían en una casa en Ski, a media hora de Oslo en coche. Las facturas se pagaban con una subvención del gobierno noruego para fines que distaban de las actividades de aquel fortín postadolescente. Varg, el más pequeño del grupo, llegó cuando Mayhem ya estaba en marcha, e impresionado por el carisma de Euronymous, estuvo orbitando en torno al grupo y Helvete.

Viñetas del cómic ‘Black Metal’.

La escena blackmetalera empezaba a despuntar, atrayendo a adolescentes y postadolescentes necesitados de una música extrema auténtica. En torno a Helvete (ubicada en una de las peores zonas de Oslo) pivotaban jóvenes con el pelo teñido de negro y la cara pintada como un cadáver tratando de acercarse a Euronymous, que utilizaba la tienda como un arma de promoción de su propia persona, un promotor del Mal. Todo funcionaba en la batidora mental de Euronymous; era comunista, nacionalsocialista, satánico, ateo, y pagano. Todo a la vez, como la mayoría de miembros del movimiento (a excepción de Varg Vikernes, que siempre se decantó por el nazismo). Un día llegó a la casa de Ski y la puerta estaba cerrada. Entró por la ventana y se encontró con el cuerpo de Dead muerto. El vocalista de Mayhem se había volado los sesos con una escopeta, después de hacerse unos cuantos cortes. Euronymous cogió una cámara de fotos, colocó bien el cadáver, y fotografió a su amigo. Guardó unos trozos de su cráneo, y llamó a la policía. Esto fue un revulsivo en el grupo. Hacer el mal estaba bien, pero todo tenía un límite.

La foto de Dead fue la cubierta del siguiente álbum de Mayhem (Dawn of the Black Hearths), y Euronymous regaló algunos de esos trozos de cráneo a miembros del grupo y otros allegados del Inner Circle, la pseudo secta que funcionaba en los sótanos de Helvete (y que en realidad era un sitio para poder beber e intimar con las chicas). Varg Vikernes resultó ser un fenómeno en todos los palos que tocó, y él solo grabó todas las pistas e instrumentos de su proyecto Burzum, y decidió llevar más lejos la idea del paganismo: se le atribuye la primera quema de iglesias efectuada por satanistas. El 6 de junio de 1992 ardió la iglesia de Fantoft, y Vikernes estaba allí para tomar una foto. Nunca admitió el delito.

Viñetas del cómic ‘Black Metal’.

Unos meses después, Faus apuñaló a un homosexual que le pidió fuego. Comentó el crimen entre sus allegados de la escena; unos pensaron que era broma, y otros que era muy auténtico. Aquello estaba escalando. En todos los rincones de Noruega aparecían iglesias quemadas, cementerios profanados, y un montón de jóvenes se declaraban adoradores de Satán. Varg Vikernes no pudo soportar todo aquel circo y confesó en un diario haber sido el autor del incendio de la iglesia de Fantoft. Tras una breve temporada en la cárcel, salió para descubrir que Euronymous le debía bastante dinero por las ventas de los discos de Burzum. El 10 de agosto de 1993, Varg le pidió a Snorre (de Thorn) que le llevara de Bergen a Oslo. Alquiló La jungla de cristal 2 para tener una coartada, y de noche llamó al timbre de su examigo y exproductor musical. Euronymoys le abrió en calzoncillos, con la camiseta de I love Transilvania que llevaba Dead el día de su muerte. Varg Vikernes le asestó veintitrés puñaladas, según él en defensa propia. Ese fue el final de la escena y el principio de la leyenda. En el juicio a Vikernes había fans (femeninas), y mucha prensa. Varg sonrió a cámara, henchido de orgullo, cuando le condenaron a veintiún años de prisión. Faust fue condenado a catorce años. Lo que pasó después fue una macabra parodia de todo lo narrado

Evolución hacia el nacionalsocialismo

El ensayo Señores del Caos, de Michael Monyhan y Didrik Søderlind (publicado en español por Espop) cuenta con todo lujo de detalles esta historia, entrevistando a todos y cada uno de los implicados. El personaje estrella es, sin duda, Varg Vikernes, quien se despacha a gusto contra los siguientes colectivos: mujeres, rumanos, lapones, americanos, ingleses, homosexuales, masones, heavies, periodistas, políticos, jueces, abogados, su padre, los iraquíes, los negros, los gitanos, los de Oslo, los blackmetaleros. Incluso carga las tintas contra personajes imaginarios (hobbits, enanos, y elfos blancos). Varg se ha definido como nacionalsocialista y hoy como ludita. Vive en la campiña francesa y tiene siete hijos con Marie Cachet, y una hija mayor (Rebecca) de una relación que estableció en prisión. Es un youtuber a quien la plataforma cierra el canal de cuando en cuando, y vende sus discos y sus “libros” (que en realidad son folletos de unas treinta páginas) por Internet. Vikernes jamás ha reconocido su culpa en ninguno de los delitos que se le imputan, aunque cuando habla de Euronymous lo hace con un odio manifiesto, igual que cuando habla de casi cualquier otra persona de la escena, o del mundo.

Una viñeta del cómic 'Black Metal'.

El ensayo tuvo una adaptación dramática en 2019, dirigida por Jonas Åkerlund y protagonizada por Rory Culkin. La película fue muy criticada entre los fans del black metal por el retrato que hacía de la escena. Les presentaba como lo que en el canal de YouTube Cinebasura denominan Cosplayer en el bosque, es decir, adolescentes disfrazados de seres aterradores.

‘Black Metal’, el cómic

Magius —cuyo nombre real es Diego Corbalán (Murcia, 44 años)—, a la hora de enfrentarse a un material ya conocido, le da una vuelta de tuerca a esta truculenta historia: representa a sus protagonistas como niños. Para ello les baja la edad en unos 10 o 12 años (dependiendo) creando una suerte de Hora de aventuras del metal y el satanismo. El humor es clave a la hora de tratar unos delitos que no admiten mucha vuelta de hoja: fue una escalada de envidias y ganas de figurar en una escena diminuta.

Otra viñeta del cómic en la que se lee “Helvete, septiembre de 1992”.

El personaje de Euronymous no cambia en casi nada (salvo la edad), y sigue siendo un niño bien trasgrediendo con dinero de sus padres. Dead resulta entrañable en su debilidad. El estilo naif de los personajes contrasta con el detalle y mimo con el que se ilustran las iglesias noruegas, la catedral de Nídaros, el paisaje, y algunos momentos de la historia del país relacionados con la trama. Son niños, están jugando a ser malvados, y se toman el juego demasiado en serio en un país monárquico y cristiano. Lo que nos cuenta Magius es que, al final, aquellos miembros de la escena del black metal eran hijos de la sociedad del bienestar. Ni más, ni menos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jimina Sabadú
Columnista en la sección de Televisión. Ha colaborado en 'El Mundo', 'Letras Libres', 'El Confidencial', en programas radiofónicos y ha sido guionista de ficción y entretenimiento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, ha ganado los premios Lengua de Trapo y Ateneo de Novela Joven de Sevilla. Su último libro es 'La conquista de Tinder'.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_