¿Es Ronnie James Dio el mejor cantante de ‘heavy metal’ de todos los tiempos?
A los 15 años de la muerte del carismático vocalista y con el estreno de un documental sobre su vida, abrimos el debate sobre quién entonó mejor el género duro


En la tumba de Ronnie James Dio se lee una inscripción: "The Man On the Silver Mountain" (El hombre en la montaña de plata), el mismo título de la canción que escribió en 1975, junto a Ritchie Blackmore, para cantarla con el grupo Rainbow. La letra expresa lo que representa este pequeño hombre (medía 1,63) con una voz gigante: un músico en lo alto de una montaña plateada, una figura divina colocada ahí para ser aclamada. Y eso es lo que los aficionados siguen haciendo, adorar y escuchar a la gran voz del heavy metal. Dio está enterrado en el cementerio Forest Lawn Memorial-Parks & Mortuaries, en las colinas de Hollywood, Los Ángeles. Como todos los meses de mayo, cientos de rockeros se han fotografiado estos días delante de la sepultura levantando los dedos índice y meñique para realizar el signo de la mano cornuda, el favorito de Dio. En mayo de 2010, hace 15 años, murió a los 67 años de un cáncer de estómago este símbolo de la música dura.
Ya lanzados a la efeméride, debatamos: ¿fue Ronnie James el mejor cantante de heavy de la historia? En el documental de 2024 Dio: Dreamers Never Die, donde se glosa profundamente su figura, el otro candidato a este trono, Rob Halford, legendaria voz de Judas Priest, confiesa: “Siempre me sentí un poco intimidado por Ronnie, y no únicamente por su voz, también por esa aura que tenía. Proyectaba algo mágico”.

Ronnie James Dio (New Hampshire, 1942-Texas, 2010) hablaba a una velocidad endiablada. Una entrevista con él consistía en intentar seguir sus aceleradas reflexiones. Al final, eso sí, podía dibujar una sonrisa. Paul Elliott, una de las grandes plumas del rock duro y que lo entrevistó por primera vez en 1984, le rendía un tributo la pasada semana en la revista Classic Rock con este título: “Nadie ha cantado una canción de heavy metal mejor que Ronnie”. Conviene realizar aquí un inciso. Cuando hablamos de heavy metal no estamos considerando dentro del paquete a bandas que se mueven por los aledaños, a las que se considera más de rock duro o de rock a secas. Por lo tanto, no compiten aquí ni Robert Plant (Led Zeppelin) ni Ian Gillan (Deep Purple) ni Bon Scott (AC/DC), por citar tres ejemplos evidentes.
¿Y cómo cantaba Dio? Responde para este reportaje el periodista Tito Lesende, autor del libro Los 100 mejores discos de rock en directo: “Su rango vocal es superamplio y posee un tremendo poderío en el ataque. Voceras en el rock hay un millón, pero lo que separa a Dio del resto de los cantantes prodigiosos que pululan por ahí es su instinto melódico, que es sobrenatural. La capacidad melódica es lo que coloca a alguien en el lugar de los clásicos dentro del panteón. Y eso es lo que le pasa a Dio y a Rob Halford [de la banda Judas Priest]. Dicen que desde crío se aficionó a la ópera, y encaja. Si coges las canciones más significativas de Dio, te las imaginas en una ópera o un musical de Broadway, porque tienen mucha capacidad teatral”.

Efectivamente, el pequeño Ronnie mostró interés por la ópera y la música clásica de pequeño. Empezó a tocar la trompeta a los cinco años, durante mucho tiempo practicaba tres horas diarias. Cuando ya era un cantante profesional, atribuyó su capacidad diferencial a aquellos iniciáticos tiempos. “En mi mente mi voz es como una trompeta, emerge desde el diafragma”, dijo. Empezó a formar bandas en los años cincuenta. Ojo: funcionaba antes que The Beatles. A finales de los sesenta montó su primer grupo relevante, Elf. Editaron tres discos, producidos por miembros de Deep Purple como Roger Glover (bajo) o Ian Paice (batería). Ahí se establece una amistad entre los dos grupos, que giran juntos. Es el origen de su primera gran banda, Rainbow, que forma junto a Ritchie Blackmore, guitarrista y líder de Deep Purple.
Tanto Blackmore como Dio compartían pasión por Bach y por las historias sobre magia y fantasía. “Soy un narrador. Le doy a la gente caminos que pueda recorrer, y son caminos seguros. Siempre me sentí como un portavoz de la gente que se siente sola, y que tal vez ha sido menospreciada”, señala el cantante en el documental. Editó con Rainbow tres discos sensacionales, viajes musicales propulsados por su voz poderosa y la destreza guitarrística de Blackmore. Fusionan elementos de la música clásica con la energía del rock, resultando una especie de heavy neoclásico.
Todo marchaba triunfal (buenos discos, grandes conciertos, éxito en Reino Unido), salvo para la ambición de Blackmore, que quería arrasar en Estados Unidos. “Ronnie recibió dos golpes durísimos en su carrera”, relata David Esquitino, periodista, escritor y locutor de radio en MariskalRock.com y en el programa Corsarios del Metal. “Uno cuando Blackmore le echó de Rainbow y otro cuando, después de rescatar a Black Sabbath con el disco Heaven And Hell, uno de los mejores de la historia, también le echaron por sus rencillas con Tony Iommi. Luego Black Sabbath fichó a Ian Gillan para grabar un disco bastante flojo”.

En Dreamers Never Die, el crítico británico de rock Mick Wall explica cómo encaraba Dio la década de los ochenta: “Había sido el cantante de dos de las bandas más grandes del rock duro, Rainbow y Black Sabbath, y estaba decidido a alcanzar la gloria en solitario o a morir en el intento. Él y Wendy [su viuda y manager] hipotecaron la casa y lo apostaron todo a su carrera en solitario. Empezando desde abajo. Literalmente: su primer concierto fue en un granero”. En 1983 publicó su primer álbum en solitario, Holy Diver, donde muchas de las letras “hablan de decepciones y de sacar fuerzas para poder seguir, sin duda aludiendo a su salida de Sabbath”, señala Esquitino, que incide en que a pesar de que sus textos se refieran a caballeros, dragones, demonios y doncellas en apuros, “si rascas, en realidad trata el tema de sacar fuerza para seguir tu camino por muchos problemas que te encuentres, y eso tiene mucho que ver con la temática general del heavy metal”.
Holy Diver supuso un gran éxito y el cantante reinó en los ochenta. Ronnie, escarmentado después de las experiencias con Blackmore e Iommi, llevó con mano de hierro a su banda. Se ganó una fama de autoritario con sus músicos, lo contrario que de cara a sus fans y a la prensa. “Yo le he visto después de un concierto firmar autógrafos y hacerse fotos con cientos de seguidores durante horas. Y se acordaba del nombre del periodista pasados los años si te volvía a encontrar”, relata el conductor de Corsarios del Metal.
En los noventa afrontó con dignidad la travesía del desierto de todas las estrellas del heavy, pulverizadas por el grunge; y en los dos mil su figura se reivindicó con fuerza y se reunió con los miembros de Black Sabbath (la tercera vez) para, esta vez con el nombre de su disco más famoso, Heaven and Hell, ofrecer unos conciertos de glorificación de su figura.

Raquel Piqueras, de Rock FM, le considera el “mejor vocalista del heavy”: “Dominaba los agudos sin forzar y tenía un control absoluto de su voz. Además, brilló en todas sus bandas. Cuando llegó a Black Sabbath tenía la sombra de Ozzy Osbourne, pero lejos de imitarlo moldeó sus propios Sabbath. Escuché Holy Diver, su debut en solitario, con 15 años, y he visto a chicos de la misma edad escuchándolo ahora”. Lesende se suma al debate: “Creo que Ronnie podría ser la mejor voz clásica del heavy metal, sí. Aunque me rechina que un estadounidense lidere una categoría de esencia europea. Así que digamos que Rob Halford puede ostentar muy dignamente el trono entre los vivos”.
Ronnie James Dio ofreció su último recital el 29 de agosto de 2009 en Nueva Jersey, con Heaven and Hell, ocho meses antes de morir, el 16 de mayo de 2010. Wendy Dio, su viuda, dijo después, sobre las secuelas del cáncer de estómago de su marido: “Ronnie perdió la vista de uno de sus ojos. Y empezó a tener temblor de manos. Pero nunca perdió la voz. Eso le hubiera destruido”.
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