Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo reviven su duelo radiofónico: “Para recuperar la confianza en el periodismo hay que colocar el foco en dirección al ser humano”
Dos referentes del oficio se reencuentran en la Biblioteca Nacional con motivo de un ciclo titulado ‘Periodismo, la profesión va por dentro’

Luis del Olmo recuerda cómo en su época de más feroz competencia radiofónica con Iñaki Gabilondo, cada vez que terminaba una nueva edición de Protagonistas se dirigía corriendo al equipo de su programa para preguntarles: “¿Qué ha hecho hoy el canalla de Iñaki?”. Como sostiene Del Olmo, “sin competencia nada tenía sentido”. Una competencia que no impidió a esta leyenda viva de la radio en España llegar a pedirle en medio de una entrevista en directo a José María Aznar que le diera también audiencia a su competidor de la cadena SER cuando el entonces presidente del Gobierno decidió boicotear a los medios del Grupo Prisa (editor de EL PAÍS). La memoria y la poderosa voz de ambos “rivales y sin embargo amigos” llenaron durante la tarde de este martes el auditorio de la Biblioteca Nacional con motivo de un ciclo de encuentros titulado Periodismo, la profesión va por dentro.
Ambos miraron hacia el pasado reciente del medio donde dejaron una impronta que ha permeado en varias generaciones de periodistas y, lo que es más importante, en millones de oyentes. Y también alzaron la vista con la moderación de la politóloga y colaboradora de EL PAÍS Cristina Monge y la compañía de la directora de la Feria del Libro de Madrid, Eva Orúe, hacia la encrucijada que el oficio del periodismo afronta por su supervivencia en las sociedades democráticas. Para Gabilondo, la clave es revertir la creciente desafección social. “Y para recuperar esa confianza hay que colocar el foco en dirección al ser humano. Al periodismo le acusan de acompañar a la política en su viaje al quinto pino. No dudo de que los políticos trabajan para la gente, muchos lo hacen, pero se les olvida en su guerra particular que tienen que ocuparse de lo común. Cuando desaparece lo común desaparece el sentido común, y cuando eso ocurre todo se convierte en un manicomio. Como la influencia y las presiones te vayan desplazando de ese punto de observación estamos perdidos”.
Retirados totalmente del micrófono desde hace años —Gabilondo (San Sebastián, 82 años) en 2021 y Del Olmo (Ponferrada, 88 años), en 2013—, los narradores en directo de un país que recuperó la democracia y avanzó en su consolidación entre todo tipo de obstáculos, como la violencia del terrorismo etarra que marcó a ambos, siguen mirando la evolución de una sociedad a la que sirvieron durante décadas. “Nunca hemos sabido discrepar, quien expresa una opinión diferente a la nuestra nos parece que es tonto o tiene mala intención, y eso ha ido a peor”, dijo Gabilondo. “Hablar de medios de comunicación es hablar ahora mismo de pánico financiero. Y en segundo lugar, la crisis de confianza es clamorosa en la autoridad, los profesores, los políticos… Acompañado de una paradoja: muchos creen al primer cantamañanas que aparece por delante. Todo eso hace muy difícil el ejercicio de la comunicación”.
Iñaki Gabilondo llegó con Hoy por Hoy para romper la hegemonía de Luis del Olmo, quien asegura que su rival “ha sido la radio, sigue siendo la radio y será la radio dentro de 200 años”. Del Olmo asegura haber querido más a la radio “sabiendo que enfrente tenía a un tipo muy serio y muy difícil de desbancar”. Ante lo cual, Gabilondo responde: “A este señor hay que creerle siempre, salvo cuando habla de mí. La radio tiene que abrir la ventana y oler qué pasa, y nadie olió antes que Luis el cambio en la sociedad para llevar a una hora inesperada conversaciones que estaban en la calle y no tenían espacio aún en la programación”. Tras muchos años de rivalidad, Gabilondo recuerda que se descubrieron a sí mismos como ejes de un curioso fenómeno. “Descubrimos que la radio pasó de ser algo de andar por casa a tener un peso enorme en la realidad política de España, pese a lo cual no nos peleábamos entre nosotros. Y empezamos a sentirnos representantes de un pequeño ejemplo de convivencia”.
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