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El gran examen al medio ambiente global alerta del calentamiento acelerado: “Estamos subestimando la magnitud del cambio climático”

Trump se une de nuevo a los petroestados para bloquear las conclusiones políticas de esta evaluación elaborada bajo el paraguas de la ONU

Manuel Planelles

Durante los últimos tres años, 287 expertos de 82 países han estado embarcados en la “evaluación científica más completa del medio ambiente global hasta la fecha”, como la define la ONU. Es el informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial y supone una sombría advertencia sobre la aceleración del calentamiento global que ha llevado al planeta a un “territorio desconocido”, según este documento de más de 1.100 páginas que se presenta este martes bajo el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

Además de una señal de alerta, la publicación de este informe es una muestra del complejo contexto en el que está atrapada la Humanidad y la lucha medioambiental. Porque acompañando a este extenso documento debería haberse presentado un resumen político pactado entre los científicos y los representantes de los países. Sin embargo, ese texto ha sido bloqueado por los petroestados en alianza con EE UU, como ha ocurrido en varias ocasiones ya este primer año del segundo mandato de Donald Trump, negacionista y defensor del sector de los combustibles fósiles.

Esta es la séptima evaluación de este tipo que se acomete, que se conoce por las siglas en inglés GEO. La primera se presentó en 1995 y la última edición, el GEO6, se publicó en 2019. Cuatro figuras de renombre han sido los encargados de presidir en esta ocasión el comité encargado de su elaboración, entre los que está el químico británico Robert Watson, que entre otras cosas presidió en dos ocasiones el IPCC (el panel de expertos que sienta las bases sobre el cambio climático) y fue el asesor científico de la Casa Blanca en la época de Barack Obama. “No hay duda de que el clima de la Tierra se está calentando más rápido de lo que pensábamos”, sostiene cuando se le interroga sobre la principal diferencia entre las conclusiones de la evaluación de 2019 y la de este 2025. “Probablemente estamos subestimando la magnitud del cambio climático”, avisa.

Así se explica en el resumen que han preparado por iniciativa propia los científicos del GEO7: “La tasa de calentamiento global probablemente será superior a las estimaciones centrales de las proyecciones anteriores del IPCC, aumentando el riesgo de superar irreversiblemente varios puntos de inflexión climáticos en las próximas décadas. Estos incluyen grandes cambios en la circulación oceánica, pérdida acelerada de capas de hielo, deshielo generalizado del permafrost, muerte de los bosques y colapso de los ecosistemas de arrecifes de coral”.

Pero este estudio no solo se centra en el cambio climático, también analiza las otras tres patas de la cuádruple crisis medioambiental que sufre el planeta debido a la acción del ser humano: la pérdida de biodiversidad, la degradación y desertificación del suelo y la contaminación ligada a los residuos. “Estas crisis interconectadas, que están socavando el bienestar humano y son causadas principalmente por sistemas insostenibles de producción y consumo, se refuerzan y se agravan mutuamente y deben abordarse conjuntamente”, explican.

Los autores advierten además de que “la mayoría de los objetivos y metas medioambientales acordados internacionalmente o adoptados probablemente no se cumplirán con las políticas y prácticas existentes”. Se refieren a pactos como el Acuerdo de París de 2015, el pacto de Montreal de 2022 para la protección de la biodiversidad o las nuevas directrices sobre los contaminantes del aire que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó en 2021.

El rumbo de las políticas actuales lleva a la Humanidad hacia el incumplimiento de esos acuerdos. Por ejemplo, el GEO7 apunta a que el calentamiento aumentará entre 2,4 y 3,9 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales, muy por encima de los entre 1,5 y 2 grados que establece como límite el Acuerdo de París.

Pero el informe también recoge qué se debe hacer para que eso no ocurra, es decir, la “transformación” que se debe acometer y a la que apuntan miles y miles de informes científicos desde hace décadas. Por ejemplo, la eliminación de las ingentes cantidades de fondos públicos que se destinan a ayudar a actividades ambientalmente dañinas en el sector de la energía, la alimentación y la minería, y que ascienden a 1,5 billones de dólares al año. O la necesidad de diversificar “la producción de energía, incluyendo el aumento del uso de tecnologías renovables, como la solar y la eólica”, mientras se acelera ”la eliminación progresiva" de los combustibles fósiles. O la recomendación de dejar de tomar el crecimiento del PIB como único baremo del desarrollo, “incluyendo el capital natural y el bienestar humano en la toma de decisiones”.

Bloqueo

Es precisamente aquí, en el campo de las soluciones, donde los científicos encargados de este informe han tenido más problemas debido a las presiones de los petroestados, que en el último año han encontrado en la Administración de Trump al mejor aliado para frenar las políticas medioambientales que ponen en el foco los combustibles fósiles.

La elaboración de este informe parte del mandato que en 2022 salió de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, sus siglas en inglés). Nairobi acoge esta semana precisamente una nueva reunión de esta asamblea, en la que se presentará el GEO7. Pero el mandato de hace tres años no solo incluía la elaboración de esta evaluación, sino que también se debería acordar un resumen político que ayude a los gobernantes a tomar medidas y pactar decisiones en materia medioambiental.

Ese resumen se elabora en una negociación partiendo de los documentos científicos y con las observaciones de los representantes de los países. La reunión para redactar el documento fue en Nairobi a finales de octubre, pero se cerró sin acuerdo. Como explica a EL PAÍS otro de los cuatro presidentes del comité encargado del GEO7, el exministro costarricense Edgar Gutiérrez-Espeleta, un “grupo minoritario de países” acabaron por bloquear el texto. Porque se oponían a las menciones a los combustibles fósiles y al plástico —otro derivado del petróleo—; también rechazaban que se usaran los términos “crisis” o “transformación” e, incluso, pedían eliminar las referencias a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, explica el también catedrático de Estadística de la Universidad de Costa Rica. “Todo era rebajar el tono del informe”, resume.

Fuentes presentes en estas reuniones, en las que además de los negociadores de 67 países y la Unión Europea había decenas de organizaciones científicas y de la ONU, apuntan a que los más beligerantes fueron los representantes de Arabia Saudí e Irán, a los que se le unieron otros como Rusia, Turquía, Argentina y Brasil.

Finalmente, el tiro de gracia para este documento político llegó con la irrupción en la última jornada de un representando de Estados Unidos, país que había estado ausente de todas las negociaciones hasta ese momento. “Estados Unidos se unió a las conversaciones el último día, indicando que no podían apoyar el documento”, señala Maarten Kappelle, Jefe de Servicio en la Oficina de Ciencia del Pnuma. La reunión se acabó suspendiendo sin ese texto “para los tomadores de decisiones políticas”, como se conocen esos documentos que acompañan a todos los informes importantes de la ONU y que sirve de resumen. Ante esa situación, los científicos decidieron elaborar su propio resumen ejecutivo.

Gutiérrez-Espeleta explica que ya participó en la década pasada en el proceso del GEO6, que sí contó con su resumen político acordado con los países, al igual que el GEO5 (2012) y el GEO4 (2007). “Siempre había observaciones de los países, pero con voluntad de encontrar una solución”, recuerda. En esta ocasión no ha percibido esa “buena voluntad” en algunos de los negociadores. Relaciona lo ocurrido con este informe con otras citas medioambientales, como la reciente cumbre del clima de la ciudad de Belém, donde los petroestados lograron que en la declaración final de la cita no se incluyera ninguna mención a los combustibles fósiles, pese a ser los principales causantes del calentamiento global.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.
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