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Sara Aagesen, tras el final de la COP30: “Europa ha estado en el lado correcto de la historia, no el grupo de los países árabes”

“Los combustibles fósiles se van a dejar de utilizar sí o sí. Lo importante es definir cuándo”, sostiene la vicepresidenta para la Transición Ecológica

Manuel Planelles

Guarda en la mochila más de 20 cumbres del clima de la ONU, aunque la de la ciudad brasileña de Belém ha sido para Sara Aagesen (Madrid, 49 años) su primera como ministra para la Transición Ecológica. Por lo tanto, ha estado al frente de la delegación española en estas complicadas negociaciones. Cuando el presidente brasileño y anfitrión de la COP30, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó el guante a los países para que impulsaran en la COP30 una hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles fue de las primeras que lo recogió. Hasta el punto de que, en una de las reuniones a puerta cerrada, la representante de Arabia Saudí se lo echó en cara en una tensa conversación. Finalmente, esas menciones directas en la declaración final a los combustibles fósiles no se pudieron incluir por el bloqueo de muchos Estados, encabezados por el grupo de países árabes.

Pregunta. La cumbre se ha cerrado sin mencionar a los combustibles. ¿Cómo se puede volver a España y explicar eso a la ciudadanía?

Respuesta. Hemos conseguido un acuerdo que supone seguir apostando por el multilateralismo, por la solidaridad, donde sí se han dado avances. Pero es cierto que tenemos que decir que es un acuerdo que dista de la ambición que queríamos ver, especialmente en una de las patas fundamentales cuando hablamos de cambio climático, que es la mitigación, la reducción de emisiones. Ahora bien, el texto finalmente aprobado tiene más elementos gracias precisamente a la Unión Europea. La UE ha sido un bloque de acción en búsqueda de esa ambición, junto con AILAC [el grupo de países de Latinoamérica y el Caribe que en estas cumbres suele actuar unido].

P ¿Qué no se consiga ese objetivo de mitigación supone que esta cumbre es un fracaso?

R. En mitigación lo que hemos hecho es no retroceder ni avanzar, nos hemos quedado en tablas en un momento en el que tenemos que avanzar mucho más rápido. Los dos últimos informes de la ONU nos dicen que la brecha respecto a lo que es necesario para alcanzar la meta de 1.5 grados sigue estando ahí. Y no hemos retrocedido, pero no hemos logrado ir a la velocidad necesaria, y eso se logra también con el abandono progresivo de los combustibles fósiles. Eso está ahí, no se ha perdido esa misión. Recuperamos ese asunto en los análisis que se van a tener que tener en cuenta durante todo el año que viene. En la cumbre de Dubái, de 2023, ya hubo esa mención explícita el abandono progresivo de los combustibles fósiles. Nosotros lo que defendíamos ahora era el siguiente paso: definir una hoja de ruta. Los combustibles fósiles se van a dejar de utilizar sí o sí. Lo importante es definir cuándo.

Una de las opciones que podía haber ocurrido es retroceder. Y no ha pasado

P. No opina eso el Gobierno de EE UU. Mientras se celebraba esta cumbre, el secretario de Energía de Trump decía que las renovables han fracasado e instaba a Europa a comprarle más gas.

R. Las energías renovables son una historia de éxito a nivel mundial. Más del 90% de la potencia instalada en 2024 en el mundo es renovable. Es una historia de éxito no solo para el avance de la transición energética, sino también para el avance de la acción climática. Antes, en estas cumbres, la energía no formaba parte de los debates. Ahora está en el centro, en el corazón de la acción. Y es una historia de éxito también dentro de EE UU a pesar de esos mensajes. En los primeros seis meses del año, en EE UU también la principal fuente de la potencia instalada ha sido renovable. Una cosa es lo que cuenten y otra es la realidad.

P. Las renovables avanzan, pero no se reduce el consumo de combustibles fósiles. ¿Cómo es posible que en una cumbre climática no se pueda mencionar explícitamente al principal causante?

R. Es una cumbre en la que estamos presentes 195 países, que han sido los que han acudido en esta ocasión, con tamaños, necesidades y economías distintas. Y hay un bloque muy fuerte, que es el llamado grupo árabe, que realmente tiene fuerza y siempre han defendido que este debate es para ellos extraordinariamente complicado. Pero sigue estando en la agenda. Una de las opciones que podía haber ocurrido en esta cumbre es retroceder. Y eso no ha ocurrido. La mención al abandono de los combustibles fósiles que conseguimos en Dubái sigue estando y lo hemos recuperado de una forma genérica. En esta cumbre podrían haber ocurrido dos retrocesos: olvidarnos de abandonar los combustibles fósiles y eliminar las referencias a la ciencia. Ambas cosas siguen estando vivas y eso es importante.

P. ¿No retroceder pero tampoco avanzar es lo máximo que se puede en el contexto internacional actual?

P. No, creo tenemos mucha posibilidad de avanzar. De hecho, yo pondría en valor la coalición de los ambiciosos, los más de 80 países que nos hemos unido a favor de la hoja de ruta. Ahora tenemos que trabajar duramente desde hoy y hasta la próxima COP para que la colección de los ambiciosos ganemos no solo el relato sino ganemos en estas negociaciones. Ahora se habla del abandono de los combustibles fósiles más allá de los textos de negociación, y eso es importante.

P. A esta cumbre se llegó sin que estuviera en la agenda la hoja de ruta sobre combustibles fósiles, pero fue el presidente brasileño el que lo metió con sus discursos. ¿Cree que calibró bien los apoyos que realmente tenía esa idea entre los países?

R. Es bueno que el presidente Lula lo pusiera como uno de los elementos fundamentales de esta cumbre. Porque eso suscitó ese movimiento y esa gran coalición. Y también la Unión Europea dijo que no apoyaría el texto en el que se había eliminado la hoja de ruta.

P. En la recta final, cuando estaban negociando, la presidenta de la Comisión Europea dijo en el G-20 que no se trata de luchar contra los combustibles fósiles, sino contra las emisiones de los combustibles fósiles. Ese es el argumento que utiliza Arabia Saudí en las cumbres.

R. Mi opinión y la de nuestro Gobierno es que esta agenda sí trata del abandono progresivo de los combustibles fósiles. Hay que ser muy contundentes y aquí lo que hemos apoyado es eso, como se ha podido ver toda esta semana y especialmente con la delegación de España.

P. ¿Pero cómo se sintió cuando llegaron esas declaraciones?

R. Diría que el momento no era el más adecuado, pero la apuesta siguió siendo la misma por parte de España y por parte de muchos países de Europa y del comisario europeo: hemos seguido defendiendo el abandono progresivo de los combustibles fósiles, que es una posición que nos costó mucho lograr en la cumbre de Dubái. Y lo que se acordó en 2023 no fue abandono de las emisiones, sino de los combustibles fósiles.

Ahora se habla del abandono de los combustibles fósiles más allá del texto. Eso es importante

P. ¿Le preocupa el contagio que están sufriendo los conservadores del PP Europeo de los postulados de los grupos ultras en temas medioambientales?

R. El contexto es complicado a nivel global y europeo, pero es cierto que Europa sigue liderando la acción en materia climática. Seguimos estando ahí cuando en un contexto muy complicado también conseguimos alcanzar un objetivo a 2040 de reducir un 90% de las emisiones, y hemos conseguido tener una NDC [el plan climático que todos los países deben presentar a la ONU] in extremis. Haberlo conseguido en el actual contexto me parece muy positivo y una historia de éxito. Es una decepción muy profunda ver que incluso el PP español ha votado en contra de lo que fijó su partido a nivel europeo. Pero lo que tenemos que conseguir es frenar todo ese movimiento con la realidad, con la ciencia. El caso de España es una historia de éxito. Hay que apostar por la transición energética y por la transición ecológica porque revierte en beneficios sociales, económicos, de salud y de progreso.

P. En el tramo final de la COP, usted tuvo un choque con la representante de Arabia Saudí.

R. Sí, yo diría que fue una conversación difícil donde la delegada de Arabia Saudí me echó en cara que iba a ser culpa de nosotros, de España y de Europa, la muerte del Acuerdo de París. Pero creo que lo importante es dejar muy claro que Europa ha estado en el lado bueno de la Historia. Los que no están en el lado bueno de la Historia son el grupo de países árabes, que básicamente quieren consolidar ese modelo basado en el consumo de los combustibles fósiles como si fuera el camino. Y no, realmente no es así.

P. En el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) citan el apagón de España para hablar de los retos del avance de las renovables. ¿Siente que el apagón se usa contra las renovables desde el negacionismo?

R. Los que quieren frenarlo para lograr que básicamente los combustibles fósiles sigan formando parte de la agenda durante mucho tiempo van a abrazarse y a utilizar cualquier argumento. El del apagón, el de la amenaza al desarrollo económico, el de la pérdida de empleo... Pero me sorprendió que apareciera en el informe de la AIE, sobre todo, porque después de los estudios hemos visto que no tiene nada que ver con las renovables. No tiene nada que ver con las redes y tiene que ver con una causa de sobretensión que ahora mismo está en manos de la CNMC [Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia] para dirimir quién operó bien y mal e identificar esas responsabilidades.

P. En España, el debate energético parece casi exclusivamente dominado por si se debe alargar o no más aún la vida de las nucleares. ¿Si el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) da el visto bueno desde el punto de vista de la seguridad a Almaraz, qué hará el Gobierno?

R. El Gobierno ha enviado esa solicitud de ampliación al CSN. Ahora tenemos que esperar a que se emita el informe y no puedo hacer ninguna valoración porque sería interferir de alguna manera en ese proceso técnico que tiene que ser riguroso. Cuando llegue el informe, veremos el siguiente paso.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.
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