Publicadas las primeras imágenes que revelan el misterioso proceso de implantación de un embrión humano
Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña recrean un útero artificial y observan en directo y de forma inédita uno de los momentos clave en el desarrollo de una persona

“Sabemos más sobre el desarrollo embrionario de las moscas, los peces o los pollos que sobre el de los seres humanos”, arroja Samuel Ojosnegros, investigador del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC). Y tiene razón: durante las primeras semanas, el embrión humano se desarrolla oculto en el interior del útero, allí donde los ojos de la ciencia no alcanzan a ver. Lo que ocurre en esa ventana de tiempo entre la implantación y la primera ecografía es una incógnita.
Sin embargo, eso está empezando a cambiar. Un grupo de científicos del IBEC, entre los que está Ojosnegros, ha conseguido grabar por primera vez la implantación de embriones humanos en tiempo real. Para lograrlo utilizaron un novedoso sistema de laboratorio que simula las capas externas del útero y permite recrear un escenario de implantación como si estuviera sucediendo dentro del cuerpo de una mujer, solo que con óvulos donados. Las imágenes las divulga este viernes la revista Science Advances.
El logro arroja luz sobre esos primeros días tras la implantación, que se han llegado a describir como una auténtica “caja negra” del desarrollo humano. Es uno de los momentos más importantes en la vida de una persona, cuando una minúscula pelotita de células se transforma en el primer borrador de un individuo que será único e irrepetible.
“Solo un tercio de los embriones fecundados da lugar a un nacimiento vivo”, explica Ojosnegros, investigador principal del grupo de Bioingeniería para la Salud Reproductiva del IBEC. Un 30% se pierde antes de implantarse y otro 30% poco después. “No sabemos por qué es tan difícil, ya que la implantación ocurre dentro de la madre y no se puede estudiar. La idea de nuestro trabajo ha sido crear una especie de útero artificial para que el embrión se implante fuera de un cuerpo humano y así poder investigarlo”, añade.

Los nuevos vídeos y fotografías publicadas han revelado detalles hasta ahora desconocidos. “Hemos observado que los embriones humanos se entierran dentro de las paredes del útero, ejerciendo una fuerza considerable durante el proceso”, señala Ojosnegros. El embrión, cuando lleva cinco días de vida y es de un tamaño microscópico, se engancha en la superficie del útero y cava un agujero para entrar en él, hasta alcanzar los vasos sanguíneos y empezar a alimentarse. Para lograrlo, el embrión se compacta y saca a relucir las células de su superficie, especializadas en adherirse y tirar del tejido del útero. Todo esto ya estaba bastante estudiado, pero lo que sorprendió de las imágenes fue la fuerza que era capaz de ejercer esa pequeña pelotita de células cuando aún es poco más que un saco de información genética.
“Hemos comparado embriones humanos con los de ratones y el humano es mucho más invasivo, sorprendentemente invasivo: se entierra completamente y ejerce mucha fuerza para lograr atravesar una matriz fibrosa y rica en colágeno”, explica Ojosnegros. Los embriones humanos utilizan proteínas y maquinaria molecular para contraerse y generar esa fuerza de perforación, a la vez que liberan enzimas que degradan el tejido que le rodea. Los materiales que debe atravesar el minúsculo embrión son los mismos con los que se fabrican los tendones y los cartílagos, o sea que la tarea no es fácil. Eso le hizo sospechar a los investigadores las razones de por qué algunas mujeres sienten pequeños dolores o sangrados al inicio del embarazo: porque hay un embrión desgarrando levemente el útero para poder implantarse con éxito en él.

Con los ratones, la cosa es distinta: más amable, por así decirlo. Cuando el embrión del ratón entra en contacto con el útero, ejerce fuerza para adherirse a su superficie. Pero ya luego, a diferencia de los humanos, el útero se adapta plegándose a su alrededor, de manera que el embrión queda envuelto en una especie de cripta uterina que facilita mucho el resto del proceso.
Barreras técnicas y éticas
Investigar en el campo de la fecundación humana es muy complejo por muchos motivos, y uno de ellos tiene que ver con las limitaciones éticas. En España, la ley sobre técnicas de reproducción humana asistida permite estudiar embriones in vitro hasta 14 días después de la fecundación, luego comienza la etapa crítica del desarrollo, la llamada “caja negra”. Entonces, los embriones deben ser destruidos.
Ojosnegros explica que, con sus limitaciones y todo, la normativa española es bastante “progresista” porque habilita, por ejemplo, que parejas donen embriones para la investigación, lo que permite experimentos como el que este investigador y su equipo acaban de publicar.
Esto abre la puerta a ampliar las tasas de éxito en la reproducción asistida, un tipo de tratamientos a los que recurre el 40% de las parejas con dificultades para concebir de forma natural. El científico lo resume: “Estamos muy ilusionados con que los especialistas en este campo adopten el sistema que hemos creado para estudiar la implantación y que puedan responder a sus propias preguntas sobre la fertilidad humana”.
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