Ignacio Castillo: “La criminalidad organizada se agudizó y reconfiguró en Chile, pero el Estado la está combatiendo con resultados”
El jefe de la Unidad especializada en crimen organizado y drogas de la Fiscalía Nacional aborda el nuevo escenario delictual, marcado por delitos múltiples, entre ellos los secuestros extorsivos y sicariatos


El secuestro de un empresario chileno de 63 años, ocurrido el 7 de agosto, cuando se dirigía a su trabajo en Quilicura, en la zona norte de Santiago, es una muestra de cómo ha cambiado la criminalidad organizada en Chile, marcada por la irrupción de bandas extranjeras. Si bien han sido detenidos, hasta ahora, 10 de los implicados, y la víctima fue liberada 17 horas después tras el pago a los delincuentes, un hecho consumado es que este es un delito que era escaso en el país sudamericano, pero que en la última década tuvo un alza histórica: si en 2014 los casos fueron 360, en 2024 subieron a 868. Un punto de inflexión fue 2022, cuando se incrementaron un 68% respecto al año anterior, según un informe reciente del Ministerio Público.
Ignacio Castillo (Coquimbo, 48 años) llegó a la Fiscalía Nacional un año después de esa alza de 68% de los secuestros, como jefe de la Unidad especializada en crimen organizado y drogas de la Fiscalía Nacional. Fue nombrado por Ángel Valencia, el fiscal nacional, quien asumió en enero de 2023 un cargo que dura ocho años. Castilllo tiene un puesto que se creó, precisamente, por la crisis de seguridad que enfrenta Chile, marcada por homicidios más violentos, como los sicariatos, las extorsiones y los secuestros. El abogado, magíster y doctor en derecho por la Universidad Estatal de Milán, otorga esta entrevista a EL PAÍS en un semana marcada por varias detenciones, y el allanamiento, este miércoles, a un edificio en el municipio de Independencia, al norte de Santiago, que había sido tomado por delincuentes vinculados a secuestros y tráfico de drogas.
Pregunta. Hace una semana, el fiscal nacional dijo, tras el secuestro al empresario de Qulicura, que la ciudadanía ”sabe que este país cambió" y que “las calles no son las mismas”. ¿Hay que temer temor por esas frases?
Respuesta. No. Refleja la realidad sobre la base de la información que hemos ido levantando y transparentando. Algo que caracteriza el trabajo que ha venido haciendo la Fiscalía Nacional, es ir levantando información estadística sobre la cual tomar decisiones, a partir de informes temáticos sobre fenónemos tales como los homicidios, secuestros y extorsiones. Y, en ese sentido, cuando se dice que Chile cambió y que las calles no son las mismas, es una constatación fáctica de los antecedentes que tenemos.
P. Valencia también señaló que la nueva crimininalidad “es una realidad a la que ya nos adaptamos” ¿cuál es el contexto de esa adaptación? ¿Es acostumbrarse?
R. No es acostumbrarse, sino que nos hemos adaptado en el sentido de que adoptamos las políticas necesarias para enfrentar lo que estamos viviendo en ese Chile que cambió, como dijo el fiscal nacional. Esto no es una casualidad; es un plan de trabajo que se diseñó ex profeso para el momento que se está viviendo: los Equipos de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH); la creación de focos en todas las regiones para perseguir el crimen organiz que al interior de las cárceles; el proyecto de focalización macro-zonal de investigaciones en los puertos y el fortalecimiento de la persecusión del segumiento de la ruta del dinero. El gran desafío de Chile en los próximos 10 años es lograr el control efectivo de las cárceles, de un sistema de identificación, clasificación y segregación que impida que los líderes de las organización, desde los penales, recluten, planifiquen y ejecuten delitos dentro y de fuera de los recintos pentenciarios.
P. ¿Qué refleja que una organización se haya apoderado de un edificio en Independencia?
R. Este caso tiene dos características: primero, que el Estado reaccionó frente a un tipo de control territorial distinto al que habíamos visto. Segundo, que lo habíamos observado en Antofagasta, Valparaíso, Santiago y hacia el sur, era control territorial en una toma o en un asentamiento, pero este era distinto. Era muy fuerte, muy violento, y en dos bloques de edificios que esta organización los había usurpado; sacado a los propietarios de sus departamentos y había hecho la sede de su actividad ilícita.
P. También se rescató a un menor de edad dominicano, obligado ser parte de la organización criminal ¿no es esa una conducta propia de las mafias?
R. Se trata de algo especialmente grave, por cuanto refleja aquello que la literatura especializada reconoce como un caso de reclutamiento de menores de edad que se ha visto profusamente, por ejemplo, en sectores marginales de Ecuador o en favelas de Brasil.
P. ¿No le parece impactante que hoy en Chile existan sicariatos y secuestros extorsivos?
R. Claro que es impactante y, por lo mismo, el Ministerio Público está trabajando intensamente en resolver estos casos. Y esto refleja que la criminalidad organizada se agudizó y reconfiguró en Chile, pero el Estado la está combatiendo con resultados. Esta semana, por ejemplo, hemos tenido cinco secuestros, que han quedado esclarecidos dentro de las 48 y 72 horas. Hoy las estadísticas de ECOH han demostrado una importante mejora, sea en la identificación de los sujetos y, por tanto, en la formalización de investigaciones, y en la prisión preventiva respecto de ellos.
P. ¿Cuántas personas están detenidas en Chile en el contexto de crimen organizado?
R. Hoy en todo Chile tenemos más de 350 sujetos vinculados al Tren de Aragua detenidos. Chile ha mostrado tener una capacidad de reaccionar, que desde luego no es sólo mérito del Ministro Público y de las policías. También lo es del Ejecutivo y del Legislativo, que han modificado legislaciones que son extremadamente importantes. Entonces, ya tenemos algunos resultados. Hay condenas en homicidios en el contexto de ECOH. Y en Arica, se condenó a la organización de Los Gallegos; en Tarapacá a la que era entonces la cúpula original al Tren de Aragua; en Valparaíso, a una estructura de una organización vinculada al tráfico de drogas y, además, lo que hemos visto respecto de la resolución de los secuestros, como el gran avance de la investigación del secuestro con homicidio del exteniente Ronald Ojeda. Hace unos días,también se condenó a los secuestradores del empresario de Rancagua, que esperamos obtegnan las penas más altas, que el Ministerio Público pidió.
P. Pero la sensación ambiente para Chile sigue siendo dura.
R. La sensación refleja lo que el fiscal nacional decía, que es que Chile cambió, y que hoy tenemos una realidad criminal que es muy distinta a la década del 90 y el 2000. Pero la gente también observa que la institucionalidad chilena ha dado muestras, que probablemente son inéditas en Latinoamérica, de estabilidad y fortaleza institucional. El Estado de Chile tiene la robustez para enfrentar a quienes quieren disputarle aquello que no es disputable, que es el control de la violencia. Y el que lo enfrente, no tiene ninguna opción de ganar.

P. ¿Por qué señala que Chile ha tenido una respuesta inédita con respecto a Latinoamérica?
R. Si uno mira la experiencia latinoamericana, en aquellos países donde la realidad de la criminalidad organizada tuvo un cambio muy fuerte en un periodo corto, Chile es uno de los ejemplos en los cuales la institucionalidad logró reorganizarse en torno a la persecución del crimen organizado en sus distintos ámbitos. Además de las condenas altísimas a la cúpula en Chile del Tren de Aragua y de Los Gallegos, se desarticuó en Valparaíso al Tren del mar; y en Colombia se logró la detención de Larry Changa [número dos de Tren de Aragua y enviado a Chile por el Niño Guerrero]. En Santiago, el fiscal Héctor Barros, de ECOH, ha tenido importantes resultados para desbaratar bandas como La Hermandad, Los Mapaches y Los piratas de Aragua, entre otros.
También, en la región del Biobío ha habido una buena respuesta del Estado respecto de resolver los homicidios. Y en Los Lagos vale la pena destacar el trabajo de una fiscalía que no estaba acosumbrada a este tipo de fenómenos: desarticuló a Los Cartier, una célula del Tren de Aragua. Hay una serie de detenidos, y también la detención en Colombia de su líder Gabriel Acosta Escalante, el Pure Cartier, que sin pisar Chile, se le imputó la jefatura de esta organización y la dirección de estos delitos, dejando en claro que, aunque no estén en Chile, se les a va a perseguir igual, estén dónde estén.
P. ¿Cuánto ha afectado la criminalidad extranjera en las bandas chilenas? Hace unos días se desarticuló un grupo de venezolanos y chilenos vinculados a un violento secuestro.
R. Se ha visto una adaptación de las organizaciones nacionales a esta nueva fenomenología de impronta latinoamericana, y que empieza en lo que es obvio: el tráfico de drogas. Pero, lo que seguramente va a pasar, es que organizaciones chilenas van a transitar hacia estas lógicas pluri-delictuales y, al hacerlo, se van a enfrentar o a vincular con estos grupos extranjeros. Y, por tanto -ya lo hemos visto-, vamos a empezar a ver otros tipos de delitos que son propios de la criminalidad organizada, principalmente, depredatorios: la extorsión y el secuestro. No tengo ninguna duda de eso, pero nuestras instituciones están preparadas para enfrentar este fenónemo.
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