De los unicornios al letargo: ¿qué pasó con la innovación en Chile?
Problemas estructurales como un bajo crecimiento económico, inflación y un entorno político y social complejo han debilitado nuestro liderazgo en el ecosistema de startups latinoamericano

Hace 15 años, Chile se posicionó en el mapa global del emprendimiento y la innovación con la creación de Startup Chile, la primera aceleradora pública de startups del mundo. Su objetivo -atraer emprendedores extranjeros con visión global y dinamizar el ecosistema local- se cumplió plenamente y fue un catalizador para que innovadores de todas las latitudes llegaran al país para dar forma a sus ideas, surgieran negocios locales con impacto y que Chile viera nacer sus primeros unicornios.
Una década y media después el panorama ha cambiado. Problemas estructurales como un bajo crecimiento económico, una inflación que ha sido difícil de controlar y un entorno político y social complejo que se arrastran desde hace años, han debilitado nuestro liderazgo en el ecosistema de startups latinoamericano y hemos perdido terreno a manos de competidores regionales que han sabido replicar exitosamente el modelo chileno.
Todo ello se ha reflejado en los resultados del Startup Ecosystem Report 2025 de la plataforma de investigación Startup Blink, en el cual Chile quedó en el puesto 37 a nivel mundial. Aunque es cierto que subimos dos posiciones respecto al año anterior, gracias a una tasa de crecimiento del ecosistema emprendedor local del 10%, en el resultado también influyeron las disminuciones en las puntuaciones de países como Bulgaria e Indonesia, que motivaron un cambio de posiciones. Además, a nivel regional seguimos detrás de Brasil y Colombia, país que nos superó el año pasado y se ha consolidado en el segundo lugar.
El informe sostiene que pese a tener una una buena infraestructura de negocios (estamos en la posición 33 a nivel mundial en esa categoría), ello no es suficiente para que Chile genere suficientes emprendimientos de buena calidad comparados con países similares al nuestro. Y plantea un desafío claro para recuperar el terreno perdido: la necesidad de revitalizar nuestro ecosistema con un apoyo más decidido del sector público a las startups.

¿Cómo lograrlo? La primera etapa de Startup Chile sin duda fue exitosa, pero Startup Blink consigna que ha ido perdiendo su estatus como una de las iniciativas del sector público más innovadoras del mundo. Porque hoy las expectativas son mayores y, por lo tanto, se requieren resultados más contundentes.
Por ejemplo, faltan más casos de éxito que generen retornos para los inversionistas y reduzcan la aversión al riesgo. También se necesita más inversión en etapas posteriores a los fondos que entrega Corfo, así como incentivos fiscales o subsidios que promuevan la compra de productos y servicios de startups en sus primeros años, que es cuando más lo necesitan para sobrevivir.
Santiago experimentó en el último año un aumento tanto en la cantidad como calidad de sus startups. Esto es sin duda positivo, pero la otra cara de la moneda es el panorama que se vive en las regiones, donde es fundamental un apoyo más contundente a sus emprendedores para contrarrestar las dificultades que plantean una baja densidad poblacional y escasez de capital creativo que dificultan el surgimiento de ecosistemas robustos fuera de Santiago.
En el ranking 2025 de Startup Blink, solo dos ciudades chilenas figuran entre las 1.000 mejores del mundo: Santiago (75) y Valparaíso (882). Aunque esta última creció 34% en un año, gracias a un aumento de la cantidad de emprendimientos locales catastrados, la brecha con la capital casi se ha cuadruplicado desde 2020. Por otro lado, Concepción bajó un 13% este año y quedó en el puesto 1.282 como consecuencia de un tímido aumento en la cantidad de startups y -más preocupante aún- una baja en la calidad de estas.
Como se ve, el potencial existe, pero sin una mayor articulación público-privada la brecha difícilmente podrá reducirse. La innovación se desarrolla a nivel de ciudades, no solo de países, y para ello es clave jugar desde la identidad de la ciudad, que cada territorio construya su propio relato y adapte los programas nacionales a su identidad local, en lugar de simplemente replicarlos.
Startup Chile nos enseñó que es posible construir una narrativa emprendedora y crear un modelo exitoso y exportable de generación y atracción de talentos, que puso a Chile en el mapa global de la innovación. Ahora es tiempo de recuperar el impulso perdido para volver a brillar en este.
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