‘Mesures extraordinàries’: la muerte tenía un precio

Que morirse sale muy caro es una cosa bien sabida, y que las funerarias juegan con el monopolio del duelo también. ¿Cómo negarse a pagar todo lo que se nos pide cuando estamos viviendo un proceso doloroso y traumático? Hace cinco años, Carmen Marfà y Yago Alonso estrenaron Instruccions per enterrar un pare (Instrucciones para enterrar un padre) en la Sala Flyhard, montaje que se vio afectado por una pandemia que no respeta ni la muerte. Ahora han reescrito la obra y la acaban de estrenar en el Borràs, con nuevo reparto y título: Mesures extraordinàries (Medidas extraordinarias). Tres grandes actores para un texto que, ay, no acaba de alzar el vuelo.

Ovidi acaba de morir, y su hijo sufre lo indecible porque no tiene dinero para sufragar el entierro: el banco le deniega un crédito y tiene que tirar de imaginación. Mercè Aránega interpreta a la viuda, Francesc Ferrer es el hijo y Mia Sala-Patau (que debutó hace poco en Expulsió) hace de nieta. La inverosimilitud de la trama (incluso las familias más necesitadas entierran a sus seres queridos) y la delgadez de los personajes afecta a una propuesta que se queda a medias: ni hace reír ni emociona cuando se propone hacerlo. De toda la obra, me quedo con una frase: “La miseria cansa”.

Resulta bastante frustrante ver a tres buenos actores intentando defender un texto plagado de clichés y lugares comunes. Los recordatorios, las flores, los músicos… todo sale muy caro, ya lo sabemos. La idea de un entierro y un ataúd personalizado (como una escayola firmada por los amigos) resulta bonita y entrañable, pero se desaprovecha de forma clamorosa. Y es una lástima, la verdad. Quería titular esta crítica La muerte os sienta tan bien, pero el propio montaje me lo ha impedido. Descanse en paz.