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crítica teatral | Las apariciones
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Las apariciones’: un juego teatral lisérgico plagado de muertos, disfraces y neuras existenciales

La compañía Exlímite retoma la fórmula de su sensacional obra ‘Los Remedios’ en un espectáculo divertidísimo pero irregular

Pablo Chaves, en una escena de 'Las apariciones'.
Raquel Vidales
La compañía Exlímite retoma la fórmula de su sensacional obra ‘Los Remedios’ en un espectáculo divertidísimo pero irregular -

La compañía Exlímite irrumpió en 2019 con el espectáculo Los Remedios. Lo estrenaron en su pequeña sala del distrito madrileño de Usera y el boca a boca lo impulsó hasta el punto de que el Centro Dramático Nacional lo programó en 2021 en el teatro María Guerrero. Era una sensacional obra de autoficción donde los actores Pablo Chaves y Fernando Delgado-Hierro, este último también autor del texto, exploraban sus raíces en el tradicionalísimo barrio sevillano de Los Remedios, donde se conocieron y crecieron como amigos. Se representaban a sí mismos en distintas etapas de sus vidas, se encarnaban en madres, padres, familiares o amigos y revivían angustias de infancia o adolescencia. Todo ello dirigido por Juan Ceacero con humor, parodia y ritmo.

Seis años después, los amigos se ven de nuevo las caras sobre el escenario en Las apariciones, pero no para viajar al pasado sino hacia el futuro. Ahora, además, en coproducción del Centro Dramático Nacional. Les dirige otra vez Ceacero con la misma fórmula: ellos dos solos interpretan una tropa de personajes. La primera escena nos pone en situación: un tanatorio, una urna funeraria rodeada de fotos reales de ambos con sus fechas de nacimiento y muerte, discursos de despedida de la hija de uno y la sobrina de otro. Se dispara de esta forma un juego teatral lisérgico que permite a los protagonistas proyectarse hacia el futuro y observarse desde fuera sin dejar de ser ellos mismos. Son a la vez el padre y la hija, el tío y la sobrina, el joven y el anciano, los fantasmas de sus madres y el espectro de su muerte.

Apoyados sobre una audaz arquitectura dramática y grandes dosis de parodia, Chaves y Delgado-Hierro vuelan de un personaje a otro y habitan múltiples yoes del mañana. En ese viaje afloran deseos, frustraciones y terrores, pues tanto el pasado como el futuro están habitados por fantasmas que se te aparecen cuando menos te lo esperas. De ahí también el título de Las apariciones. Chaves imagina a un célebre escenógrafo (su otra faceta) en plena decadencia tras ponerse hasta arriba de drogas y fiestas. Delgado-Hierro fantasea con la paternidad y encara obsesiones artísticas.

Se trata, como Los Remedios, de una exploración de la identidad con un punto de surrealismo y mucho humor. Pero el tono paródico y hasta grotesco con el que encarnan sus diversos yoes y otros papeles, que bebe de los Monty Python (referencia explícita en la obra) y las imitaciones de Muchachada Nui, es un arma de doble filo. Por un lado, les ayuda a escarbar sin vergüenza en sus fantasmas y neuras existenciales, lo cual hace la función divertidísima. Pero a la vez les arrastra hacia la peligrosa pendiente del disfraz y el chiste, por la que se precipitan en muchos momentos, lo que deja a veces la sensación de estar ante una mera sucesión de sketches.

En Los Remedios se asomaban también a ese precipicio, pero la parodia estaba más medida y los personajes estaban habitados más allá del disfraz. Con todas sus virtudes, entre las que destaca también la interpretación de Chaves y Delgado-Hierro, que explotan su vis cómica hasta el delirio, Las apariciones no es tan redonda.

Las apariciones

Texto: Fernando Delgado-Hierro. Dirección: Juan Ceacero. Reparto: Pablo Chaves y Fernando Delgado-Hierro. Teatro María Guerrero. Hasta el 15 de junio.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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