‘Cuéntamelo todo’: la importancia de las vidas inéditas
Elizabeth Strout recupera a varios protagonistas de obras anteriores para levantar una turbia historia de amor


En Crosby, un pequeño pueblo de Maine, Nueva Inglaterra, el otoño empieza en agosto y el invierno aún no se ha agotado en abril. A lo largo de esa larga temporada los días son breves, incluso sombríos, y la naturaleza refleja sus ritmos con una crudeza climática que, de algún modo, también parece afectar los comportamientos de los moradores de la localidad.
Uno de los vecinos de Crosby es el abogado Bob Burgess, ya en la mitad de la sesentena y dispuesto a la jubilación, pero que ahora atraviesa la llegada de un amor tardío que se revelará imposible. Este personaje, en esta ocasión recuperado como uno de los protagonistas de Cuéntamelo todo, la más reciente novela de la estadounidense Elizabeth Strout, es el menor de esos hermanos ya concebidos en una pieza anterior de la multipremiada Strout: Los hermanos Burgess, de 2013 (Seix Barral, 2018). Bob es el que siempre ha pensado que fue el culpable de la muerte de su padre cuando, siendo un niño, movió la palanca de cambios del automóvil familiar que atropelló al progenitor. Bob es un buen tipo, nos dicen, y vive allí en Crosby con su esposa, Margaret, quien oficia como pastora en una de las iglesias de la localidad.
El amor imposible de Bob es la escritora de éxito Lucy Barton, sesentona como él, la misma que en su momento protagonizó la novela Me llamo Lucy Barton, de 2016, en la que se relata la difícil relación de la mujer con su hija. Por esta nueva época, tiempos de pandemia, Lucy comparte morada con su exmarido William y, al ritmo de una vez por semana, se encuentra con Bob a la orilla del río para que, mientras él fuma a escondidas uno de los dos cigarrillos que se permite en el día, se confíen cosas de sus vidas que sus respectivos compañeros no parecen muy interesados en escuchar.
En uno de esos encuentros, Lucy, que por su fortuna literaria podría pensarse que es una mujer realizada, le regala a Bob una de las mejores reflexiones sobre la manifestación de la envidia como sentimiento cotidiano con la capacidad de afectarnos a todos, en diferentes modos y medidas, con diversas consecuencias. Incluso a ella misma.
También por esos días Lucy adquiere la costumbre de acercarse al apartamento de la nonagenaria Olive para que esta le cuente historias de gente que ha conocido y, a la vez, ella narrarle peripecias de personas que ha encontrado. Esta anciana es, recordémoslo, la protagonista de Olive Kitteridge, el libro de cuentos publicado por Strout en 2008, ganador de varias distinciones, entre ellas el Premio Pulitzer de Ficción y que sirvió como argumento para una miniserie de HBO ganadora de cinco Emmy en 2015.
Cuando Bob le pregunta a Lucy de qué habla con Olive, ella le confiesa: “Nos hemos estado contando estas historias de vidas inéditas, pero ¿qué sentido tienen? (…) Últimamente he estado pensando en estas personas a las que ni siquiera conocemos, gentes de vidas inéditas. Pero ¿qué sentido tiene la vida de cualquiera?”, le dice Lucy, mientras Olive le confía a Bob de qué iban esas conversaciones: “De lo mismo que todas las historias que hemos compartido Lucy y yo. La gente. Todo el mundo. Los que creen que no han sufrido se mienten a sí mismos”, asegura la nonagenaria. Tal sería el caso, por ejemplo, de otra vecina de Crosby, la señora Hasselbeck, esa que echaba de menos a su marido (había muerto hacía 12 años) mientras que sus cinco hijos se habían marchado, porque “todos me odiaban, yo no sabía por qué. Sigo sin saberlo”.
En Cuéntamelo todo, Elizabeth Strout ha decidido recuperar a varios protagonistas de obras anteriores para levantar una turbia historia de amor, de todo tipo de amores en realidad, una trama por la cual, sin embargo, desfilan personajes enfermos de soledad y abandono, atrapados en el clima hostil de Nueva Inglaterra, muchos de ellos alcohólicos, alucinados. Seres necesitados de comunicación y una compañía que no encuentran en la familia, ni siquiera en sus cónyuges o progenitores. Personajes deprimidos, histéricos, alienados, incluso esquizofrénicos y hasta pederastas o parricidas, manipuladores, simuladores, fracasados, sórdidos muchos de ellos, con limitaciones para sentir y expresar amor carnal pues para algunos el sexo casi nunca es satisfactorio, ni siquiera normal. Gente muchas veces enferma de odio que no saben abrazar.
Uno de esos personajes tremebundos, aunque tan reales, es, por ejemplo, el otro hermano Burgess, quien al fin confiesa que fue el verdadero parricida. Otra es la abusada y violada Diana Beach, la que mata a su madre y luego se suicida cuando su marido la abandona por su mejor amiga. O la propia Lucy, con una relación difícil con su hija y sin valor para romper con todo y, en el crepúsculo de su existencia, entregarse al que tal vez, solo tal vez, habría sido el gran amor de su vida.
Con Cuéntamelo todo, Elizabeth Strout da una vuelta de tuerca al asunto en que radica su gran virtud artística: construir personajes con vidas rotas y experiencias traumáticas. Lo hace ahora en una novela que no se distingue por sus atrevimientos estructurales o descriptivos, en la que todo discurre en un aparente tono menor, sin estridencias dramáticas, como si apenas reprodujera discursos orales, aunque con la mira puesta en un objetivo mayor: encontrar, revelar, distinguir en medio de tantas adversidades y miserias humanas, en esos tiempos pandémicos en que a los ciudadanos se nos limitó incluso la posibilidad de abrazarnos, la existencia del amor, el valor del amor, incluso cuando este sentimiento no logre expresarse, pero en cambio sí consigue redimirnos. Para recordarnos que la maldad existe. Y la bondad también.
Y en estos tiempos, por fortuna ya pospandémicos pero en los que han aflorado muchas lacras sociales, cuando se han expresado y hasta empoderado tantos odios, semejante ejercicio literario resulta como un bálsamo que podemos recibir gracias a la buena literatura. Que la mala existe. Y también la buena.

Cuéntamelo todo
Traducción de Flora Casas Vaca
Alfaguara, 2025
312 páginas. 20,81 euros
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