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crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La herencia de la culpa

La narradora y protagonista de ‘Manual para la obediencia’, de Sarah Bernstein, sufre el rechazo del pueblo al que se traslada y, a la vez, hereda el castigo que históricamente ha sufrido ese colectivo

La escritora Sarah Bernstein en 2023, nominada al premio Booker su novela 'Manual para la obediencia'.

“Si algo había aprendido en la vida era que, en el mundo de la creación, nada permanece quieto, todo cambia y se disuelve”, dice la protagonista de Manual para la obediencia, de Sarah Bernstein. Ella misma, como narradora y personaje, se disuelve.

Cuando la novela comienza, nos dice que siempre ha estado educada para cuidar de las necesidades ajenas, en particular de las de sus hermanos mayores, sin cultivar jamás su propio deseo. Ya en la edad adulta, esa vida de abnegación familiar continúa: su hermano mayor (con el que tiene una relación extraña, con un toque incestuoso, “me gusta lavarlo”, dice; nunca cierran las puertas de la casa, nunca le concede intimidad) se está divorciando de su esposa y le pide que vaya a ayudarle con la gestión del hogar, ahora que ya no hay una mujer disponible para llevar la casa. Como pareciera que la vida de la protagonista (sin nombre) no es muy completa, acepta y se muda con él a un lugar (también sin nombre, aunque probablemente norteño) en el que vivieron sus ancestros. No conoce el idioma, ni a nadie. Su vida consistirá en servir a su hermano, algo a lo que está más que acostumbrada.

​Sin embargo, el hermano abandona el hogar cuando ella llega y, lejos de permanecer invisible a la mirada de los otros, algo frecuente, su presencia empieza a hacerse notar por la vía de los augurios: las vacas se vuelven locas a su llegada. Una perra del pueblo tiene un embarazo psicológico del perro de su familia, castrado. Pareciera que su misma presencia es perjudicial para el ecosistema del pueblo, e incluso para la salud de su hermano, por mucho que ella se vaya haciendo más y más traslúcida para sí misma.

​Demasiado tarde en la trama comprendemos que el tema fundamental de la novela, como reverso de la obediencia de la protagonista, es una culpa heredada no del legado familiar inmediato, sino de un pueblo expulsado y castigado históricamente. Odio internalizado y sumisión: esas son las únicas características que sabemos con certeza que la narradora tiene. Lo mejor de la novela (además del estilo) es justamente esto: hemos leído muchas ficciones de menos de 200 páginas en las que una mujer deprimida se encuentra en una situación complicada, pero la narradora de Bernstein no está en absoluto obsesionada consigo misma, sino con los fantasmas de un pasado que ni siquiera vivió. El pueblo la rechaza igual que rechazó a sus ancestros, ella no es nadie sin cumplir órdenes (a diferencia de sus hermanos; de fondo hay una leve reflexión sobre cómo el trauma se encarna de forma diferente en hombres y mujeres).

En algún sentido, el estudio de la culpa como un límite externo de la personalidad me recordó a Johanna at Daybreak, de Hutchinson. Sin embargo, a diferencia de esa en esta última novela, las revelaciones que nos hacen comprender el sentido de Manual para la obediencia llegan muy tarde y de forma muy sumaria, sin demasiadas pistas antes que nos permitan rastrearlas.

Del mismo modo, la delgadez del personaje imposibilita ya no solo cualquier tipo de empatía con ella, sino asirse a ninguna realidad: ni vemos mucho qué hace y sufre en el pueblo de su hermano (lo cual habría sido una opción: la mera descripción de los eventos y augurios negativos) ni los continuos flashbacks nos permiten entender demasiado de la idiosincrasia familiar más allá de lo que se dice al inicio (que ella es la hermana menor, y que obedece).

Manual para la obediencia

Sarah Bernstein
Traducción de Julio Trujillo
Random House, 2025
144 páginas
19,90 euros

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