Argentina vota con un Milei abrazado a la Casa Blanca: “Peor es depender de China”
El inédito rescate financiero de EE UU irrumpe, a las puertas de los comicios legislativos, en una sociedad hastiada de las crisis económicas
“Patria o Milei”, se lee en una pared de un barrio popular de Buenos Aires. A pocas calles de allí, un afiche apócrifo de La Libertad Avanza, el partido del presidente Javier Milei, lleva impresa una bandera de Estados Unidos. Debajo, en celeste y blanco, se lee Fuerza Patria, la alianza peronista que este domingo se enfrentará al Gobierno en las elecciones legislativas de medio término.
Milei llega a las urnas entregado al estadounidense Donald Trump como ningún otro presidente argentino en el pasado. La suerte de su política económica de ajuste depende ahora del humor del republicano y de su brazo ejecutor, Scott Bessent, el secretario del Tesoro de EE UU. Las pintadas callejeras y los afiches hacen suponer que semejante entrega es una loza electoral difícil de remover. Pero buena parte de los argentinos están hartos de crisis y fracasos y la bandera del nacionalismo ya no flamea tan alta como en el pasado. Milei espera salir airoso de estas elecciones, incluso abrazado a Trump.
“En sus más de 200 años de historia, Argentina nunca estuvo tan subordinada y tan alineada política y económicamente con EE UU como hoy”, dice el historiador Leandro Morgenfeld, profesor e investigador de la UBA y el Conicet. Para Milei, el apoyo de Trump es la última apuesta por intentar estabilizar la economía, después de que no alcanzara con el blanqueo de capitales instrumentado el año pasado —logró ingresos por más de 20.000 millones de dólares (unos 17.000 millones de euros)—, ni con el préstamo otorgado en abril por el Fondo Monetario Internacional (FMI) por una cifra similar. Cuando el peso amenazaba con desbarrancarse y la falta de dólares en el Banco Central presagiaba una nueva cesación de pagos, la mano generosa de Trump ofreció a Argentina un swap (intercambio de monedas) y un crédito financiado por fondos privados por un total de 40.000 millones. Como eso no fue suficiente para aplacar el temor de los mercados, el Tesoro de EE UU compró pesos para sostener la moneda, una estrategia con pocos precedentes históricos.
¿Cómo afecta al electorado semejante intervención? El director de la consultora Isonomía, Juan Germano, detalla que para “la mitad a la que le habla Milei el costo a pagar es menor” que para el conjunto de la sociedad argentina. Según un sondeo propio, el 60% de quienes votaron al ultraderechista en 2023 ven el rescate de Estados Unidos como algo positivo. Cuando se consulta a los votantes del candidato peronista Sergio Massa en aquella elección, la opinión negativa alcanza al 75%.
Entre el público del cierre de campaña del peronismo en la capital, celebrado el jueves, no había dudas. “Ya vimos otros momentos de acercamiento con Estados Unidos, pero este me impresiona más porque nunca antes habíamos visto a un presidente lamer así las botas de otro. Que nos presten dinero no es bueno porque significa que vamos a entregar nuestros recursos naturales o que nos están endeudando”, dice Virginia Gómez, jubilada de 61 años. “Milei es un payaso”, opina Marcela, trabajadora de un hospital público de Buenos Aires. Cree que Trump pretende avasallar no solo a Argentina, sino al resto del continente. “Va por toda Latinoamérica. Esperemos que en estas elecciones le pongamos un freno”, agrega minutos antes de sumarse al cántico “Patria sí, colonia no” de la multitud.
Del otro lado del espectro político prima más el miedo a una nueva crisis. “Si Estados Unidos nos ayuda, bienvenido sea”, dice Ana María, una jubilada de 73 años, votante de Milei en un barrio de clase media. “Peor es depender de China. A Trump lo veo bien, es un hombre que trabaja por la paz en el mundo”, opina. Marcela Quiroga, una comerciante de 32 años, coincide. “Si sirve para arreglar la economía, que la ayuda venga de donde sea. Ya hemos probado solos, con China, con Estados Unidos y siempre estamos igual”, dice. Sebastián Recalde, directivo de 60 años en una empresa de telecomunicaciones, también considera que “es mejor la ayuda de Estados Unidos a la de China o Venezuela”, como sucedió en el pasado durante el Gobierno de Cristina Kirchner. Los tres se consideran apolíticos, pero votaron a Milei en la segunda vuelta de 2023 luego de que su candidata, Patricia Bullrich, quedase fuera de la carrera en el primer turno.
“Braden o Perón”
En 1946, Juan Domingo Perón ganó su primera presidencia con el eslogan “Braden o Perón”. Definió así la elección como una puja entre su proyecto nacionalista y el de la oposición apoyada por Spruille Braden, el embajador de Estados Unidos. La dicotomía fue clave para la victoria. Casi 80 años después, el peronismo acuñó la frase “Cristina o Kristalina”, por Kirchner, expresidenta, y Georgieva, la directora gerente del FMI. La ocurrencia, sin embargo, no pasó de ser un debate de bajo vuelo en redes sociales.
Es por ello que el politólogo Andrés Malamud considera que el respaldo de Trump no tendrá mayor incidencia en el resultado de las elecciones. “Los seres humanos tenemos un mecanismo que se llama sesgo de confirmación: cuando vamos a buscar evidencia, seleccionamos la que ratifica nuestras creencias”, explica. “La intervención de Estados Unidos en Argentina es vista por los opositores como colonialismo y por los que apoyan al Gobierno, como occidentalismo. Unos la repudian y otros la celebran en función de lo que pensaban antes. Hasta ahora, no detectamos cambios en el voto por la intervención de Trump”, dice, en línea con las conclusiones de la encuesta de Isonomía.
El Gobierno pasó semanas con una campaña a la defensiva que le obligó a hacer malabares con dos grandes temas, la corrupción y la economía. En el primer caso, perdió a su primer candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires por sus vínculos con un empresario preso por narcotráfico. En el segundo, dependió de Estados Unidos para equilibrar las variables como el tipo de cambio. “Está en nuestro ADN inquietarnos cada vez que el dólar se mueve, porque automáticamente, en la piel, por los poros, te sale crisis. Si para lograr controlarlo traes a Estados Unidos a la mesa es un costo razonable a pagar”, dice Germano. Las necesidades de Trump son, sin embargo, más amplias y menos urgentes.
El avance sobre Argentina, dice Morgenfeld, es clave en el contexto de su disputa geopolítica con China. “La idea de Estados Unidos es que todo el continente americano quede bajo su control absoluto, sin ninguna potencia que lo desafíe”. En Milei, Trump encuentra un aliado para “el movimiento reaccionario internacional” que lidera. “Le sirve de ariete contra la integración sudamericana” y, a la vez, “permite a las empresas estadounidenses avanzar en inversiones y el control de áreas estratégicas”, así como habilitar grandes negocios para el sector financiero, dice el historiador.
Al menos para las elecciones de este domingo, muchos argentinos pasarán por alto estas lecturas geopolíticas y se darán por satisfechos si el lunes el dólar no se dispara y la inflación se mantiene bajo control. La gobernabilidad futura de Milei dependerá de cuántos son.
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