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Elecciones en Argentina
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Candidatos testimoniales, la estafa de la política argentina

Las listas legislativas de todos los partidos están plagadas de políticos que se postulan sabiendo que no asumirán sus cargos en el Congreso

Sesión en la Cámara de Diputados, en Buenos Aires, el 20 de agosto 2025.
Hugo Alconada Mon

“Nos los representantes del pueblo argentino”. Así comienza el potentísimo preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina. El problema es, claro, quiénes son esos representantes, a quiénes elegimos —o simulamos elegir— para que tomen decisiones que afectarán nuestras vidas. Y las respuestas dicen mucho sobre nosotros y sobre el pantano en que yacemos desde hace mucho tiempo los argentinos. Porque votamos a figuras que sabemos que nos mienten porque no asumirán o cuyo único mérito es que son conocidos, sin importar cómo: quizá posaron desnudas para una revista, fueron buenos en algún deporte o son pareja o hijo de un rico o famoso. Así estamos.

La enumeración resulta elocuente. Solo en la provincia de Buenos Aires, 23 son los intendentes (jefes de gobierno de distrito] “testimoniales”. El peronismo ungió como candidatos a legisladores a 14 que sabemos que renunciarán a sus bancas en caso de ganar y continuarán al frente de sus distritos. ¿La Libertad Avanza? Otros dos, que acaso asuman, aunque ya suenan como ministros en la próxima renovación del Gabinete nacional. ¿Y el espacio Somos Buenos, que pretende encaramarse como una tercera vía con Juan Schiaretti, Florencio Randazzo y Facundo Manes? Lleva cuatro candidatos que no renunciarán a sus cargos actuales para asumir las bancas a las que se postulan.

El recuento sigue. Tenemos a la vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario —y como tal, titular del Senado bonaerense— que debería renunciar a su cargo mayor para asumir otro menor como diputada provincial. Y en Chaco, el otrora gobernador Jorge Capitanich ganó hace dos meses una banca como legislador provincial, pero anunció que ahora va por una senaduría nacional. ¿A qué votantes engañará? ¿A aquellos que lo votaron para la provincia o a aquellos que lo votarán para la banca nacional?

La provincia de Tucumán, en el norte, resulta un festival. Hasta el gobernador Osvaldo Jaldo, su vice Miguel Acevedo y el actual senador Juan Manzur se postulan para bancas al Congreso nacional. ¿Asumirán? Y en Misiones, el libertario Diego Hartfield avanzará también por la misma senda. El electorado misionero lo votó el 8 de junio como legislador provincial, pero ahora va por una diputación nacional.

¿Y la Justicia, a todo esto? La Junta Electoral bonaerense reprochó las candidaturas “testimoniales”, pero nada hace o puede hacer. “Es disvalioso para el sistema institucional y éticamente reprochable que una persona se postule para un cargo a sabiendas de que no asumirá”, planteó, pero a continuación aclaró que “no es ilegal”.

Algo similar planteó la Cámara Nacional Electoral. Resolvió en fallo dividido que no se puede penalizar las candidaturas testimoniales si los postulantes juran en sede judicial que asumirán, aun cuando todos sabemos que no será así. ¿Y entonces? Si resulta que “los candidatos no fueron honestos”, eso conllevaría “una inaceptable manipulación de las instituciones de la República”, lamentó. Pero de sanciones, nada.

Si en eso estamos con los candidatos “testimoniales”, tenemos también las de figurones, famosos, celebrities o como queramos llamarlos. Y allá vamos con La Libertad Avanza, que postula a Virginia Gallardo, Karen Reichardt y Laura Soldano, mientras otros postulan al ex jugador de fútbol Claudio el Turco Garcia o a Jorge Porcel (hijo del famoso humorista), entre otros.

¿Virginia Gallardo? Ex vedette y panelista televisiva cuyo mérito es que acudió a cursillos de economía de Milei y trabó una relación personal. ¿Reichardt? Beldad del programa Brigada Cola en los noventa y portada de Playboy, hoy en la televisión estatal. ¿Soldano? Otrora campeona del Bikini Fitness, autora del libro Sé tu mejor versión y esposa de un empresario, que sostiene que ingresó a la política tras una “revelación espiritual”.

El repaso suma más nombres, pero ni siquiera resulta novedoso. En 2009 vivimos algo similar, cuando los primeros cuatro candidatos kirchneristas en territorio bonaerense fueron Néstor Kirchner, el entonces gobernador Daniel Scioli —hoy funcionario libertario—, la actriz Nacha Guevara y el entonces intendente de Tigre, Sergio Massa. Pero solo Kirchner fue diputado; Scioli y Massa siguieron en lo suyo y Guevara asumió y renunció al poco tiempo.

Así, este combo de testimoniales y celebrities expone por qué el Congreso registra sesiones escandalosas y dicta leyes inconstitucionales o contraproducentes: porque son fruto de demagogos e ignorantes, como fue la ley de alquileres durante el kirchnerismo.

Y no, esta no es una prédica a favor de iluminados o aristócratas, ni contra aquellos que no tienen, por ejemplo, estudios formales. Porque hay quienes tienen mucha calle y vuelcan sus experiencias en propuestas que mejoran la vida de sus conciudadanos. El problema es otro: aquellos que mienten a sus votantes o ni siquiera comprenden que los están usando para captar votos porque son populares —más ahora, con las crisis de los partidos políticos y las boletas únicas—, sin comprender que los arrumbarán al asumir o los manipularán como rebaño.

La ficción suele ayudarnos a entender la realidad. Y la novela más reciente de Claudia Piñeiro, La muerte ajena, alude a ciertas mujeres que aparecen como candidatas para, por ejemplo, conformar el cupo de género que impone la ley, “mujeres que en su mayoría no tienen los conocimientos necesarios para ocupar los cargos que ostentan —ni por estudios, ni por experiencia en el campo social o en el territorio, ni por trayectoria política o de gestión, por lo que están condenadas a ser manipuladas por los hombres que allí las ponen”, remarca la gran escritora. Y remata: “Para eso las ponen”.

La manipulación, sobra aclarar, no es una cuestión de género, y Piñeiro también lo dice: “El gobierno en sus distintos estamentos está lleno de hombres sin condiciones para ejercer los cargos públicos que ocupan, aunque eso no lo cuestione nadie”.

Y así estamos, entre candidatos testimoniales, figurones, vedettes y celebrities, forzados a presenciar una función de circo político que no nos atrae, que no nos dice nada, pero donde sabemos que equilibristas, domadores y payasos tomarán decisiones que afectarán nuestras vidas, nuestra libertad y nuestro patrimonio. Eso explica, también, por qué el ausentismo en las urnas argentinas supera todos los récords, con 40% por o más de los ciudadanos que no votan. No quieren ser cómplices de este circo.

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