Mediación del Vaticano y liberación de presos políticos: así vive Venezuela la canonización de sus primeros santos
La ceremonia de santificación del médico José Gregorio Hernández y de la monja Carmen Rendiles se celebra este domingo en Roma en medio de la escalada bélica de Estados Unidos


Los venezolanos católicos pondrán este domingo sus dos primeros santos en el altar en medio de las mayores tensiones geopolíticas que ha vivido el país en años. El preámbulo de la canonización del médico José Gregorio Hernández y de la monja Carmen Rendiles, los primeros beatos del país sudamericano que reciben el visto bueno del Vaticano para entrar en las ligas de la santidad, ha estado marcado por las hostilidades y mucha incertidumbre. En el ambiente se respira la amenaza de un ataque de gran calado de Estados Unidos en medio de un despliegue naval en el Caribe que está a punto de cumplir dos meses. Desde finales de agosto, la Administración de Donald Trump ha informado de seis operaciones militares contra embarcaciones supuestamente tripuladas por narcotraficantes. Se cuentan al menos 27 muertos cuya identidad no ha sido revelada.
Washington ha justificado esta ofensiva con el argumento de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el magnate republicano. El Gobierno de Nicolás Maduro ha respondido con un llamamiento a alistarse de forma voluntaria en la Milicia y ejercicios militares continuos. También ha endurecido la represión contra los opositores y continúa encarcelando a dirigentes y activistas. Vente, el partido de María Corina Machado, ha denunciado la menos 30 detenciones arbitrarias en los últimos días. Al mismo tiempo, muchos recurren a la canonización para reclamar algo.
Hay sectores de la sociedad que han hecho del evento religioso, que se celebrará este domingo en Roma, una ventana para la distensión, como si después de tantos vaivenes los nuevos santos fueran el último recurso para el país sudamericano. La Conferencia Episcopal Venezuela difundió una carta pastoral en ocasión de la canonización de los dos santos en la que insta a la liberación de todos los detenidos por motivaciones políticas. “Consideramos también que es una ocasión propicia para que las autoridades del Estado dicten medidas de gracia que permitan recobrar la libertad a los encarcelados por razones políticas”, expusieron al final de un largo comunicado.
Esta petición se hace eco de la campaña que desde hace meses mantienen los familiares de los detenidos que exigen “una canonización sin presos políticos”. Durante años, el chavismo ha hecho de los centenares de detenidos por persecución política una válvula para aliviar tensiones internas, pero hasta el momento no se ha desmantelado de forma definitiva el aparato represivo.

En los últimos días algunos prisioneros de nacionalidad extranjera —89 según el Foro Penal, de los cuales 16 son españoles— han tenido acceso a visitas consulares. Hace unos días el abogado Perkins Rocha, defensor de María Corina Machado, finalmente pudo ser abrazado por su esposa después de un año de estar incomunicado. También recibió visitas el ex candidato presidencial Enrique Márquez, detenido a principios de este año. La expectativa es que lo que parecen ser gestos pasen a ser medidas de gracia concretas para los más de 830 presos políticos que los defensores de derechos humanos cuentan en Venezuela, un número que supera a los de Cuba y Nicaragua.
En la narrativa sobre la canonización forcejean el chavismo y la oposición. Las figuras elegidas convocan a gran parte de los venezolanos, que en su mayoría son católicos. En las obras milagrosas adjudicadas al médico José Gregorio Hernández cree el 70% de la población en Venezuela, según un estudio de 2021 del Laboratorio de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Su santidad es una causa impulsada por la iglesia venezolana desde hace 76 años. La madre Carmen Rendiles, fundadora de la Congregación de Siervas de Jesús de Venezuela, también despierta gran devoción entre los católicos y, sobre todo, entre quienes están a la espera de milagros.
Machado, que lleva más de un año en la clandestinidad, ha hecho de la canonización un hito político. El mes pasado, cuando escaló la presión de Estados Unidos con la destrucción en el Caribe de lanchas que presuntamente salieron de Venezuela cargadas de droga, la líder de la oposición señaló la fecha del 19 de octubre como una nueva meta en la lucha por la democracia. Hace unas semanas pidió a los venezolanos “estar listos” para ese día y comparó el momento con la preparación de la sociedad civil que logró articular para el día de las elecciones presidenciales del 28 de julio, cuando miles de testigos recolectaron las actas de votación que luego usaron para denunciar el fraude.
Los actos de la canonización ocurrirán la mañana de este domingo en Roma, donde ya se han desplegado los retratos de los nuevos santos venezolanos en la fachada de la Basílica de San Pedro, junto a los de otros beatos que serán canonizados. En las iglesias de toda Venezuela se están organizando vigilias comunitarias para ver la transmisión desde la madrugada, por la diferencia horaria. Los llamados de Machado han tenido interpretaciones dentro de los cuadros más duros del chavismo. El ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, denunció hace días en su programa Con el mazo dando supuestos planes de Machado de “infiltrar a sus comanditos terroristas” entre los devotos de los santos venezolanos, durante esas concentraciones. Cabello agregó que según los datos de sus informantes, que cada semana lee en televisión, el plan es llevar pancartas y megáfonos para protestar y así “forzar” la actuación de los cuerpos de seguridad. Las últimas manifestaciones masivas en el país, ocurrieron hace un año en rechazo a los resultados electorales que fueron anunciados por las autoridades sin presentar pruebas y datos desagregados. Estas fueron fuertemente reprimidas y dejaron cientos de detenidos. El evento religioso se vivirá en medio de un fuerte despliegue militar y policial.
Maduro, por su lado, envió hace unos días una carta al papa León XIV en la que pidió que “ayude a Venezuela a preservar la paz, la estabilidad” y que “abrace” al país suramericano “con la diplomacia del Vaticano”. El líder chavista elogió al Pontífice asegurando que era un continuador del legado de Francisco, quien fue el que firmó el decreto de canonización de José Gregorio Hernández desde el hospital donde pasó sus últimos días. Maduro ha dicho que la canonización “tiene una gran significación” en este momento en que Venezuela está “acechada, amenazada por la mayor potencia militar de la historia”, en referencia a Estados Unidos. En la propaganda oficial se ha destacado el impulso que ha dado el Gobierno a este proceso en la última década. Maduro también se ha dedicado a recordar un episodio de 1902 de la biografía de este personaje. A finales de ese año el llamado “médico de los pobres” se alistó de inmediato en el servicio militar cuando las potencias europeas impusieron un bloqueo naval a los puertos venezolanos de La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo para exigir pagos de deudas reclamadas por compañías extranjeras, en medio de la llamada Revolución Libertadora del general Cipriano Castro. Por eso, para el chavismo, Hernández es santo y también patriota.
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