Qué son los BRICS, cuál es su relevancia y qué debaten en la cumbre de Río
Brasil reúne este domingo y lunes a los países del Sur Global en un encuentro marcado por la ausencia de Xi Jinping y el ataque a Irán


Río de Janeiro acoge este domingo y el lunes la cumbre de los BRICS, que nació en 2009 como un club de economías emergentes y, tras una reciente ampliación, se ha convertido en el principal instrumento con el que cuentan los grandes países del Sur Global para ejercer de contrapeso a Occidente, expresar sus demandas en foros e instituciones internacionales y colaborar entre sí. Su nombre, acuñado por un economista de Goldman Sachs que los agrupó como destino prometedor de inversiones, es un acrónimo de los fundadores: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Qué países forman los BRICS
A los cinco países fundadores se sumaron, en 2023, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes, Indonesia e Irán, como miembros plenos y Arabia Saudí, que no termina de implicarse plenamente. Una ampliación impulsada por China, que así gana influencia. Los BRICS tienen relevancia por volumen: suman casi la mitad de la población mundial y el 40% del PIB mundial en paridad de poder de compra. Son un bloque extremadamente heterogéneo en tamaño, sistema político, cultura y carecen de una carta fundacional que guíe su desempeño, lo que complica alcanzar objetivos comunes.
La principal reivindicación que les une es la reforma de las instituciones internacionales para que el Sur Global tenga una presencia acorde con su peso geopolítico actual, no con el de 1945. Exigen la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para dar entrada a Brasil, India y a África, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la Organización de Mundial del Comercio, además de defender el multilateralismo en un momento en que EE UU ha apostado por el unilateralismo.
En 2023, el bloque incorporó además a una decena de países como asociados: Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán.
¿Quién se ausenta de Río?
La cumbre carioca quedó deslucida antes de comenzar por la ausencia del presidente chino, Xi Jinping. Nunca antes se había perdido una reunión del bloque. En su lugar, envía a su primer ministro, Li Quiang. De todos modos, Brasil insiste en que los presidetes Lula y Xi se han visto dos veces en un año.
Vladímir Putin participará, pero por videoconferencia desde Moscú. Su presencia estuvo prácticamente descartada siempre porque la orden de detención de la Corte Penal Internacional, por crímenes de guerra en Ucrania, obligaría a Brasil a detenerlo. La enorme tensión en Orienta Próximo se ha traducido en la ausencia del presidente iraní, Masoud Pezeshkian, y del general Abdelfatah Al Sisi, de Egipto. Sí estarán los presidentes de India, Narendra Modi.
La directora ejecutiva del BRICS Policy Center, Marta Fernández, apunta a un conjunto de factores que han propiciado la ausencia de Xi: la resistencia a la contaminación geopolítica de las cumbres porque, ante los conflictos, China evita posicionarse claramente, la decisión de Brasil de no sumarse a la Ruta de la Seda, la preocupación por su propia seguridad y la incomodidad china con el trato dispensado por Brasil a Modi, de India, que hará una visita de Estado, como hizo Xi tras el G20.
Ataque a Irán y guerra de Gaza
La actualidad, como suele ocurrir, se ha impuesto a los deseos de los anfitriones de proyectar una agenda positiva. El reciente ataque de Israel y Estados Unidos a Irán supone la primera vez que uno de los socios sufre un ataque militar. Queda por ver si el bloque reacciona y en qué términos.
Hasta ahora los BRICS contaba en sus filas con un país agresor, Rusia, que invadió Ucrania, no un agredido. Reflejo de eso, las declaraciones del bloque pasan de puntillas por Ucrania. En Gaza, con más de 55.000 palestinos contabilizados muertos, se detienen más. Las referencias a Irán y a Gaza en el comunicado final han dado trabajo a los diplomáticos que este sábado han logrado cerrar el texto final, según la prensa brasileña. Otro tema candente es la guerra tarifaria de Trump —el día 9 vence el plazo que él mismo se ha dado—
Las prioridades de Lula
El país anfitrión “ha insistido en que quiere construir una agenda positiva, que afronte problemas concretos, nada que pueda sonar antioccidental”, explica Fernández.
Los asuntos prioritarios en las reuniones preparatorias con los socios han sido tres: cooperación para erradicar las enfermedades relacionadas con la pobreza y la desigualdad, construcción de consensos en la búsqueda de mecanismos para financiar el combate al cambio climático —con la vista puesta en la COP de Belém, en la Amazonia— y la defensa de que los datos utilizados para entrenar la inteligencia artificial tienen un valor económico.
¿Por qué la cumbre es en Brasil?
Desde que regresó al poder, el presidente Lula intenta que Brasil brille en el escenario internacional como en sus primeros mandatos (2003-2010). Hace meses acogió la cumbre del G20 (que alumbró un pacto global contra el hambre), ahora la de los BRICS y en noviembre próximo recibirá la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, que se celebrará por primera vez en la Amazonia, en Belém.
El difícil consenso…
La ampliación a 11 miembros y la posterior adhesión de países asociados ha complicado los acuerdos en el bloque. Fernández, del BRICS Policy Center, apunta: “Con la ampliación, vemos más dificultad para alcanzar el consenso. Una parte de la diplomacia brasileña no veía como los ojos esa ampliación, que se centró en la espera de influencia China”. Destaca la especialista la soledad de Brasil. “Ninguno otro país de América Latina es miembro pleno de los BRICS”. Cuba y Bolivia entraron como asociados en la cumbre de 2024, donde Lula vetó la incorporación de Venezuela por el fraude electoral.
Contradicciones
En un mundo tan convulso, con un EE UU absolutamente impredecible a causa de Trump, y un grupo tan variado como los BRICS, las limitaciones del bloque y sus contradicciones se multiplican. Explica la directora ejecutiva del BRICS Policy Center que el caso del ataque a Irán es un buen ejemplo: “Por una parte, fue un ataque contra la soberanía y un ataque preventivo [ilegal según la legislación internacional], pero, por otro lado, mientras los socios defienden el multilateralismo, Irán se va retirando del OIEA, como si dijera que las agencias de la ONU, son instrumentalizadas por Estados Unidos”.
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