Ir al contenido
_
_
_
_

Álvaro Leyva Durán, el eterno conspirador

El excanciller de Gustavo Petro, convertido en su crítico más venenoso, intentó recabar apoyos en Estados Unidos para hacer caer al presidente de Colombia

Álvaro Leyva en una conferencia en Bogotá, Colombia, en 2023.
Santiago Torrado

Incombustible, Álvaro Leyva Durán (Bogotá, 82 años) siempre está tramando algo. Nunca se queda quieto. El veterano político de origen conservador se ufana de haber estado involucrado en prácticamente todos los esfuerzos por alcanzar la paz con los grupos armados en Colombia desde los años ochenta. Cuando la delegación del Gobierno lo tenía al margen de las negociaciones que desembocaron en el acuerdo de 2016 con la guerrilla de las FARC, maniobró para aterrizar en los diálogos que se desarrollaban en La Habana. Su más reciente plan tenía otro carácter: consistía en recabar apoyos en Estados Unidos para hacer caer al Gobierno de Gustavo Petro, el presidente de Colombia al que antes había servido como canciller, de acuerdo con audios y testimonios a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

Camaleónico, Leyva lo ha sido casi todo en la política colombiana. Se ha ganado fama de conspirador a lo largo de su dilatada vida pública, que comenzó como secretario privado del presidente conservador Misael Pastrana en 1970. Desde entonces ha sido concejal de Bogotá, representante a la Cámara, senador, ministro de Minas de Belisario Betancur (1982-1986) y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la carta política de 1991. En ese entonces fue parte de las listas de la Alianza Democrática M-19, el partido surgido de la guerrilla a la que perteneció Petro en su juventud, que para entonces acababa de firmar un histórico acuerdo de paz y convocó a figuras de distintas orillas.

También se ha retratado como un mediador en múltiples intentos de paz, bien fuera con guerrillas o grupos paramilitares. La mayoría de las veces, lo ha hecho como una suerte de agente libre que crea canales de comunicación alternativos, paralelos a los oficiales. En los diálogos de La Habana, acabó con un papel en los temas de justicia transicional. Cuando las discusiones llegaron a un punto muerto, las partes decidieron crear un grupo de juristas para superar el atolladero, tres escogidos por el Gobierno y otros tres por las FARC; entre ellos, el propio Leyva. Fuentes de la delegación del Gobierno de entonces lo recuerdan como un asesor de la guerrilla con teorías que dificultaron los acuerdos, muy cercano a Iván Márquez, el jefe negociador fariano que acabó por incumplir lo firmado y retomar las armas.

Con esa historia a cuestas, Leyva inició el periodo de Petro como canciller. Fue el primer designado de todo el Gabinete. Desde esa posición restableció las difíciles relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro y volcó la diplomacia colombiana al servicio de la política de paz total, que buscaba dialogar en simultáneo con todos grupos armados. Entonces solía presentarse como ministro de Relaciones Exteriores y Paz, un título que no era oficial. Su gestión fue criticada, entre otras, por privilegiar esa agenda de negociaciones por encima de los demás intereses diplomáticos de Colombia. Se exhibió como uno de los más fieles escuderos del presidente de izquierdas, al que bañó de halagos, pero cayó en desgracia por cuenta de un enrevesado proceso para elaborar pasaportes que le valió una suspensión de la Procuraduría, a principios de 2024, y eventualmente su destitución, por haber anulado la licitación de forma ilegal.

Nicolás Maduro presidente de Venezuela se reunió con el ex canciller de Colombia, Álvaro Leyva, en el Palacio de Miraflores.

Ya sin cargo oficial, mantuvo influencia. El presidente se hacía eco de sus planteamientos. Hace un año estaba dedicado a promover su rebatida tesis de que un párrafo del acuerdo de paz que habla de un “acuerdo político nacional” facultaba a Petro para convocar una Asamblea Constituyente por decreto. Esa idea fue ampliamente considerada un disparate, y desmentida por todos los demás negociadores que participaron en los diálogos de La Habana. Incluso por Juan Manuel Santos (2010-2018), el presidente que selló ese pacto. Los juristas recordaron en coro que una Asamblea Constituyente solo se puede convocar usando los procedimientos que establece la propia carta política de 1991. Con una llamativa excepción: el exfiscal Eduardo Montealegre, que se acaba de posesionar como ministro de Justicia de Petro y ahora agita sus propias teorías para poner en marcha un proceso constituyente.

En el camino, Leyva también apareció por sorpresa junto a Maduro en el palacio de Miraflores, en Caracas, cuando Colombia aún intentaba infructuosamente mediar en la crisis poselectoral de Venezuela. La visita de agosto de 2024 fue “a título personal”, aclaró el entonces canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, aunque matizó que Bogotá veía con “buenos ojos” ese encuentro. No hubo resultados palpables, pero Leyva parecía contar con el favor de Petro. Sin embargo, ya se sentía lejos del presidente.

La ruptura llegó con el nuevo año, cuando Leyva comenzó a lanzar mensajes en las redes sociales que parecían acertijos. En uno de ellos criticó la forma en la que Petro asumió la crisis diplomática con los Estados Unidos. El otrora canciller acabó convertido en uno de los críticos más ácidos del Gobierno al que perteneció y en especial del presidente, al que atribuyó un problema de adicción que, asegura, afecta su capacidad para gobernar. “Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción”, escribe en el párrafo más explosivo de las dos cartas públicas en las que arremete contra Petro, en referencia a la ocasión en que “desapareció dos días” durante una visita oficial, en junio de 2023. El mandatario negó los señalamientos, tildó de “víbora” a su exministro y aseguró que, cuando era canciller, le aconsejaba hacerse reelegir a pesar de que la Constitución lo prohíbe. Poco después lo acusó de participar en un complot para derrocarlo, del que apenas comienzan a conocerse detalles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_