Se estanca la reforma laboral en el Senado por el deterioro de la salud de Miguel Uribe y a la espera del guiño de Petro
Faltan acuerdos entre el Gobierno y las bancadas independientes y de oposición sobre los recargos nocturnos para todas las empresas, la condición de los aprendices del SENA y la contratación parcial por horas


Un mensaje del presidente Gustavo Petro en su cuenta de X acabó con la expectativa que había en el Senado de la República de aprobar la reforma laboral en último debate durante la noche de este lunes. “Al Senado le solicitamos avanzar más progresistamente de lo aprobado en Cámara. No retroceder. Nosotros no estamos aquí para perjudicar gente humilde y trabajadora, solo por fortalecer unos privilegios”. Esas palabras dan a entender que el mandatario no está dispuesto a ceder en los asuntos que exigen las bancadas independientes y de oposición para aprobar la reforma. El presidente del Senado, el conservador y opositor Efraín Cepeda, lamentó la decisión. “Esperemos que la reunión de esta noche sirva para recomponer los acuerdos que se rompieron por un trino del presidente Petro”, dijo al terminar el debate, cuando caía la noche. “Se había acordado que las microempresas tendrían una excepción mientras se legisla sobre ellas y el trino del presidente es contrario a ello, el presidente va en contravía de la economía popular”.
La senadora Angélica Lozano, quien ha liderado el trámite de la reforma en su recta final, también cuestionó el mensaje de Petro: “El presidente no quiere acuerdo sobre reforma laboral. Quiere que el Senado acoja el texto de la Cámara, por eso lleva al límite el tiempo. Quiere consulta popular. No le sirve que salga la ley el viernes”, escribió en su cuenta de X. El disgusto de la congresista del Partido Verde se debe a que pocas horas antes había logrado un preacuerdo con los ministros del Interior, Armando Benedetti, y de Trabajo, Antonio Sanguino, y los senadores ponentes de la reforma, el liberal John Jairo Roldán y Juan Felipe Lemus, del partido de La U. Solo hacía falta el visto bueno de Petro, que nunca llegó.
Ese pacto, que los ministros presentaron a su jefe, incluía que los aprendices del SENA tuvieran una bonificación anual de medio salario mínimo, pero que su contrato siguiera siendo de aprendizaje y no laboral; eliminar los artículos que hablan de la contratación por horas; y, lo más importante, eximir a las microempresas, entre 0 y 10 empleados, del pago de los recargos nocturnos adicionales hasta que se tramite una ley con ayudas y alivios tributarios específicos para ellas.
Benedetti y Sanguino parecían satisfechos con la negociación que les permitiría obtener una victoria legislativa en pocos meses en su cargo y en un asunto que el propio presidente ha convertido en el centro del debate político. De hecho, pese al mensaje de Petro, el ministro del Interior insistió en que aún hay tiempo para llegar a consensos: “Estamos en la concertación de un acuerdo, en el que faltan unos puntos, y el presidente tiene la última palabra. No se ha cerrado para absolutamente nada un acuerdo con los diferentes partidos, como se venía desarrollando en la mañana y en el mediodía de hoy (...) hay unos temas en los cuales hay que apuntalar lo que tiene que ver con redacción, que no se preste a interpretaciones”, explicó en diálogo con periodistas al terminar el debate.
En paralelo, la salud del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay se deterioró gravemente. La Fundación Santa Fe de Bogotá, donde permanece el político opositor, informó en un comunicado que presenta un “edema cerebral persistente”, “un sangrado intracerebral de difícil control” y que su estado es “extremadamente crítico”. El desalentador parte médico generó conmoción en el Senado, en especial en sus copartidarios del Centro Democrático, que se oponen a la reforma y decidieron retirarse de la plenaria para ir a la clínica. “No hay corazón, ni mente, ni alma para debatir una reforma que poco le aporta a la generación de empleo y por el contrario afecta a la micro y pequeña empresa”, escribió la colectividad en un comunicado.
A la falta de consensos en puntos claves, y a la delicada salud del senador, que fue víctima de un atentado sicarial el pasado 7 de junio, se suma el poco tiempo que tiene la reforma para no hundirse. El proyecto de ley que busca beneficiar al menos a 10 millones de trabajadores formales debe ser aprobado en la plenaria del Senado a más tardar el 19 de junio, para que su texto se concilie con el de la Cámara de Representantes máximo este viernes 20 de junio, fecha en la que culminan las sesiones del Congreso.
Ante esa urgencia, Efraín Cepeda anunció que este martes a las nueve de la mañana se retoma la discusión para votar todos los artículos, así no se logre un acuerdo. En ese caso, el futuro de cada punto de discordia se definirá a voto limpio, sin mayorías predeterminadas, en un Senado profundamente dividido, con más de una decena de partidos. “Le vamos a entregar al país una reforma laboral y lo vamos a hacer a partir de las nueve de la mañana. Hoy votamos 7 artículos y nos quedan 12. Habrá sesión y haya o no haya acuerdos, los vamos a someter en votación”, añadió el presidente del Senado. La senadora Lozano respaldó esa posición: “Hace un mes sabemos que algunos son a voto limpio. Algunas veces alargar, buscar consenso o negociación es excusa para dilatar, paralizar y que se agote el tiempo en contrarreloj, como este caso”.
Los senadores independientes y de oposición saben que si el Congreso no aprueba la reforma, el presidente sumará más argumentos para insistir en la consulta popular que ya convocó en un criticado y demandado decreto, o incluso en una eventual asamblea constituyente. Al contrario, si se aprueba, esas propuestas pueden perder gasolina y apoyo popular. La jornada de este martes definirá el rumbo político de los próximos meses en Colombia.
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