Entregar la antigua hacienda de Pablo Escobar a los campesinos: la idea que enfrenta a Petro con los habitantes de Puerto Triunfo
La propuesta del presidente colombiano de destinar los predios del Parque Temático Hacienda Nápoles a las víctimas de la violencia cae mal en los comerciantes del municipio antioqueño, que lo consideran eje fundamental de su economía


En los años ochenta, la Hacienda Nápoles se convirtió en sinónimo de la opulencia de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante y criminal de la historia de Colombia. El gigantesco predio, ubicado en el municipio antioqueño de Puerto Triunfo, fue el lujoso lugar de reposo del capo, con cuya muerte, en 1993, quedó abandonado y pasó a manos de las autoridades. En 2007, entregada en arriendo a unos particulares, se convirtió en el Parque Temático Hacienda Nápoles, hoy el eje del turismo en la zona. En las últimas semanas, ha vuelto a recibir atención por una idea del presidente Gustavo Petro: entregar a campesinos víctimas de la violencia las hectáreas que hoy ocupa el parque. Los habitantes y comerciantes de Puerto Triunfo se han opuesto, con protestas, ante lo que consideran un peligro para la economía local.
El presidente anunció su intención el pasado 23 de mayo, en un discurso que ofreció en la cercana ciudad de Barrancabermeja (Santander), en medio de ovaciones y con una petición a Felipe Harman, director de la Agencia Nacional de Tierras: “Yo quiero […] que, sobre todas las cosas, esa hacienda vuelva a manos del campesinado. Es de utilidad pública, porque llevaron tantos animales al zoológico que hay un problema de salud, de peligro para la sociedad. […] Esa hacienda tiene tantos muertos que debe ser devuelta al pueblo. […] Lo que se trata en el Magdalena Medio es de devolverle la tierra a sus genuinos poseedores, que es el campesinado”.
El predio al que se refería Petro es enorme: 1.600 hectáreas con acceso directo desde la carretera entre Medellín y Bogotá, casi en la mitad del trayecto entre las dos mayores ciudades de Colombia, propiedad del municipio de Puerto Triunfo, que lo entregó en concesión a los administradores del parque. Días después del anuncio del presidente en Barrancabermeja, Harman le aseguró que estaba en marcha el estudio de la revocatoria de la entrega que hizo la Sociedad de Activos Especiales (SAE) a Puerto Triunfo del predio —que en realidad recibió en dos momentos: un 50% en 2005, de parte de la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes, y el otro 50% en julio de 2022, de manos de la SAE—.
Por lo pronto, y como tantas propuestas del presidente, el plan carece de detalles. Más allá del anuncio, Petro no ha indicado la manera en que el Gobierno espera tomar el control del predio y entregarlo a los campesinos. Tampoco ha aclarado cómo procederá con los arrendatarios, que han hecho millonarias inversiones para crear el parque y que tienen vigente su contrato de arrendamiento. La ANT, por su parte, no ha hecho referencia alguna al concepto que emitió en 2021, donde indica que el predio de la hacienda no es apto para emprender proyectos relacionados con la reforma agraria.
Más allá de las razones jurídicas, el rechazo de la comunidad al plan de Petro tiene otro motivo evidente: alrededor del Parque Temático Hacienda Nápoles gravita todo el turismo de ese sector del Magdalena Medio. Dentro del predio, no solo funcionan el zoológico, el balneario y los hoteles, sino que también hay varios restaurantes. Gracias a él hay más hoteles y comercios en el corregimiento de Doradal, y entre esa población y el parque trabajan decenas de dueños de mototaxis que transportan a los turistas. El éxito es notorio: en 2024 el parque fue sede de la cumbre de la Asociación Internacional de Parques de Diversiones y Atracciones (IAAPA, por sus siglas en inglés). Sus administradores calculan que este año más de un millón de personas lo visitarán. Un eventual cierre no solo afectaría a sus gestores, sino a todo el comercio ajeno al parque que también presta servicios a sus visitantes.
El riesgo de perder esa atracción por cuenta del proyecto del Gobierno motivó una manifestación el 4 de junio pasado, en la que participaron unas 1.500 personas que cerraron la carretera Medellín-Bogotá. Dubay Daza, un operador turístico de Puerto Triunfo, afirmó en una entrevista con Blu Radio que la postura del presidente Petro está basada en el “desconocimiento del territorio”, ya que, según explicó, ese municipio, marcado en su historia por la violencia y el dominio paramilitar, se ha revitalizado en buena medida gracias al turismo que ha arrastrado el parque temático en sus 18 años de funcionamiento. Aseguró, además, que muchos de los comerciantes que hoy deben sus ingresos al trabajo con el turismo, en el pasado fueron víctimas del conflicto armado.
El presidente criticó a quienes participaron de la manifestación, y se preguntó por qué “hacer justicia por el campesinado” motiva una protesta y por qué no hubo una cuando “la mafia mató a decenas de miles de campesinos del Magdalena Medio”. Daza, en su entrevista con la emisora, aclaró que el rechazo a la propuesta del mandatario no es por dar tierras a los campesinos, sino porque podría afectar al epicentro de la economía turística de la región.
¿Y al economía de todo el Magdalena medio no es sembrar alimentos y agroindustrializarlos?
— Gustavo Petro (@petrogustavo) June 4, 2025
¿Por qué no se protestó cuando la mafia mató decenas de miles de xampesinos del magadalena medio y se apropiaron de sus tierras?
¿Por qué hacer justicia con el campesinado es motivo de… https://t.co/VPtS8hUzOw
Una historia con mucho peso
A pesar de que hay una disposición por desvincular el parque de la figura de Escobar, los turistas llegan atraídos en parte por conocer la hacienda que perteneció al capo y que mantiene su nombre original. En esa zona calurosa y de altísima humedad, a la vera del río Magdalena, Escobar construyó su sitio de retiro, que con el tiempo se convertiría en el reflejo de su ascenso y caída final. En sus años de mayor poder, en la década de los ochenta, la hacienda fue hogar de jirafas, cocodrilos o hipopótamos que el narco trajo desde África. Tenía una plaza de toros, carros de carreras, decenas de piscinas, edificios con lujosas habitaciones, una pista de aterrizaje y un helipuerto. También era el lugar de reunión de Escobar con socios suyos del cartel de Medellín como Carlos Lehder o Gonzalo Rodríguez Gacha. Fue el sitio en el que, con el dinero de la delincuencia, hizo realidad todas sus fantasías.
En vida de Escobar, la entrada de la hacienda era llamativa y provocadora: un arco de varios metros de altura, pintado de blanco y con letras azules que indicaban el nombre de la propiedad, coronado por una avioneta, aquella con la que el capo logró llevar su primera carga de cocaína a Estados Unidos. Muerto Escobar, el arco fue demolido, aunque hoy en día, en una de las paradas dentro del parque temático, una réplica a escala sirve de entrada para un museo en que se exponen fotografías, textos y objetos que explican, en español y en inglés, el impacto mortal que tuvo para Colombia el pulso del narcotráfico contra el Estado en su lucha contra la extradición, a fuerza de bombas, secuestros y asesinatos.
Décadas después, la herida y el recuerdo de aquella época de violencia sin límite sigue muy visible. Prueba de ello es la intención de Petro con la hacienda, pero también otras decisiones que se han tomado en los últimos años contra los llamados narcotours, como la demolición en 2019 del edificio Mónaco —que fue el hogar de Escobar y de su familia en Medellín, y que fue blanco de varios atentados perpetrados por sus enemigos— o en 2023 de la Casa Museo de Pablo Escobar —también en Medellín y regentada por Roberto, hermano del capo—. Más allá de que el plan del Gobierno se cumpla, sigue vigente el hecho de que el legado criminal de Escobar se sigue colando de tanto en tanto en los debates públicos en Colombia.
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