Buenaventura, la nueva puerta de entrada a Colombia de los migrantes que retornan

Buenaventura, el puerto marítimo más importante de Colombia, se ha convertido en uno de los destinos alternos de recepción de migrantes que llegan desde Panamá por el Océano Pacífico. La Defensoría del Pueblo ha alertado que se trata de una nueva ruta de migración invertida, es decir, de retorno de personas que regresan al sur de América empujados por la mano dura del Gobierno de Donald Trump. “Están siendo trasladados por redes que se ofrecen a llevarlos en embarcaciones desde Panamá hasta Buenaventura”, se lee en un comunicado de la entidad.

El puerto no había sido, hasta ahora, un lugar de recepción o salida de migrantes recurrente. Sin embargo, en medio de la reconfiguración de unas economías ilegales urbanas que se disputan las bandas de Los Shottas y Los Espartanos, se está consolidando como una ruta de alterna. Carlos Jefferson Potes, personero del distrito, lo explica. “Los Shottas, que mantienen una alianza con la guerrilla del ELN en zonas rurales, y se financian de las rentas de la migración”, dice. Esa banda criminal, con la que el Gobierno sostiene una mesa de diálogo, es liderada por Diego Bustamante Diego Optra, quien según las autoridades reside en España.

La Defensoría, por su parte, asegura que diariamente llegan entre 20 y 40 personas. Atraviesan el Pacífico colombiano y desembarcan a altas horas de la noche o en la madrugada. “Es una ruta mucho más lejana que la del Darién, pero más fácil. Los trasladan desde Juradó (Chocó) hasta Buenaventura por barco, lo que tarda 24 horas, o por lancha, que pueden ser 18”, señala el personero.

Según Potes, el uso del puerto para la migración se viene registrando desde 2024, inicialmente como lugar de salida hacia Centroamérica. “La ruta se viene incluyendo como un plan turístico. Inicialmente, se ofrecía parar en el puerto como ciudad de tránsito, y luego continuar hasta Bahía Solano y al municipio de Juradó, en el Darién”. El primer registro de retornados es de abril pasado, cuando una embarcación con 19 migrantes a bordo llegó desde la frontera con Panamá. Lo que ha venido advirtiendo el personero es que, detrás del éxodo, “hay organizaciones y bandas que vienen abriéndose paso y van tomando control territorial”.

La Armada Nacional ya había documentado, en octubre pasado, la detención de 28 migrantes en el Parque Nacional Uramba Bahía Málaga, al norte de la ciudad de Buenaventura. Su destino era Estados Unidos y la ruta era la misma que ahora se usa para el retorno. El coronel Johann Guzmán, en su momento, dijo a los medios de comunicación que las nacionalidades que más optaban por esta ruta eran asiáticos y algunos sudafricanos, y que los tramitadores habían cobrado mil dólares por el “plan turístico”.

José Iber Hurtado, de la defensoría regional del Pacífico, ha explicado que aunque el retorno es incipiente y hay poca información sobre el tema, los desplazamientos se han registrado de noche. “Pasan por Buenaventura, pero luego los llevan a la periferia. Los hemos encontrado en los esteros en medio de los barrios, pero sigue siendo muy clandestino”.

Una de las preocupaciones de la Defensoría es que varias de las personas han sido abandonadas en el camino. Según sus reportes, es en el municipio chocoano de Juradó donde se están concentrando los migrantes que regresan. El informe explica que varios de ellos han sido engañados y no han logrado llegar hasta el Valle del Cauca, más al sur, como les prometieron.

Desde la Alcaldía de Buenaventura, han explicado que la nueva ruta comienza en zonas como Playa Muerto o la provincia de Jaqué (Panamá), atraviesa el departamento del Chocó y desembarca en Buenaventura. La defensora del Pueblo, Iris Marín, ha dicho que falta entidades e instituciones en zonas no fronterizas que son paso de los migrantes, como el puerto marítimo. “Como esta ruta no existía, todos los esfuerzos y capacidades estaban enfocados sobre el lado del mar Caribe, del océano Atlántico. En consecuencia, la institucionalidad colombiana en su conjunto debe poner en marcha planes y acciones que atiendan a la población migrante cuanto antes”, dijo.

En su más reciente informe sobre éxodo inverso, Migración Colombia reveló que, hasta febrero pasado, al menos 1.885 personas estaban en tránsito desde el norte del continente hasta Colombia por la vía panameña. En promedio, 84 personas llegaron al país diariamente desde el corregimiento de La Miel (Panamá) hasta Capurganá, en Chocó. La entidad caracterizó a 1.599 personas, y 1.585 de ellas eran venezolanas. Los restantes provienen de Perú, Ecuador, Chile y Nigeria. También encontró 298 niños, la mitad menores de siete años.

La defensora muestra preocupación por los niños y niñas, pues ha reportado que han encontrado a menores de edad que llegan al país acompañados de personas adultas que no son sus padres ni familiares. “Además de que llegan sin identificación y sin permiso de ingreso y salida”, explicó. El nuevo fenómeno migratorio se gesta, además, en una zona cuyo control territorial está siendo disputado por dos bandas criminales y cuatro grupos armados que se dividen el control territorial en cercanías a Buenaventura y cuyas rentas, mayoritariamente, han sido producto del control de rutas del narcotráfico. Las mismas que, ahora, son utilizadas para el tráfico de migrantes.