Lo que se sabe del operativo en el que murieron siete militares en Guaviare
Una “comisión extraordinaria” estudia las versiones encontradas de una emboscada de las disidencias que dejó siete soldados muertos. EL PAÍS tuvo acceso a unos audios de un programa radial del Ejército en el que se escuchan las primeras reacciones ante el ataque

Hace una semana, siete militares del Ejército de Colombia murieron en un combate con el Bloque Jorge Suárez Briceño, de la disidencia que comanda alias Calarcá. El golpe fue tan fuerte que el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, viajó al Guaviare, donde ocurrió la derrota, con la cúpula militar. Tras reunirse a puerta cerrada con los comandantes locales, anunció la creación de una “comisión de evaluación” con miembros del Gobierno, de la disidencia y un “tercero validador” para “determinar lo sucedido”. “Con base en ello, el presidente tomará la decisión”, dijo. Gustavo Petro anunciará si insiste en buscar la paz o definitivamente se lanza a la guerra con este grupo. Y para eso será fundamental entender qué ocurrió allí, en Guanapalo.
La disidencia ha dado su versión: dicen que fueron atacados, pese a que el Gobierno había anunciado 10 días antes la suspensión de las operaciones ofensivas en su contra. En un comunicado público titulado “Choque con Ejército”, el Bloque argumenta que actuó en “legítima defensa”. Calarcá dijo este sábado a Semana que fue un “accidente”: una avanzada que salió a revisar el entorno se topó con los soldados a unos 300 metros del campamento y los atacaron, “pensando que eran tropas de Iván Mordisco”. Narra que luego se dieron cuenta de que era el Ejército y por ello entregaron a cinco soldados que capturaron.
El Ejército niega esa versión. Calcula que a los 34 hombres del pelotón, los atacaron entre 45 y 50 personas. “Tenían posiciones en diferentes flancos, es decir, identificaron la ruta y se ubicaron”, dice a este diario el general Freddy Gómez Gamba, comandante de la Cuarta División del Ejército, a la que pertenece el batallón. “Se encontraron las vainillas del fusil AK-47 en unas cinco posiciones, luego fue algo planeado”, afirma, señalando a los disidentes de emboscar a los militares en una zona que la disidencia de Calarcá le ha venido quitando a Mordisco, en una guerra que no tiene treguas ni ceses andando.
En medio de ese cruce de versiones, algunas cosas están claras. El combate se dio a las 5.30 de la mañana del domingo 27 de abril. Estaba lloviendo. El pelotón, que pertenecía al Batallón Joaquín París, regresaba a su cuartel tras custodiar una de las zonas en la que se han asentado exguerrilleros de las FARC. “Es un movimiento normal. Un pelotón iba en tránsito de relevo; mientras uno iba llegando, el otro iba saliendo. Esos bandidos saben e identifican que ahí están los soldados”, dice el general Gómez Gamba. “No fue una operación ofensiva: fuimos emboscados por esta estructura”, aclara, y explica que el ataque se dio a cuatro kilómetros de Guanapalo, sobre la “trocha ganadera” que va hacia ese caserío.
“Hola familia. Tía, si alguna cosa recen por mí. Entramos acá en combate, mi tía. Entramos en combate”, decía esa madrugada Jean Carlos Bolaños, soldado que moriría después, a su tía Ladys Bolaño, como contó Noticias Caracol. Para ella, “la patria no respaldó” a su sobrino. Janneth Barrios, abuela de Anderson Bohórquez, de 20 años y quien también fue asesinado, dice que su nieto le alcanzó a decir que llevaban varios días caminando. “Nos llamó el jueves y nos decía: ‘Ya vamos en camino, pero creo que nos van a sacar en helicóptero’, pero no los sacaron en helicóptero. La guerrilla acabó con ellos y ese presidente que le dio vía libre a la guerrilla. Los pobres ponemos los muertos”, dijo en W Radio.
Las fuentes militares coinciden en que el pelotón realizaba una “operación de estabilidad”, una actividad que no es ni ofensiva ni defensiva, y que busca asegurar “un ambiente seguro”, como explica el manual de doctrina del Ejército. Son operaciones que se hacen en “zonas amarillas”, que en la jerga militar se refieren a lugares donde el enemigo ha sido debilitado, pero aún no hay control total del Estado.
Esa realidad ha creado dudas entre los comandantes. Guanapalo está en medio de una zona “roja”, de alta presencia del enemigo, primero controlada por el frente 44 de las disidencias que lidera Iván Mordisco y, desde marzo, por la Compañía Isaías Carvajal del frente John Linares de Calarcá. EL PAÍS tuvo acceso a unos audios de un programa radial del Ejército en el que se escucha la voz del general Royer Gómez Herrera, jefe de Estado Mayor de Operaciones del Ejército. “Ese pelotón se encontraba desarrollando una operación de estabilidad. Eso muestra una desconexión total con el ambiente operacional”, dice. El general Gómez explica a EL PAÍS que era su evaluación preliminar de lo ocurrido. “El proceso final lo hace una evaluación interna del Ejército, que puede tardar unas dos semanas”.
El Ejército había reportado combates en Caño Makú en Semana Santa, a menos de 10 kilómetros de Guanapalo, entre unidades de Mordisco y Calarcá. Pocas semanas antes, el 10 de marzo, el Bloque Jorge Suárez, de Calarcá, hizo pública su intención de copar la zona. “Hemos llegado a la antigua área de los frentes 39, 44 y Armando Ríos de las FARC-EP como medida coercitiva y llamados por la población, ante el accionar criminal y delincuencial de las tropas orientadas por Iván Mordisco”, se lee en un comunicado público que incluye a la vereda en la lista de 45 centros poblados que los disidentes pretenden dominar.
“Es un área nombrada de interés”, dice el general Gómez en los audios, “(...) un área que es insegura. Sin embargo, el comandante de batallón determinó que ahí, con toda la situación que tiene, el pelotón debía desarrollar una operación de estabilidad”, aclara. “Analizando el ambiente operacional y todo lo que maneja la inteligencia, lo que tenían que haber estado desarrollando es una tarea ofensiva”. El comandante del batallón, el coronel Andrés Gabriel Cardona, no respondió las llamadas de EL PAÍS. El oficial lleva poco tiempo en el cargo. Fue nombrado comandante el 28 de enero, apenas 10 días después de la primera confrontación entre unidades de Mordisco y Calarcá, en la vereda Miravalle, también en Guaviare.
El general Gómez también señala que los virajes en las negociaciones pueden llevar a la confusión en el terreno. “La estructura que mayor presencia tiene y que mayor injerencia hace son las estructuras del GAO residual [la categoría técnica de la disidencia] de alias Calarcá, luego entonces da para pensar que no iban a entrar en combate porque seguramente se cree que hay algún tipo de acuerdo o de cese al fuego con esa organización criminal (...) Tal vez vemos el combate con esa organización criminal como algo remotamente posible”, dice en el audio.
En esos mensajes, también queda claro que la información del combate tardó horas en llegar al batallón, que era el que podía reaccionar y auxiliar al pelotón. El Ejército sólo comenzó a recibir información sobre las nueve de la mañana. “Cuando empezamos nosotros a recoger la versión, pues aparecen varias versiones. Tuve la oportunidad de hablar con el comandante de brigada y el comandante de batallón, y el comandante de brigada lo primero que me dice es que el pelotón estaba haciendo un reconocimiento, que una sección se había comprometido en combate y que la otra sección era la que estaba reportando el evento. Sin embargo, después de eso, la otra versión es que el pelotón estaba estableciendo un puesto de control sobre una vía terciaria, esa fue la información (...) pero la verdad no es esa. Lo que ocurrió es que el pelotón sí venía en un desplazamiento, iba a hacer el paso ese lineal de una carretera y ahí fue atacado”.
Otra duda que ha quedado es si todo el pelotón combatió. “Al mirar aquí el gasto de munición, hubo soldados que no dispararon, hubo una ametralladora que no disparó. Hay soldados que dispararon dos cartuchos, otros dispararon cinco cartuchos, otros dispararon 10, otros dispararon 50. Entonces eso nos da a entender que hubo soldados que realmente no pelearon”, se escucha en el audio.
La explicación que da el comandante de la Cuarta División, el general Freddy Gómez Gamba, es que “unos fueron emboscados y otros no”. “En el desarrollo del combate quedaron fraccionados, y eso puede suceder, pero los que fueron emboscados fue solo una parte del pelotón”, explica. La tarea de esclarecer qué pasó exactamente está en manos de la “comisión extraordinaria” que ya comenzó a trabajar. Con sus conclusiones, el presidente Petro tendrá la última palabra.
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