Un Me Too llega al Gobierno Petro: las denuncias de acoso sexual se repiten en diversas entidades
Más allá de las denuncias contra varios de los hombres más cercanos al presidente, nuevos casos surgen en una olea creciente


La presidencia de Gustavo Petro, quien en campaña abanderó las causas del movimiento feminista, ha estado atravesada por denuncias de acoso sexual en distintas entidades oficiales. Desde los más altos mandos hasta funcionarios de base, los señalamientos han incluido cada vez más ministerios, institutos, agencias o despachos regionales. Todo esto en una Administración que no solo prometió hacer transversal el enfoque de género en las políticas públicas, sino que creó un Ministerio de Igualdad, liderado en su día por la vicepresidenta Francia Márquez, que tiene entre sus objetivos minimizar las violencias y brechas de género, y que lidera la implementación de protocolos en todas las entidades para que haya una ruta especialmente pensada para atender los casos de acoso sexual.
Pese a ello, tras casi tres años del primer gobierno de izquierdas en décadas, crece la oleada de denuncias que evidencian fallas en el manejo institucional de las violencias contra las mujeres. El más reciente episodio mediático se conoció cuando aparecieron denuncias, escritas con labial rojo en el espejo, de uno de los baños del Congreso de la República. “Aquí a los acosadores les renuevan el contrato”, decía. Un grupo de funcionarias y contratistas expuso públicamente, al estilo del #MeToo, que el acoso sexual en la política colombiana es sistemático y persistente. Quedó claro que la iniciativa para frenar esas violencias en el Legislativo, lanzada en 2023, sigue sin lograr sus resultados.
Algo similar había ocurrido un mes atrás en un baño del Ministerio de Igualdad, cuando Sandra Cobos, exfuncionaria, también utilizó el espejo para exponer que el ex viceministro de Pueblos Étnicos, Nelson Lemus, la acosaba sexualmente. La vicepresidenta y entonces ministra pidió la renuncia del funcionario, aunque no emitió ningún pronunciamiento sobre el caso. Pocos días después, este diario reveló otra queja. La entidad, paradójicamente, no tenía listo el protocolo para tramitar los casos, la herramienta que ella ha ayudado a crear en decenas de instituciones más. Han surgido más protestas o denuncias en el Ministerio de Minas, el Concejo de Medellín, la justicia transicional, la Asamblea del Magdalena. Las denuncias cunden.
El acoso sexual no es nuevo en el Estado, pero ha generado más ruido en este Gobierno. Para Sara Tufano, socióloga y analista de izquierda, “el hecho de que nos estemos enfocando en esta Administación no significa que en la derecha no haya casos de violencia o acoso sexual. Lo que pasa es que en la izquierda hay feministas”, señala. También resalta que hay mayor escrutinio por la representación del progresismo. “Lo que hemos visto es que, si el acosador es cercano al presidente, menos importa”.

Se refiere a que ante otras denuncias más visibles, contra miembros del Gobierno, Petro se ha mantenido en silencio. Es el caso de Armando Benedetti, desde hace pocas semanas ministro del Interior. En un Consejo de Ministros televisado en febrero, tanto la vicepresidenta Márquez como la entonces ministra de Ambiente, Susana Muhammad, recordaron los señalamientos que ha tenido el político por maltratos a mujeres. Petro lo ha defendido, y en una declaración pública señaló incluso que “hay feminismos que matan”, una declaración que fue interpretada como una crítica a las denuncias de acoso y a los feminismos que, según él, cuestionaban a su entorno. Sacó a Márquez de su cartera, y Muhammad renunció.
Otro caso es el de Hollman Morris, gerente de RTVC y amigo cercano del presidente. Ha sido señalado de acoso sexual por Lina Marcela Castillo, quien relató que le hacía comentarios inapropiados y la tocaba sin su consentimiento cuando era concejal de Bogotá. La escritora María Antonia García lo señaló de agresión sexual en 2011. Pese a ello, en abril de 2024 el presidente lo ascendió de subgerente a gerente del sistema de medios públicos.
También está el de Mauricio Lizcano, el primer director de Petro en el Departamento Administrativo de Presidencia y luego su ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. El político fue denunciado por una mujer que asistió a una entrevista de trabajo con él, que dice que intentó besarla a la fuerza y condicionó su oferta laboral al sometimiento sexual. Algo similar ocurrió con Víctor de Currea-Lugo, designado por Petro como embajador en Emiratos Árabes Unidos en 2022. El académico fue señalado por exalumnas suyas de la Universidad Javeriana por acoso sexual y conductas inapropiadas, lo que lo llevó a desistir del cargo. Lo mismo ocurrió en 2023 con el activista Daniel Mendoza, elegido como embajador en Tailandia y tan criticado por comentarios misóginos en redes sociales que la vicepresidenta señaló que no se puede hablar de una política exterior feminista si se le nombraba. Mendoza renunció al cargo antes de asumirlo.
Para Tufano, el silencio del mandatario en estos casos demuestra que “sigue sin entender muchos de los compromisos del feminismo”. Una lectura similar a la que ha hecho Sofía Petro, hija del presidente, quien ha dicho a este diario que le ha explicado a su padre las críticas en estos casos, y que él está en proceso de entender esas posturas. “Hay muchas cosas que él ha aprendido, otras que le faltan, y muchas que probablemente ya no aprenderá”.
En la campaña de 2022, Petro fue el único candidato que asistió a un debate que se presentaba como feminista. Frente al auditorio, no solo abanderó la causa sino que envió un potente mensaje simbólico: antes de comenzar, se puso sobre el cuello el pañuelo verde, símbolo de la lucha por el aborto.
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