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Estados Unidos deporta a cinco migrantes de diferentes nacionalidades al país africano de Eswatini

Los expulsados, procedentes de Cuba, Jamaica, Vietnam, Laos y Yemen, serán devueltos a sus países de origen, de acuerdo a las autoridades de la antigua Suazilandia

ICE

Cinco migrantes procedentes de Cuba, Jamaica, Vietnam, Laos y Yemen fueron enviados por Estados Unidos hacia Eswatini, una pequeña nación africana. De esta manera, la Administración Trump extiende su programa de deportaciones hacia terceros países, que estuvo frenado durante varias semanas en espera de una decisión del Tribunal Supremo.

El Departamento de Seguridad Nacional confirmó la deportación en la noche de este martes, y describió el país de destino como un lugar “seguro”. En realidad, se trata de una nación pobre que conserva la última monarquía absoluta del continente. Los partidos políticos están prohibidos y se han denunciado represiones violentas contra los grupos disidentes, sobre todo después de unas protestas donde murieron decenas de personas en 2021.

“Este vuelo llevó a individuos tan singularmente bárbaros que sus países de origen se negaron a aceptarlos de regreso”, escribió en sus redes sociales la secretaria adjunta de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin. Asimismo, calificó a estos hombres como “monstruos depravados” que “han estado aterrorizando a las comunidades estadounidenses”. Aunque sus nombres no se hicieron públicos, McLaughlin expuso sus rostros y supuestas fichas de antecedentes penales. Según las publicaciones, cuatro de estos individuos enfrentaron cargos por asesinato y otro por violación de menores, por lo cual fueron condenados a penas de hasta 25 años de prisión.

El Gobierno de Eswatini aseguró en su cuenta de X que el arribo de estas personas “no representa ninguna amenaza para la seguridad nacional”. También reconoció las preocupaciones que se han generado sobre ese tema y confirmó que los cinco se encuentran prisioneros en instalaciones correccionales, dentro de unidades aisladas “donde se mantiene a delincuentes similares”.

La portavoz interina del Gobierno, Thabile Mduli, dijo por su parte que los migrantes se encontraban “en tránsito” y que serían repatriados a sus respectivos lugares de origen, para lo cual contarán con la colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones. No aclaró si existía alguna negociación al respecto, puesto que, según McLaughlin, estos hombres no habían sido aceptados de vuelta.

“Este ejercicio es el resultado de meses de intensos esfuerzos de alto nivel entre los gobiernos de Estados Unidos y Eswatini”, señala el comunicado oficial. Añade que ambas partes “consideraron todos los aspectos, incluyendo rigurosas evaluaciones de riesgo y una cuidadosa consideración de la seguridad ciudadana”, y que en el proceso fueron respetados los protocolos internacionales y los derechos humanos. “Este acuerdo bilateral no es mutuamente beneficioso cuando un país entrega criminales no deseados y peligrosos al otro”, concluye el texto, aunque no especifica qué clase de beneficios recibieron.

Recientemente, el director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), Todd M. Lyons, envió un memorando a los funcionarios de la agencia donde explicó que las deportaciones hacia terceros países podrían ser notificadas a los migrantes con pocas horas de antelación. Según el documento, aquellas personas que sean enviadas hacia naciones que no ofrezcan garantías de seguridad podrían recibir el aviso 24 horas antes y apenas seis en casos “exigentes”. Sin embargo, quienes sean enviados a países seguros podrían no ser alertados al respecto.

Si el Departamento de Estado “cree que esas garantías son creíbles”, el ICE puede realizar la deportación sin “procedimientos adicionales”, dijo Lyons. Añadió también que estos procesos podrían comenzar “inmediatamente”, pues el Tribunal Supremo había dado luz verde para ello, luego de permitir que la Administración Trump enviara a ocho migrantes, también descritos como “monstruos” y “criminales despiadados”, hacia Sudán del Sur, un país en medio de una guerra civil y una profunda crisis humanitaria.

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