Trump dice que podría liberar a Kilmar Abrego García de El Salvador, pero que no lo hará
La jueza federal a cargo del caso da al Gobierno hasta el 5 de mayo para que dé información sobre lo que ha hecho para regresar al hombre deportado por error a su país natal


Si quisiera, Donald Trump podría liberar a Kilmar Abrego García de la prisión salvadoreña en la que se encuentra tras ser deportado por error en marzo. Pero no tiene ninguna intención de hacerlo, admitió el presidente en una entrevista con ABC News emitida la noche del martes. Las declaraciones del republicano suponen un claro desafío a los tribunales del país y contradicen anteriores afirmaciones suyas y de su Administración, que ha insistido en que no tiene capacidad para traer de vuelta al hombre porque está bajo custodia de un gobierno extranjero. Esto a pesar de que el Tribunal Supremo le haya exigido que facilite su retorno.
“Podría traerlo de vuelta. Hay un teléfono en este escritorio”, le dijo Terry Moran, periodista de ABC News, en la entrevista grabada en el Despacho Oval con motivo de sus 100 días en el cargo. “Podría”, respondió el presidente. Señalando el teléfono sobre el escritorio del republicano, Moran insistió: “Usted podría cogerlo y, con todo el poder de la presidencia, podría llamar al presidente de El Salvador y decirle: ‘Envíenlo de vuelta”. A lo que Trump replicó: “Y si [Abrego] fuera el caballero que usted dice que es, lo haría. Pero no lo es”.

El presidente añadió que los abogados del Gobierno no quieren traer de vuelta al inmigrante salvadoreño. “Yo no soy quien ha tomado esta decisión”, aseguró, aunque luego admitió que si no fuera por la orden del Tribunal Supremo, “probablemente lo mantendría donde está”.
El Gobierno admitió a principios de abril que había deportado a Abrego García, de 29 años y residente del Estado de Maryland, debido a un “error administrativo”, ya que el migrante contaba con una orden judicial de 2019 que prohibía su expulsión porque en El Salvador podría ser objeto de persecución por las pandillas locales. Tras su expulsión el 15 de marzo, una jueza federal de Maryland ordenó que el Gobierno facilitara su regreso a Estados Unidos el 4 de abril, decisión que el Tribunal Supremo confirmó el día 10.
Sin embargo, la Administración Trump asegura que no puede hacer nada por traer a Abrego García de vuelta porque está detenido en un país extranjero cuyas autoridades se niegan a liberarlo. “Eso depende de El Salvador, si quieren devolverlo. No depende de nosotros”, dijo la fiscal general, Pam Bondi, este mes. The New York Times informó este miércoles que la Administración Trump envió recientemente una nota diplomática a funcionarios de El Salvador para preguntar sobre su liberación. Pero el Gobierno del presidente Nayib Bukele reiteró lo que lleva semanas diciendo: que el hombre permanecerá bajo su custodia.
Mientras la Administración Trump sigue negándose a asumir la responsabilidad de su error y a atender la orden del Tribunal Supremo, la jueza federal de Maryland que supervisa el caso está perdiendo la paciencia. La magistrada Paula Xinis volvió a ordenar este miércoles al Gobierno que proporcione información sobre sus esfuerzos hasta el momento, si los ha habido, para cumplir con su orden de regresar a Abrego García a Estados Unidos.
Xinis emitió una orden similar el 15 de abril, pero la suspendió la semana pasada a petición del Gobierno. La pausa acababa hoy, y aunque el Departamento de Justicia pidió otro aplazamiento, la jueza se lo negó y fijó el 5 de mayo como fecha límite para que el Gobierno dé a la defensa de Ábrego García información detallada sobre quién autorizó su detención en El Salvador y qué medidas ha adoptado y tiene previsto adoptar para garantizar su liberación. La magistrada también está investigando si funcionarios del Gobierno de Trump actuaron de mala fe al ignorar tanto sus instrucciones como las del Tribunal Supremo.
El Departamento de Justicia sostiene que ha hecho todo lo que puede hacer por el hombre y ha interpretado la orden de “facilitar” su retorno como que debe dejarlo entrar a Estados Unidos si consigue liberarse y se presenta en un puerto de entrada en la frontera. Aunque la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha señalado que si eso pasara, lo “volvería a deportar inmediatamente”.

Mientras, el Gobierno continúa alegando que Abrego García es un criminal violento, a pesar de no tener ninguna prueba para demostrarlo. Su acusación está basada en un informe policial en el que se afirma que el migrante pertenece a la pandilla MS-13 por la ropa que vestía cuando fue abordado por las autoridades en 2019.
En la entrevista con ABC News, Trump justificó su deportación e insistió en que es miembro de la banda criminal salvadoreña MS-13, que su Gobierno ha designado como una organización terrorista. “[Abrego García] es un tipo duro, ha estado en muchas escaramuzas, le dio una paliza a su mujer, a la que le daba pánico hablar de él. No se trata de un inocente y maravilloso caballero de Maryland”, argumentó.
Los abogados y familiares de Abrego García sostienen que el hombre nunca ha sido miembro de ninguna pandilla y que no ha sido acusado ni condenado por ningún delito. Su esposa ha liderado la lucha por su retorno desde de que fue deportado a su país natal a mediados de marzo junto a otros 250 salvadoreños y venezolanos, todos acusados de tener vínculos con pandillas latinoamericanas, y encarcelado en una infame cárcel salvadoreña.
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