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Kilmar Abrego García está “traumatizado” tras su deportación a la prisión de Bukele

El senador demócrata Chris Van Hollen cuenta que el salvadoreño que la Administración de Trump expulsó del país por error fue trasladado a otro centro de detención hace nueve días, donde permanece completamente aislado del mundo

El senador Chris Van Hollen habla con Kilmar Abrego García en El Salvador, el 17 de abril.Vídeo: AP | EPV
Paola Nagovitch

“Es bueno estar en casa. Ahora tenemos que poner fin al secuestro ilegal de Kilmar Abrego García y traerlo también a casa”. Esas fueron las primeras declaraciones del senador demócrata de Maryland, Chris Van Hollen, tras su reunión en El Salvador con el inmigrante que fue deportado por error por la Administración de Donald Trump el mes pasado. El congresista viajó al país centroamericano para presionar por su liberación, después de que el Tribunal Supremo ordenara al Gobierno facilitar su retorno a Estados Unidos. Allí, en un encuentro el jueves por la tarde, Abrego García le contó que se siente “traumatizado” por haber sido enviado a una prisión de máxima seguridad, donde pasó unas tres semanas antes de ser trasladado a otro centro donde permanece aislado.

El senador es la primera persona en contactar directamente con Abrego García desde su deportación en marzo. En una rueda de prensa tras aterrizar en el aeropuerto de Virginia, el demócrata detalló lo ocurrido en esa reunión, que advirtió que fue grababa por el Gobierno salvadoreño. Según Van Hollen, lo primero que el migrante quiso saber es cómo está su familia, como están lidiando con esta “pesadilla”. “Dijo que pensar en ustedes, miembros de su familia, es lo que le da fuerzas para perseverar, para seguir adelante día a día, incluso en estas horribles circunstancias”, aseguró el congresista delante de la esposa de Abrego García y otros familiares, que estuvieron a su lado durante la conferencia de prensa.

El senador demócrata Chris Van Hollen, durante la rueda de prensa en el aeropuerto de Virginia.

El hombre le contó lo que le ha sucedido desde que fue detenido por agentes migratorios a mediados de marzo. El salvadoreño fue enviado a un centro de detención en Baltimore (Maryland), donde pidió hacer una llamada telefónica, pero se le negó. Luego fue llevado a Texas y “en algún momento posterior, no sabe si horas o días, le pusieron grilletes en las manos y lo metieron en un avión, junto con otras personas, en el que no podían ver por las ventanillas”, relató Van Hollen.

El 16 de marzo aterrizó en El Salvador y lo llevaron al Cecot, la cárcel de máxima seguridad construida por el presidente del país, Nayib Bukele, denunciada por sus malas condiciones y la violación de derechos humanos de los reclusos. “Lo metieron en una celda con, si mal no recuerdo, unos 25 presos más. Dijo que no tenía miedo de los otros presos en su celda inmediata, pero que estaba traumatizado por estar en el Cecot y temeroso de muchos de los presos en otros bloques de celdas, que lo llamaban y se burlaban de él de varias maneras”.

De acuerdo con lo que Abrego García le indicó al senador, el migrante fue movido a otro centro de detención hace nueve días, donde las condiciones son mejores. “Pero dijo que, a pesar de las mejores condiciones, sigue sin tener acceso a ninguna noticia del mundo exterior y sin poder comunicarse con nadie del mundo exterior. Su conversación conmigo fue la primera comunicación con alguien de fuera de la prisión desde que fue secuestrado. Dijo que se sentía muy triste por estar en una prisión porque no había cometido ningún delito”, señaló Van Hollen.

Abrego García fue deportado en lo que el Gobierno de Trump ha admitido fue un “error administrativo”, ya que el hombre, de 29 años, contaba con una orden judicial de 2019 que prohibía que fuera enviado de vuelta a su país natal porque podría ser objeto de persecución por las pandillas locales. Los grupos ya lo habían amenazado cuando era niño y provocaron su emigración a Estados Unidos cuando tenía solo 16 años. No obstante, la Administración de Trump lo deportó —sin el debido proceso— junto a otros 23 salvadoreños y 238 venezolanos, todos acusados de tener vínculos con pandillas latinoamericanas como la venezolana El Tren de Aragua o la salvadoreña MS-13. Ahora se sabe que la gran mayoría de los deportados, incluyendo a Abrego García, carecían de antecedentes penales.

Chris Van Hollen ofrece una conferencia de prensa después de regresar de una visita a El Salvador, en Virginia, el 18 de abril.

Reunirse con el migrante no fue fácil, aseguró Van Hollen. El senador llegó a El Salvador el miércoles por la mañana después de solicitar sin éxito una reunión con el presidente salvadoreño, quien estuvo en Washington a principios de la semana. Al llegar a San Salvador, se reunió con el vicepresidente del país centroamericano, Félix Ulloa, quien le insistió en que su Gobierno no iba a liberar a Abrego García. “Le pregunté si podía reunirme con él. La respuesta fue no. Pregunté si podía reunirme con él si volvía la semana siguiente. La respuesta fue no. Pregunté si podía llamarle por teléfono. La respuesta fue no. Pregunté si su mujer, Jennifer, podía llamarle por teléfono. La respuesta fue no; no a su mujer, no a su madre, no a sus abogados”, relató.

Al día siguiente, el jueves, el congresista intentó visitar el Cecot para ver a Abrego García, pero se le negó el paso. El demócrata contó que su vehículo fue detenido por soldados en un puesto de control a unos pocos kilómetros de la prisión, incluso mientras dejaban pasar a otros carros. Esto a pesar de que varios republicanos han visitado la prisión en las últimas semanas. A finales del mes pasado, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, estuvo en la cárcel, desde donde envió un mensaje tajante: “Quiero que todo el mundo sepa, si vienen a nuestro país ilegalmente, esta es una de las consecuencias a las que se pueden enfrentar”.

Horas después, de la nada, cuando ya se preparaba para su vuelo de regreso a Estados Unidos, Van Hollen recibió noticias de que el Gobierno salvadoreño lo dejaría reunirse con el migrante en el hotel en el que se estaba quedando.

El presidente Bukele, por su parte, se burló de la reunión en un par de posts en redes sociales y repitió que no haría caso a los llamamientos para devolver al hombre a Estados Unidos. “Kilmar Abrego García, milagrosamente resucitado de los ‘campos de exterminio’ y la ‘tortura’, ¡ahora tomando margaritas con el senador Van Hollen en el paraíso tropical de El Salvador!”, escribió el mandatario en X, y luego añadió: “Ahora que se ha confirmado que está sano, tiene el honor de permanecer bajo la custodia de El Salvador”.

Otros demócratas han dicho que viajarán a El Salvador para abogar por la liberación de Abrego García, pero no está claro si los viajes, o la reunión de Van Hollen, tendrán algún efecto sobre su situación, ya que tanto la Administración de Trump como el Gobierno de El Salvador se mantienen firme en su insistencia de que no lo liberarán, a pesar de no contar con ninguna prueba de que haya cometido algún crimen.

En una declaración tras la reunión entre Van Hollen y el migrante, el vicesecretario de prensa de la Casa Blanca, Kush Desai, repitió la acusación no probada de que Abrego García era miembro de la banda criminal salvadoreña MS-13 y, por tanto, debe permanecer encarcelado. Esta acusación está basada en un informe policial en el que se afirma que el migrante pertenece a la pandilla por la ropa que vestía cuando fue abordado por las autoridades en 2019.

“Chris Van Hollen ha establecido firmemente a los demócratas como el partido cuya máxima prioridad es el bienestar de un terrorista extranjero ilegal de la MS-13″, señaló Desai. “Es verdaderamente repugnante. El presidente Trump seguirá estando del lado de los estadounidenses respetuosos de la ley”.

Washington sostiene que no puede hacer nada por él porque está encarcelado en un país extranjero, y desde San Salvador argumentan que es un “terrorista” y se merece estar donde está. Mientras, la batalla legal por su liberación y retorno ha avivado un pulso entre el presidente Trump y los jueces del país. Un tribunal federal de apelaciones dijo el jueves que la afirmación de la Administración de Trump de que no puede hacer nada para liberar a Ábrego García y devolverlo a Estados Unidos es “escandalosa”.

El Tribunal Supremo ordenó hace más de una semana al Gobierno que “facilite” su regreso, pero, según la jueza federal a cargo del caso, la Administración no ha hecho “nada” por cumplir con esa orden. Por tanto, la magistrada de distrito de Maryland, Paula Xinis, exigió que en las próximas dos semanas el Gobierno proporcione información y pruebas sobre lo que ha hecho —o no ha hecho— para traer al hombre de vuelta. Algunos funcionarios también tendrán que declarar bajo juramento. A la vez, otro juez federal, James Boasberg, de Washington, amenazó el miércoles con declarar en desacato a la Administración de Trump por desobedecer voluntariamente una orden que emitió el 15 de marzo para detener los vuelos de deportación a El Salvador, en uno de los cuales viajó Abrego García.

Van Hollen hizo referencia a todas estas órdenes judiciales y reprendió al Gobierno de Trump por no cumplirlas. “Como han dicho los tribunales federales, tenemos que traer a Abrego García a casa para proteger sus derechos constitucionales al debido proceso. Y también es importante que la gente entienda que este caso no se trata solo de un hombre. Se trata de proteger los derechos constitucionales de todos los que residen en Estados Unidos”, aseveró.

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Sobre la firma

Paola Nagovitch
Periodista en Nueva York. Coordina la edición en inglés del periódico y forma parte del equipo fundador de EL PAÍS US. En 2022, fue Premio Ortega y Gasset de Periodismo por una investigación sobre la pederastia en la Iglesia española. Estudió Periodismo y Política en New York University e hizo el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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