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California aprueba la proposición 50 que permite cambiar los mapas de votación del Estado y potenciar a los demócratas en el Congreso

El Estado vota sí a la ley que responde a una maniobra similar en Texas para modificar los distritos electorales. En principio, daría cinco escaños más para la oposición de Donald Trump en la Cámara en las elecciones de medio mandato

María Porcel

La pregunta era una y simple: ¿sí o no? La respuesta tardó unos dos minutos: a las ocho y dos de la tarde, cuando el cierre de las urnas se contaba todavía en segundos, la respuesta era contundente: sí. Con ella, California se plantaba contra Trump ante las urnas. Finalmente, el Estado más grande y con más peso en el Congreso, bastión demócrata, trataba y lograba hacer contrapeso a las políticas del presidente. Finalmente, el territorio del suroeste y sobre todo su gobernador, Gavin Newson, han ganado, al menos, esta batalla.

Tras varios días de votación, culminados con una larga jornada electoral el martes 4 de noviembre, los 40 millones de californianos estaban llamados a votar por una sola papeleta con la que aprobar o rechazar la llamada Proposición 50, cuyo nombre oficial es Ley de Respuesta al Fraude Electoral. Con ella, decidían si estaban dispuestos aprobar la creación de nuevos distritos electorales, es decir, a modificar la forma y composición de los distritos actuales (de forma temporal, durante tres ciclos electorales, hasta 2030). Esa modificación está pensada para que los demócratas tengan más peso, lo que permite jugar de manera ligera pero poderosa con sus 52 congresistas. Porque eso lograría aumentar hasta en cinco el número de escaños demócratas que tiene California en el Congreso de la nación, lo que les permitiría combatir mejor el huracán Trump. Y los lograron, los cinco, uno tras otro.

Hacerse con esos cinco demócratas es fundamental para las elecciones de mitad de mandato, que llegarán en noviembre de 2026. En ellas se renueva toda la Cámara de Representantes, que ahora mismo está muy ajustada, con 220 republicanos, mayoría frente a 212 demócratas, pero que con pequeños grandes ajustes como el de California puede cambiar de color para la segunda mitad del mandato de Donald Trump. Ya en 2031, los mapas volverán a cambiar, gestionados por la llamada Comisión Ciudadana Independiente de Redistribución de Distritos del Estado, porque así es: cada Estado decide qué calle vota en qué distrito.

Como todo en Estados Unidos, la votación de la proposición 50 es más que eso. Justo un año después de la llegada de Trump al poder, es, por parte del Estado más progresista de la nación, un modo de demostrar que no va a quedarse quieto ante las políticas reaccionarias del presidente y que va a enfrentarle, siempre desde la legalidad y la limpieza en las urnas. Además, también es una gran plataforma para Gavin Newsom, su gobernador, que acaba su mandato en exactamente un año —y sin candidatos fuertes a la vista para reemplazarle; este mismo martes, el senador Alex Padilla se autodescartó de la carrera— y que se está convirtiendo en el demócrata más poderoso (si no el único) en plantarle cara a Trump. Su rostro, cada vez más popular en todo el país y fuera de él, y gestos políticos como este le colocan a la cabeza de una carrera por el trono demócrata que no puede tardar en escuchar el pistoletazo de salida.

En California hay unos 27,2 millones de ciudadanos llamados a las urnas y unos 23,1 millones registrados, según datos de la oficina de registro del Estado de hace dos semanas. Los datos reflejan que un 52% son mujeres; también, que casi la mitad (un 47%) tienen 50 años o más. Según la prensa local, la mayoría de los californianos han votado por anticipado (el pasado 27 de octubre ya había cuatro millones de papeletas emitidas), y cuando eso sucede, suele implicar que ese voto previo le da ventaja a los demócratas. El recuento total tardará horas en salir, pero Associated Press, que anuncia los resultados de manera oficial, ha afirmado que el sí era contundente en segundos. Todavía pueden recibirse papeletas que, siempre con matasellos anterior al 4 de noviembre, pueden llegar a las oficinas electorales hasta el próximo miércoles 12.

Según una encuesta realizada por la cadena CBS, el 80% de los votantes afirma que buena parte del motivo de su voto fue la oposición a Donald Trump; el 18% asegura que no les movió Trump.

El presidente Trump aseguró durante la jornada electoral que la votación era “inconstitucional” y una “estafa gigantesca, ya que todo el proceso, en particular la votación en sí, está manipulado”, escribió en su red social, Truth. “Todas las papeletas de voto por correo, en las que los republicanos de ese Estado quedan ‘excluidos’, están siendo objeto de una revisión legal y penal muy seria. ¡Permaneced atentos!”. La oficina del gobernador de Newsom descartó las palabras de Trump en un comunicado en sus redes, y le calificó como “una persona poco seria que difunde información falsa en un intento desesperado por lidiar con sus fracasos”.

“Vamos a combatir el fuego con fuego”, dijo Newsom a finales de agosto. Y la frase se convirtió en el lema de una campaña a machete por el control poli´tico del país. Porque hasta ahora, California tenía en el Congreso de la nación 43 demócratas y nueve republicanos; con esta votación, puede llegar a situarse con 48-4. El caso opuesto al ocurrido en Texas entonces, en agosto, cuando el Estado se recolocó para así lograr cinco republicanos más. Esa práctica de que los condados se ajusten para así decidir qué votantes y qué resultados obtienen se lleva practicando en Estados Unidos desde finales del siglo XVIII, cuando adaptó el nombre de gerrymandering. En Texas, ese corta-pega para recomponer los distritos lo hacen los gobernantes, sin pasar por las urnas; en California, es el pueblo quien debe votar para decidirlo.

Pese a su limpieza legal, los republicanos se han negado, e incluso algunos demócratas no se han sentido cómodos con esta ocurrencia de Newsom. Las elecciones han costado unos 280 millones de dólares. Otros, como el propio expresidente Barack Obama, lo aplaudió, tras la decisión de Texas el pasado verano. “Ya que Texas está recibiendo órdenes de una Casa Blanca partidista y está empleando el gerrymandering a mitad de década para mantener la Cámara de Representantes a pesar de sus políticas impopulares, tengo gran respeto por la iniciativa del gobernador. Es inteligente y calculada“, escribió el expresidente Barack Obama en sus redes sociales. En otra declaración, afirmó que había “un principio más alto en juego”: “Si nuestra democracia puede ser manipulada por quienes ya están en el poder, o si es el pueblo quien decide quién lo representa”.

Las elecciones de California se han unido a las realizadas en distintos Estados y ciudades de todo el país. Miami y Nueva York han elegido este martes a sus alcaldes, mientras que Virginia y Nueva Jersey —donde ha habido alertas falsas de bombas— lo ha hecho con sus gobernadores. California siempre es lenta contado votos, pero en este caso la sencillez de la papeleta y el enorme voto previo ha hecho que el proceso se acelere. En algunas zonas y condados, el conteo ha sido público y los observadores han sido bienvenidos. Pero todo el país ha podido observar la que ha sido una victoria clara de los demócratas y sobre todo el poderoso gobernador Newsom, cuyo futuro parece más en ascenso que nunca.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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