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Más de la mitad de los latinos en Estados Unidos cree que el sueño americano está muriendo

De acuerdo a una encuesta realizada por la empresa analítica Nielsen sobre las sensaciones de la población hispana, solo el 10% es optimista sobre sus oportunidades vitales

Un hombre trabaja en un campo agrícola, en California, el 11 de julio de 2025.
Alonso Martínez

Durante mucho tiempo, el sueño americano ha sido un pilar fundamental del optimismo migrante en Estados Unidos. En especial entre los latinos. Pero después de décadas de estar a la vanguardia de ese sueño, parece que la idea de que cualquier persona, sin importar su origen, puede alcanzar éxito, prosperidad y movilidad social mediante trabajo duro y oportunidades en ese país, se desvanece a un ritmo acelerado. Los resultados publicados este mes en el Estudio sobre la opinión de los hispanos de 2025 realizado por la empresa analista Nielsen entre marzo y abril, muestran que la fe en este ideal ha alcanzado su punto más bajo desde que se inició la encuesta en 2018, y casi la mitad de los hispanos afirma que el sueño está desapareciendo o ya se ha desvanecido.

Este declive se debe a una combinación de factores económicos, sociales e institucionales, en especial durante esta segunda era de Donald Trump. El aumento del costo de vida, el estancamiento de los salarios y la inseguridad financiera han hecho que la prosperidad personal sea cada vez más difícil de lograr, incluso a pesar del crecimiento de las contribuciones económicas de la comunidad. Estas presiones, junto con retos sociales más amplios, han debilitado la percepción de que el sueño americano se puede alcanzar.

¿La muerte del sueño americano?

En 2025, el 48,3% de los hispanos afirmó que el sueño americano está desvaneciendo. Esto supone un aumento importante con respecto al 34,9% de 2023 y al 30,5% de 2018, lo que indica una crisis de fe cada vez más profunda. También ha aumentado la cifra de quienes sienten que el sueño ya ha muerto. Esa se duplicó con creces en solo dos años, pasando del 10,5% en 2023 al 21,9% en 2025.

Al mismo tiempo, el optimismo se ha desmoronado. En 2018, el 22,4% de los latinos afirmaba que el sueño americano “seguía vivo y gozaba de buena salud”. En 2025, esa cifra se había reducido a más de la mitad: 10,6%. Incluso la creencia más moderada de que el sueño “sigue vivo, pero no es lo que era” ha disminuido, pasando del 47% en 2018 al 41,1% en 2025.

Por edad

Aunque el escepticismo sobre el sueño americano abarca a todos los grupos de edad, los latinos más jóvenes siguen siendo más optimistas que personas mayores. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, el 11,1% aún cree que el sueño está “vivo y coleando”, la proporción más alta entre todos los grupos de edad. En comparación, solo el 6,7% de los que tienen entre 45 y 54 años comparten esa opinión.

Los adultos jóvenes también son menos propensos a haber abandonado el sueño por completo. Solo el 15,2% de los jóvenes de entre 18 y 24 años afirma que el sueño americano “ya no existe”, en comparación con el 29,7% de los de entre 25 y 34 años y el 25,6% de los de entre 45 y 54 años.

Aunque el optimismo general ha disminuido, los hispanos más jóvenes siguen teniendo cierta esperanza, lo que indica que el sueño, aunque debilitado, aún no se ha extinguido para la próxima generación.

Por idioma

El idioma, que a menudo es un indicador de la experiencia de los inmigrantes frente a la de los nacidos en Estados Unidos, también revela diferencias significativas en la perspectiva. Tanto los hispanos que dominan el español como los que dominan el inglés han experimentado un fuerte descenso en su optimismo desde 2018, pero los hispanohablantes siguen manteniendo un mayor apego al sueño.

En 2018, más de un tercio (37,2%) de los hispanohablantes afirmaba que el sueño americano estaba “vivo y coleando”. En 2025, ese optimismo se había reducido a solo el 10,5%, reflejando la tendencia general. Sin embargo, es importante destacar que los hispanohablantes son menos propensos a decir que el sueño ha desaparecido por completo. Solo el 16,9% cree ahora que ya no existe, en comparación con el 22,4% de los angloparlantes.

Los hispanohablantes también se inclinan más por adoptar una postura intermedia: el 48,3% cree que el sueño “sigue vivo, pero no es lo que era”, frente al 40,3% de los angloparlantes. Esto sugiere que, aunque el optimismo de los inmigrantes se ha debilitado considerablemente, sigue siendo más resistente a la desilusión total que entre los latinos que dominan el inglés.

Por educación

En todos los niveles educativos, el optimismo se ha erosionado desde 2018, pero los datos muestran que los latinos con mayor nivel educativo son ahora los más escépticos.

En 2025, el 35,4% de las personas con un título universitario de cuatro años afirmaba que el sueño americano ya no existía, junto con el 26,6% de las personas con títulos de posgrado. Por el contrario, solo el 16,6% de las personas con un título de secundaria y el 21,1% de las personas con un título de dos años compartían esta opinión.

Al combinar las respuestas más optimistas —“vivo y coleando” y “todavía vivo, pero no es lo que era”—, la mayoría o casi la mayoría de los grupos con mayor nivel educativo aún consideran que el sueño sigue vivo de alguna forma. Esta cifra se sitúa en el 55,8% entre los que tienen un título de dos años, el 53% entre los graduados de secundaria y el 48,8% entre los que tienen menos de una educación secundaria. Hay una excepción entre los que tienen títulos técnicos o profesionales, donde el optimismo combinado ha caído hasta solo el 39,8%, el más bajo de todos los grupos.

Un cambio rápido

Desde que comenzó el estudio sobre la opinión de los hispanos en 2018, la fe en el sueño americano ha mostrado una tendencia constante a la baja. En ese primer año, solo el 9,1% de los latinos afirmaba que el sueño ya no existía. En 2023, esa cifra aumentó modestamente hasta el 10,5%, antes de duplicarse con creces en solo dos años. Del mismo modo, aquellos que afirmaban que el sueño estaba “vivo y coleando” disminuyeron de forma constante, pasando del 22,4% en 2018 al 14,3% en 2023 y al 10,6% en 2025.

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Alonso Martínez
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