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La dulce venganza de Mika, de sufrir ‘bullying’ por ser extranjero a ser jurado de programas como ‘La voz’ en cuatro idiomas distintos

El acoso escolar hizo que dejara de hablar y de leer durante meses. Ahora, el cantante se cuela en los hogares de varios países practicando con destreza la lengua local

Héctor Llanos Martínez

Hace unos meses, Mika (Beirut, Líbano, 42 años) se incorporaba como coach de la nueva temporada de La voz de Antena 3, que está a punto de elegir a su ganador. El cantante ya había aparecido en el programa de forma puntual durante la temporada pasada, como asesor de Pablo López. Este tipo de formatos no son nuevos para él. En los últimos años, ha viajado por media Europa siendo jurado en cuatro idiomas diferentes. Lo ha sido de La voz en Francia, de Factor X en Italia, y de las versiones de El piano en Reino Unido y España.

“Es muy difícil aprender un idioma siendo adulto. Pero yo he tenido muchos problemas en el colegio por ser disléxico y ahora he querido compensarlo. Siempre he sido un desastre con todas las cosas escritas. Por ejemplo, no puedo leer una partitura”, comenta Mika, en su casi perfecto español, a finales de noviembre en el plató de La voz, que emite su semifinal este viernes y su final el viernes 19 de diciembre.

La parte positiva de trabajar en un idioma que no es el suyo, considera el cantante, es que se ve obligado a mostrar su personalidad con menos filtro. “Con un idioma que conoces bien, puedes manipular con más destreza la forma en la que quieres que te vea la gente. Así que me viene bien para este tipo de programas. La televisión (como la música) solo funciona cuando no cambias delante de la cámara y la gente”, dice.

De padre estadounidense y madre libanesa, la familia de Mika huyó de la guerra y se mudó a París al poco tiempo de nacer él. Con nueve años, se instalaron en Londres. Afeminado, de educación parisina, disléxico y sin dominar el inglés, Mika sufrió acoso escolar, hasta el punto que dejó de hablar y de leer durante meses. El colarse en las televisiones de varios países practicando con destreza el idioma local parece una dulce venganza.

“Me encuentro cómodo en contextos culturales diferentes. De niño, mi familia y yo hemos tenido muchísimos cambios de vida, retos, cambios de casa, momentos altos, momentos muy bajos... Pero las constantes en nuestras vidas han sido la creatividad y la música”, explica el coach de La voz España.

Su madre, diseñadora, la mujer que decidió que debían mudarse a París y en parte la responsable de la explosión de color que caracteriza a la indumentaria del músico, también tiene que ver con que abrace todo tipo de sonidos. Cuenta de ella que era fan del rapero Notorious BIG, pero también escuchaba flamenco, a Nina Simone, Georges Moustaki y Montserrat Caballé. “No es tan raro. En la música solo hay una línea a seguir: emoción y excelencia. Una vez, cuando yo tenía 13 años, me llevó a ver un concierto de Cesária Évora. Estaba cantando descalza en el Royal Albert Hall de Londres. Yo no entendía nada”, recuerda.

Participar en el programa de Antena 3 le ha permitido sumergirse en “un país lleno de riqueza musical, del flamenco a los sonidos latinoamericanos”. No necesita fingir que conoce todas las canciones que suenan. “Esta ignorancia es fenomenal. Mis compañeros hacen audiciones ciegas y para mí son audiciones totalmente a ciegas”, bromea.

Por eso, defiende, el equipo de cantantes que ha formado en la versión española de La voz es tan dispar. “La homogeneidad es un cáncer para la creatividad. Es la muerte del arte. Cuando piensas en la música que forma parte de tu vida, en tu discoteca interna, esas melodías no tienen valor económico, sino humano. Ahora, el algoritmo puede hacer que perdamos el nicho, las cosas pequeñas”, lamenta.

“También estamos perdiendo las salas medianas y pequeñas, que son la escuela primordial para un artista. Las cosas que impactan en TikTok no son las mismas que lo hacen en el escenario de un bar, en el que la gente está bebiendo sin hacerte mucho caso o esperando a otro artista. Y a ti te toca seducirlo. Es algo muy poderoso, como el sexo. Es droga dura para un músico”, continúa.

En su nuevo disco, que saldrá en 2026 y del que ya ha mostrado varios sencillos a modo de adelanto, como Modern Times e Inmortal Love, busca recuperar esa sensación de espontaneidad que admite haber perdido en parte por el camino en estos 20 años desde que arrasó en todo el mundo con su álbum debut, Life in Cartoon Motion. A sus 42 años, quiere potenciar en su música “esa energía anárquica, sin pulir”, que muestra en la televisión, cuando se muestra sin filtros hablando en un idioma que no es el suyo.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, creador del blog 'Doc&Roll'. XV Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Antes de llegar a El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.
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