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‘La L silenciosa’ se atreve con el abuso sexual infantil en Egipto

La serie más seguida del país durante el mes de Ramadán de este año, protagonizada por la popular actriz Amina Khalil, aborda con tacto una problemática social muy encubierta

Mohamed Shahin (izquierda), en un momento de la serie egipcia 'Lam Shamseya' (La L silenciosa).
Marc Español

A lo largo y ancho del mundo árabe, y en Egipto en particular, una de las actividades favoritas durante el mes sagrado islámico de Ramadán, que este año cayó en marzo, es algo tan sencillo como reunirse con la familia alrededor de la tele, sobre todo después de haber roto el ayuno. Se trata, con diferencia, de la época del año con las mayores audiencias, por lo que las cadenas de televisión compiten con series de grandes presupuestos que luego suelen marcar tendencia.

Aprovechando el impacto que tienen las series más seguidas durante el Ramadán, desde hace años hay varias producciones en Egipto que apuestan cada temporada por abordar cuestiones sociales delicadas y controvertidas, en ocasiones incluso tabú, como por ejemplo la violencia machista, el divorcio, el acoso sexual y la salud mental. La audiencia ha mostrado un apetito constante por este tipo de telenovelas, producidas para invitar a la reflexión y generar debate.

Este año, la serie que se llevó la palma fue Lam shamsiya, que podría traducirse por algo así como La L silenciosa. La telenovela, protagonizada por Amina Khalil, una de las actrices egipcias más famosa, recorre la historia de una profesora en una escuela internacional que, en la fiesta de cumpleaños de su hijastro, se da cuenta de que el mejor amigo de su marido se comporta de forma inapropiada con el niño, lo que la alarma de inmediato.

Lo que sigue durante los siguientes 14 episodios es una tormenta legal, emocional, familiar y social. En un primer momento, la madrastra es muy cuestionada por su entorno, que la acusa de malinterpretar y exagerar lo sucedido. Pero ella insiste para demostrar que el abuso ocurrió y para responsabilizar al adulto, un reputado profesor de universidad, aunque para ello tenga que enfrentarse a las reacciones negativas de su círculo cercano y arriesgarse al ostracismo.

La serie, que termina con un juicio épico y el profesor universitario condenado a prisión, ha sido aplaudida por conseguir abordar con tacto una lacra social muy extendida pero tan poco expuesta en el país como es el abuso sexual infantil y la pederastia. Además, la telenovela se atreve a romper todavía otro tabú más al poner el foco en un niño en lugar de una niña, en un aparente intento de romper con el estereotipo de la víctima y ahondar en su vulnerabilidad.

El nombre de la serie es un guiño al silencio que suele rodear este asunto. En árabe, cuando el artículo definido “al-” va seguido de las letras del alfabeto llamadas lunares, la ele se pronuncia. En cambio, cuando le sigue una letra solar, la ele se asimila y no se vocaliza. Por ejemplo, cuando la palabra sol (shams) va precedida del artículo se escribe al-shams pero se pronuncia ashams. Así, la telenovela se acoge a este recurso para armar una metáfora y denotar que, al igual que esa l, el abuso sexual infantil está a menudo presente aunque esté silenciado.

Amina Khalil y Ali Beialy en 'Lam Shamseya'.

Además de la trama central del abuso del niño que protagoniza la serie, esta también aborda otros asuntos que a menudo pueden aparecer entrelazados, como las brechas generacionales en torno a las formas de comunicarse y, en este caso, la dificultad de los padres para entender lo que le ocurre al pequeño. El padre ni siquiera detecta al inicio su malestar y lo afronta de forma autoritaria mientras la madrastra intenta en vano ganárselo con excesiva tolerancia.

En un primer momento, la serie no desvela el motivo por el que la madrastra sospecha —con razón— de que su hijastro está siendo objeto de abusos. Pero a medida que avanzan los capítulos se hace partícipe al espectador del proceso que ella atraviesa en paralelo hasta tomar consciencia de que también sufrió abusos de pequeña, gracias a sutiles flashbacks desencadenados por gestos del niño como orinar en la cama y mostrar comportamientos erráticos como ira y aislamiento.

En este proceso de abordar el trauma de su hijastro y el suyo propio, una de las claves resulta ser la terapia con el psicólogo, un paso aún muy estigmatizado en Egipto. En algunas escenas, el psicólogo incluso parece dirigirse más a la audiencia que a los presentes en su consulta, en una forma sutil pero directa de ofrecer herramientas al espectador para saber actuar en casos como el que plantea la serie. Las sesiones de terapia de la telenovela han sido además elogiadas por mostrar un camino de altibajos, en lugar de retratarla como una solución rápida.

La propia protagonista de la serie, Amina Khalil, reconoció en una entrevista con el medio árabe ET Bel Arabi que su papel en Lam shamsiya fue el más difícil que ha interpretado en su carrera. Pero celebró que la apuesta de la productora fuera bien recibida por la audiencia. Una de las escenas más conmovedoras para ella fue la que cierra el sexto capítulo, con una imagen que se aleja y muestra desde el aire varios grandes edificios haciendo alusión a que detrás de cada ventana hay familias que pueden estar atravesando historias parecidas.

Más allá de la trama principal, la telenovela se desenvuelve de forma rápida, sin escenas de relleno y con giros de guion adicionales que le aportan un toque intenso común en este tipo de producciones, aunque en este caso sin caer en excesos melodramáticos. El marido de la protagonista, por ejemplo, mantiene un problemático affaire con una compañera de trabajo a la que deja embarazada sin querer y a la que le promete casarse justo antes de desaparecer.

Una encuesta sobre las series de Ramadán del centro de investigación de medios de la Universidad de El Cairo reveló que Lam shamsiya fue de lejos el programa más seguido de la temporada y el favorito para un cuarto de todos los telespectadores. Además, el público encuestado le otorgó el premio simbólico del mejor director, la mejor actriz y el mejor actor protagonistas, poniendo un año más de relieve la popularidad de estas apuestas en Egipto.

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Sobre la firma

Marc Español
Escribe en EL PAÍS desde 2020. Desde El Cairo, su trabajo se centra principalmente en Egipto y Sudán, y sigue de cerca Gaza y Libia. Licenciado en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
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