Más Makoke, menos fascistas
No quiero ver a compañeras intimidadas ni a fascistas cuando no toca. Quiero saber si Antonio y Manolo, por ejemplo, querrán una segunda cita en ‘First Dates’


Cuando tuvimos que confinarnos en casa en marzo de 2020, quería que Belén Esteban aliviara mi duelo cocinando y cantara Las campanas del amor de Mónica Naranjo. Que me narraran las deslealtades de famosos de cuarta, esos que soy perfectamente capaz de identificar. Reírnos de alguien porque la guasa siempre, o casi siempre, nos salva.
'Sálvame Naranja Plus' se ha montado un karaoke con Belén Esteban cantando "Las Campanas del Amor" 😂😂 #YoVeoSálvame pic.twitter.com/8AwFqjcmQ9
— Xavi Oller (@xaviioller) April 3, 2023
No quería que me informaran de las cifras de muertos a diario, me recordaran la importancia de la saturación de oxígeno en la sangre, cómo detectar los síntomas de la enfermedad. No quería un médico en el plató, sino una antigua tronista de Mujeres y hombres y viceversa contándonos su noche de amor con un futbolista nada más conocerse en el reservado de una discoteca. Y un testigo protegido con la voz distorsionada que confirmara o desmintiera el asunto.
Cuando un volcán arrasó la isla de La Palma buscaba refugio en lo mismo, el chisme como remedio a mi ansiedad y a mis miedos, mis falanges apretando compulsivamente los botones del mando en busca de la nada que a veces es todo. Y cuando una dana llenó de lodo parte de la Comunidad Valenciana y se llevó la vida de 228 personas ya sabía dónde informarme, con quién enfadarme y dónde podía encontrar mi dosis diaria de lo que pasa en el mundo. Rechazaba, una vez más, que en Ni que fuéramos shhh María Patiño contactara con una familia que lo había perdido todo, y que acabáramos todas llorando.
Es falta de empatía la mía, quizá, es frivolidad, también es la confesión de una espectadora saturada ante el despliegue televisivo y los cambios en los contenidos cuando ocurre algo extraordinario.
Y me pasa esta semana cuando la noticia y los focos están en Torre Pacheco. Quiero que los programas de entretenimiento sigan aligerando mi existencia, hablando de la boda de Marta López y el cumpleaños de Lamine Yamal y que alguno de los presentes llame a las cosas por su nombre y dejemos de hablar de “chicas de imagen”. Quiero una nueva guerra familiar, odiar a los que pasan vacaciones en un barco y de paso a los que tienen amigos con barco. No quiero ver a compañeras intimidadas ni a fascistas cuando no toca. Quiero saber si Antonio y Manolo, por ejemplo, querrán una segunda cita en First Dates, si Makoke hará las paces con Kiko Hernández. Al menos yo.
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