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En el rodaje de ‘Ravalear’, la serie sobre el saqueo inmobiliario de Barcelona: “El progreso nos convirtió en turistas o en gente sin casa”

Pol Rodríguez crea y codirige con Isaki Lacuesta un ‘thriller’ de seis episodios para Max y 3Cat inspirado en el desahucio real del restaurante de su familia

Rodaje en la cocina de Can Mosques de 'Ravalear', que se reformó completamente y reproduce la original de Can Lluís.
Noelia Ramírez

¿Qué lleva a quien has confiado media vida a venderte a los buitres? Desde la pandemia, esa duda asaltaba al director Pol Rodríguez (Barcelona, 48 años). Y no como mera hipótesis. Esa persona existía. Se llamaba Cristóbal y lo conocía desde crío. “Fue el gestor de la inmobiliaria que durante treinta años llevó el restaurante de mis padres. Cristóbal nos vendió a un fondo de inversión por una comisión. Llevo mucho tiempo preguntándome por qué, después de tanto tiempo, de toda la conexión emocional, pasan estas cosas que buscan el beneficio propio”, aclara.

Es viernes 25 de abril y este cineasta de discurso pausado revela su pasado familiar bebiendo un té verde en una de las mesas de Can Mosques, un restaurante ficticio en un edificio abandonado en una esquina de la barcelonesa calle Carretes. Este local acogedor con amplios ventanales, de los que invitan a quedarse por ser como los de toda la vida, se desmontará en unas horas y ha sido el núcleo emocional de Ravalear (Ravalejar en catalán) la serie que Rodríguez ha creado, dirige y seguirá rodando por distintas localizaciones de la ciudad hasta mayo. Su ficción narra lo que pasa cuando un restaurante familiar emblemático del barrio del Raval, frecuentado por artistas y amado por los vecinos, cae en las garras de un fondo buitre. Otra víctima más en el saqueo urbanístico de Barcelona.

Desde la izquierda, Pol Rodríguez, Isaki Lacuesta y el actor Francesc Orella, en el rodaje en Can Mosques.

A medio camino entre la asfixia entre fogones de la serie The Bear (disponible en Disney+) y el entramado de corrupción de una urbe vista en The Wire (en HBO Max), Ravalear se acabó de rodar en mayo y se estrenará en 2026 en HBO Max y 3Cat bajo la producción de Arcadia (As Bestas, en Prime Video, Robot Dreams, también se puede ver en Prime Video). Su productora, Sandra Tapia, asegura que lo que empezó como una posible película tuvo que alargarse en una ficción “hiperrealista” de seis capítulos partiendo de la historia del restaurante familiar de Rodríguez. Basta con echar un vistazo a las paredes de Can Mosques para entenderlo.

Desde el cartel al menú y las baldosas verdes cubiertas con ilustraciones artísticas y fotos de archivo de familiar en sus paredes —una meticulosa recreación de la directora de arte, Laia Colet—, este local es una réplica fiel de Can Lluís, el mítico restaurante de la calle Cera que la familia de Rodríguez regentó durante casi un siglo, desde 1929 hasta la pandemia, con atentado anarquista incluido en 1946, narrado por Manuel Vázquez Montalbán, comensal ilustre del local, en Historias de padres e hijos. Por allí pasaron otros fijos de la crónica cultural, desde artistas como Serrat y Rocío Jurado, actores como José Sacristán —que acabaría protagonizando el debut de Rodríguez, Quatretondeta—, gentes del teatro, ilustradores de El jueves y hasta un joven Leo Messi. En 2021, sus padres, Júlia Ferrer y Ferran Rodríguez Abella, se vieron obligados a cerrar tras varios años de acoso inmobiliario.

“Lo que pasó con Cristóbal y Can Lluís generó muchos sentimientos de frustración, de culpabilidad y de venganza: todo lo que requiere un buen thriller. Me parecía interesante jugar con ese hecho desde la perspectiva de una familia que se ve trastocada por la venta a un fondo inversor, explica el director. La serie busca una redención con claroscuros frente al desahucio real, que tuvo una tímida repercusión en los medios locales. “En su día, lo vivimos en silencio, de forma íntima. Mis padres estaban muy avergonzados, no querían salir en prensa y que los clientes se enterasen de esa forma. Eso deja un poso de culpabilidad, de sentir que no hiciste lo que estaba en tu mano. Por eso, en la serie, la familia hará todo lo que está en su mano para salvar el local”, aclara.

Así es Can Mosques, el restaurante que replica el mítico Can Lluís de la calle de la Cera del Raval.

Rodada en catalán, castellano, árabe, urdu e inglés, esta ficción con reparto coral (Enric Auquer, Maria Rodríguez Soto, Sergi López, Quim Àvila, Francesc Orella o Lluïsa Castell, entre otros) explora las tensiones generadas por la especulación inmobiliaria —ocupación, gentrificación, racismo institucional— en una trama donde la marginalización, los narcopisos y la inmigración se instrumentaliza moralmente en los planes de especulación e higiene urbanística.

“Me interesa mucho la lucha entre progreso y memoria. ¿Hasta qué punto es necesario? ¿Qué precio pagamos por avanzar? Al progreso lo necesitamos de alguna forma, pero también aferrarnos a unas raíces. La serie plantea una ciudad que quiere cambiar, pero sus espacios emblemáticos, los que conforman su identidad, van cayendo mientras el resto normalizamos los titulares sobre la especulación de los fondos buitre. Al final, esa idea de progreso nos ha convertido en turistas o gente sin casa”, apunta este creador, que se reparte la dirección de la serie con Isaki Lacuesta, su socio en Segundo premio, película con la que ganaron tres premios Goya y el Gaudí a la mejor dirección.

Lacuesta y Rodríguez se conocieron porque los presentó Joaquim Jordà, otro habitual de Can Lluís, y con quien Rodríguez empezó como asistente de dirección hace dos décadas en De nens, el documental que conectó un mediático caso de pederastia en el barrio con la muerte del Barrio Chino y el relato institucional de limpieza urbana. “Se diría que estoy cerrando un círculo contando las secuelas de esa misma historia”, explica.

Sergi López, en un momento del rodaje de 'Ravalear'.

Sin villanos

Con un guion a cargo de un tándem imparable (Isa Campo y Eduard Sola), Ravalear no tendrá héroes ni villanos, pero sí muchas contradicciones morales. La trama parte de la compra del edificio de Can Mosques por un fondo de inversión y cómo trastoca a todos los relacionados con ese bloque. “El alquiler ya no es solo una cuestión íntima, es un problema público. Se ha convertido una lucha muy transversal porque no solo define la convivencia, sino la salud de una ciudad”, aclara Enric Auquer en la silla de maquillaje poco antes de rodar una escena. Implicado en las protestas contra los desahucios y colaborador del Sindicat de Llogateres de Barcelona, el actor interpreta a Àlex, el hijo mayor que combina su trabajo camarero en Can Mosques con el de estibador en el Puerto.

Tras ser hermanos en 'Casa en Flames' y pareja en 'Mamífera', Enric Auquer (izquierda) y María Rodríguez Soto interpretan a un matrimonio  en 'Ravalear'.

La que fuese su pareja en Mamífera y hermana en Casa en flames, María Rodríguez Soto —que, además, es vecina de su edificio en la vida real—, vuelve a compartir proyecto con él. Aquí interpreta a Marta, su mujer en la ficción, una abogada de una clase social más alta que la familia de Can Mosques que acabará implicada en la lucha por supervivencia del restaurante. “Mi personaje siente cierta fascinación por la lucha obrera, porque proviene de un mundo completamente individualista. Esa atracción por lo colectivo la llevará a implicarse de formas poco ortodoxas”, apunta esta intérprete que comió varias veces en Can Lluis con su familia y siente una conexión emocional y política con el proyecto. “Ojalá esta serie genere debate y abra a la puerta a una posible huelga de alquileres, porque el derecho a la vivienda es un derecho y no un negocio”, zanja.

Enric Auquer, en el rodaje de 'Ravalear'.

Rodríguez advierte que este será un thriller en el que “las buenas intenciones pueden acabar llevándote a malos resultados” y que, en esencia, el cine y la televisión no están tan alejados de la rutina de un restaurante. “Yo soy el ejemplo de camarero-artista. Empecé a trabajar en Can Lluís con 13 años y a los 18 lo combiné con mi oficio en el cine. Rodaba de lunes a viernes y, por las noches y los fines de semana, trabajaba con mis padres. Siempre lo he sentido muy conectado. En los rodajes, como en los servicios de cocina, todo tiene que ir perfecto y el equipo debe estar en sintonía. He entendido que es tan importante un sofrito como un buen maquillaje y que, al final, todo ese esfuerzo grupal servirá para que alguien sienta placer al verlo, o al comerlo”. Antes de irse, confiesa que procura esquivar la calle del antiguo Can Lluís, que reabrió hace poco, con el mismo nombre pero con nuevos propietarios, una familia rusa. “Todavía hay mucho sentimiento de pérdida, pero esta serie es un homenaje a nuestras emociones, a nuestra historia”.

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Sobre la firma

Noelia Ramírez
Periodista cultural. Redactora de S Moda desde 2012 y forma parte del equipo de Cultura desde 2022.
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