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Una mujer trans estadounidense acude a la justicia de Países Bajos en busca de asilo político

El Servicio de Inmigración ha rechazado la petición de Verónica Clifford Carlos por considerar que Estados Unidos es un lugar seguro, y ella pide a los jueces que se pronuncien sobre esa denegación

Veronica Clifford-Carlos, a la derecha, con su abogada Inge Zuidhoek.
Isabel Ferrer

Verónica Clifford Carlos nació en California, tiene 28 años, es artista y escritora y también una mujer trans. En su pasaporte, expedido durante el actual mandato del presidente Donald Trump, figura como hombre, a pesar de que en el resto de su documentación anterior aparece como mujer. El pasado 10 de junio voló a Países Bajos con su padre y pidió asilo político al aterrizar en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol. La actual administración estadounidense solo reconoce dos sexos, hombre y mujer, y ella temía por su integridad si regresaba. Por eso, cuando el Servicio de Inmigración y Naturalización (IND) rechazó su petición, recurrió a la justicia del país. Es la primera demanda de su clase en llegar a un tribunal neerlandés y puede contribuir a cambiar la denominación de Estados Unidos como país seguro y sin persecución por motivo de género.

En la primera mitad de 2025, una treintena de ciudadanos estadounidenses han solicitado asilo en Países Bajos, según datos de IND. En años anteriores eran entre cinco y 18. Aunque oficialmente se desconocen sus motivos, LGBT Asylum Support, la ONG neerlandesa que apoya a Verónica, está en contacto con otras 22 personas de la misma nacionalidad. Tiene constancia, además, de que 17 han visto rechazada su petición de asilo. Todas ellas consideraban demasiado peligrosa la situación y predominaba el temor a las medidas represivas o la persecución.

Una vez en el aeropuerto, Verónica pasó por dos entrevistas y luego ingresó en el centro de detención de Schiphol. Tras un mes internada, fue trasladada a la localidad de Ter Apel, al norte de Países Bajos. Allí se encuentra el establecimiento nacional de recepción de refugiados, donde pasó otro mes. Luego la llevaron a Heerlen, al sureste del país, al centro de acogida, desde donde explica al teléfono que, en su país, “la amenaza era diaria”. “La gente me decía que me iban a matar por la calle, estaba en casa y solo iba al médico o con mi familia”, menciona. Su tratamiento de hormonas tampoco estaba asegurado, cuenta, “porque si a un médico no le gustan los trans y no me lo quiere recetar, está amparado legalmente”. Y como el seguro de salud es tan caro, “es muy difícil encontrar a otro facultativo”.

De momento, para el IND no existen grupos excepcionales en Estados Unidos y no hay motivos para atender, en Países Bajos, de manera especial a los refugiados transgénero o del resto de la comunidad LGBT+. Sin embargo, tanto Verónica como la misma ONG sostienen que “la información oficial sobre la situación en Estados Unidos está obsoleta”. No refleja el deterioro de las condiciones vitales a las que se enfrentan y el “borrado” de grupos enteros de población que puede suponer. Y eso es lo que deberá revisar el juez: si el IND decidió en función de unos datos actualizados y fiables los posibles riesgos. La ONG se ha remitido a una sentencia dictada este julio en Canadá, que bloqueó la deportación de una persona no binaria estadounidense debido al temor a la persecución con la política vigente.

Durante la entrevista, Verónica indica que sus amigos y colegas tampoco se sienten seguros en Estados Unidos. Ha estado en hospitales neerlandeses y dice: “La forma de tratarme y de abordar mi caso es como pasar de la noche al día”.

De todos modos, sostiene que la inseguridad actual en su país no se reduce a las personas trans. “Es el trato dado a todas las minorías. Aunque no creo que sea solo un objetivo de la administración Trump”. Le parece que el partido Republicano “plantó hace tiempo la semilla de la discriminación”. Su padre es de origen británico y su madre de ascendencia filipina, ambos en situación legal, y ella pone este ejemplo familiar: “Al volver de unas vacaciones en Singapur, el agente aduanas leyó el lugar de nacimiento de mi padre y le dijo que si por él fuera, lo mandaría de vuelta a casa”.

Desde la toma de posesión del presidente Trump, se ha suspendido la financiación de la atención sanitaria para personas transgénero. A los centros de investigación se les ha exigido que eliminen ese término, así como género, transexual, no binario o LGBT. La razón aducida por las autoridades es que con estas palabras se intenta socavar la realidad biológica del sexo.

El ministerio de Asilo y Migración le ha dicho a la ONG neerlandesa de Verónica que “este Gobierno está comprometido con la igualdad de derechos para las personas LGBTIQ+”, y que comparte “su preocupación” por lo que está pasando en Estados Unidos. “Si el Gobierno neerlandés quiere proteger a las personas, tal y como afirma, debería considerar al colectivo LGBTIQ+ que huye de Estados Unidos como un grupo en situación de riesgo”, asevera Sandro Kortekaas, presidente de LGBT Asylum Support. Y concluye: “Porque promover la igualdad de derechos también significa protegerlos. En todo el mundo”.

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