Verstappen apela al honor de Mclaren

Gran parte del paddock de la Fórmula 1 se ha puesto la camiseta de Red Bull para animar a Max Verstappen este fin de semana en Qatar, penúltima prueba de la temporada y último fin de semana con una carrera al sprint (15:00 horas, Dazn) que, si bien no puede resolver el Mundial de forma matemática, sí que puede dejarlo visto para sentencia con vistas a la prueba larga, el domingo.

El holandés huele sangre y no tiene nada que perder después de haber protagonizado una remontada histórica independientemente de lo que suceda al final. Desde Zandvoort, a finales de agosto, le ha recortado 80 puntos al líder, una media de 11,4 por cita, para llegar con opciones de encasquetarse su quinta corona consecutiva en Abu Dabi, la semana que viene. De los tres que se juegan el título, solo Lando Norris podría salir de Losail como campeón, gracias a los 24 puntos de ventaja que tiene a su favor sobre el holandés y sobre Oscar Piastri, su vecino en el taller de McLaren. La renta es muy relevante, sobre todo porque solo quedan 58 puntos en juego; pero sería prácticamente definitiva de no ser por la doble descalificación de los bólidos papaya en Las Vegas, el último domingo, después de que los comisarios detectaran una degradación demasiado alta en la platina de resina de debajo de los dos MCL39.

La intervención de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) le volvió a dar alas a Red Bull, que tenía el campeonato prácticamente perdido y que ahora va con todo, subido al bólido de Verstappen, que este sábado se verá obligado a volver a hacer magia, después de un viernes inesperadamente complicado. Uno de los aspectos más relevantes del muchacho de Hasselt es su poca tendencia a cometer errores. Y en la cronometrada al sprint más importante del año, cometió uno al irse fuera de la pista en la eliminatoria definitiva (SQ3). En la excursión dañó el fondo plano de su coche, circunstancia que le eliminó de le la gresca por la mini pole. El de Red Bull saldrá el sexto, por primera vez por detrás de Yuki Tsunoda, su compañero en la escudería del búfalo rojo, que no cuenta con el japonés para el curso que viene. El primero en arrancar será Piastri, que ha despertado justo a tiempo después de una mala racha para olvidar —no sube al podio en las últimas cinco paradas del calendario—, mientras que Norris, el principal favorito, lo hará el tercero después de irse fuera en su último intento de vuelta rápida.

Sin tener en cuenta cómo termine la cosa, a McLaren no se le puede negar el valor que ha demostrado al encarar estas batallas finales sin imponer ningún tipo de directriz, para asegurar el tiro a favor del candidato más favorecido por la estadística. “Lo mejor que pueden hacer es dejarles competir. ¿Por qué ahora, de repente, no deberían dejar competir a Oscar? Si me lo dijeran a mi les mandaría a la mierda”, azuzó Mad Max.

“Si eres un ganador de verdad, vas a por ello. ¿Qué sentido tiene no hacerlo? En caso contrario, simplemente te puedes catalogar tu mismo como segundo piloto, pero no creo que sea eso lo que quiera [Piastri]”, ironizó el piloto del equipo energético, a quien se le ha girado más trabajo del ideal. “El coche no va bien, hay que mirar qué pasa”, advirtió el buque insignia de Red Bull, nada más enterarse, por la radio de que saldría el sexto.

“Desde la primera vuelta tuve mucho rebote, y mucho subviraje —la parte delantera del coche no entra—, que después pasó a ser sobreviraje —la parte trasera va suelta—. Evidentemente intenté cambiar cosas con el volante, pero no funcionó”, resumió Verstappen, que vaticina una sprint poco excitante. “Con este equilibrio no será nada divertido, de modo que tendremos que centrarnos en hacer cambios con vistas a la cronometrada”, zanjó.