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Los jesuitas imputados por encubrir abusos en Bolivia afirman que conocieron el caso por EL PAÍS

Los altos cargos de la Compañía de origen español, Ramón Alaix y Marcos Recolons, restan credibilidad al diario donde Alfonso Pedrajas donde aparecen citados como conocedores de sus crímenes

El exprovincial jesuita Ramón Alaix sale este miércoles de los juzgados de Cochabamba tras declarar, junto con el ex alto cargo de la Compañía Ramón Alix, por encubrir un caso de pederastia.
Julio Núñez

EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.

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Era la primera vez que Bolivia veía la imagen de dos ex altos cargos de la Compañía de Jesús pisaban un juzgado para sentarse en el banquillo acusados de encubrir un caso de pederastia. Los españoles Marcos Recolons, de 81 años y con una mascarilla, y Ramón Alaix, de 83 y en silla de ruedas, atravesaron este miércoles a las 8.30 (hora boliviana) el Juzgado de Sentencia Penal Anticorrupción y contra la Violencia hacia las Mujeres Número 4 de Cochabamba. Dentro les esperaba un grupo de víctimas del sacerdote español Alfonso Pedrajas, fallecido en 2009, al que le acusan de proteger cuando tuvieron conocimiento de sus crímenes. “Soy inocente de los hechos de los que se me acusa”, ha declarado Recolons, según han señalado fuentes judiciales presentes en la audiencia, que se celebró a puerta cerrada. Alaix también ha negado que encubriera los casos de abusos de Pedrajas y ambos han restado credibilidad al diario y han subrayado que conocieron el caso cuando EL PAÍS lo publicó en abril de 2023. “No nos consta que este diario fuera escrito por Pedrajas. No tenemos garantías”, ha dicho Alaix, según han indicado las mismas fuentes de los tribunales bolivianos. Los dos responsables han indicado, además, que en los escritos del pederasta español no hay constancia de que este les comunicara ningún delito.

El diario de Alfonso Pedrajas estuvo oculto hasta abril de 2023, cuando salió a la luz en EL PAÍS. En él, admitió que abusó de al menos 85 menores entre 1972 y comienzos de los años 2000 en varios colegios de la orden, con el amparo de sus superiores. Tras la publicación, la Fiscalía boliviana reaccionó y abrió una investigación: entró en la sede de los jesuitas para recabar documentos, recibió denuncias de víctimas y tomó declaración a los responsables de la orden. El pasado marzo acabó imputando a estos dos jesuitas por encubrimiento.

Las declaraciones de estos dos antiguos provinciales de la orden chocan con el contenido del diario personal de Pedrajas, de más de 383 páginas y al que bautizó como Historia. En él, describe su “problema” y plasma el esquema que siguió para revelárselo a Recolons. En ese boceto aparecen las palabras clave para citar los abusos: “Represión religiosa”, “F. sin consentimiento”, “no veía consecuencias de todo aquello”, “casos aislados”, “gran interrogante: ¿pecado?”.

En el caso de Alaix, Pedrajas lo cita varias veces en los años 2000 y describe como este tapa al menos dos denuncias y le pide que lo traslade a Valencia para huir de todo aquello. Años después, en 2008, el pederasta español escribe que su superior cancela un homenaje por las acusaciones sobre abusos que hay contra él. “Otra reunión-homenaje que estaba planificada en La Paz anteriormente la suspendimos a última hora. Alguien había insistido en la vieja denuncia a Ramón [Alaix, su provincial]. Ramón se asustó. Incluso habló de enviarme a España. Lo frené como pude y hasta ahora no me ha dicho nada de lo que se comprometió: hablar con el interesado de nuevo y pedirle perdón.

Los dos imputados ocuparon el puesto de provincial (máximo cargo de la Compañía de Jesús dentro de un país y cuyo mandato suele alargarse varios años) durante los periodos en los que más denuncias contra Pedrajas llegaron a la orden. Recolons desde 1993 hasta 1999, y Alaix entre 1999 y 2007. El primero, además, llegó a ser el número dos de la orden en Roma, en la curia general, entre 2004 y 2012. Como aparece en el diario y así lo atestiguan víctimas y testigos, los jesuitas españoles conocieron los delitos de boca de Pedrajas y de varias de sus víctimas, pero no lo denunciaron ante las autoridades civiles. En algunos casos, se revela cómo taparon denuncias y silenciaron a los afectados. Así concluye el ministerio público boliviano: “Tenían la obligación de controlar el funcionamiento de cada una de las obras jesuitas, más aún en la que tenían bajo su cuidado y protección a niños y adolescentes en evidente estado de vulnerabilidad”.

Además del diario, que está en poder de los tribunales bolivianos, el escrito de acusación, de 855 páginas y al que ha tenido acceso EL PAÍS, incorpora múltiples pruebas contra los acusados. Destacan las denuncias de 18 víctimas y sus respectivos informes psicológicos, que apoyan la veracidad de los hechos narrados. Su lectura es demoledora. “Sentí que me estaban manoseando y empiezo a sentir mis labios mojados. Era el Pica [mote con el que se conocía a Pedrajas] que estaba besándome. Me desperté y le empujé. Él me dijo: ‘Pero ¿qué pasa? Solamente estamos jugando. Yo te amo’. Yo no entendía nada", es uno de los testimonios recopilados. La mayoría de estas víctimas, según determinan sus dosieres psicológicos, padecen graves secuelas y requieren asistencia profesional.

El documento también enumera otras 21 evidencias materiales (como CDs y sobres con documentos internos de la orden) y 52 pruebas testificales (víctimas, denunciantes, investigadores e investigados). La fiscalía da veracidad a las acusaciones de encubrimiento: “Se ha evidenciado que algunas víctimas de las agresiones sufridas lograron comunicar a los provinciales sobre la conducta desplegada por Alfonso Pedrajas quienes, no obstante, de tener la obligación de indagar al respecto, ya que se trataba de víctimas menores de edad, no adoptaron ningún tipo de acción de protección”.

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Sobre la firma

Julio Núñez
Periodista de Casar de Cáceres. Escribe en EL PAÍS sobre tribunales. Desde 2018 y hasta la actualidad investiga el escándalo de la pederastia en la Iglesia, trabajo que en 2022 obtuvo el Premio de Periodismo Ortega y Gasset.
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