La II Cumbre contra el Hambre arranca en Roma con la ausencia de grandes líderes

La II Cumbre Mundial sobre la Alimentación promovida por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha arrancado hoy en Roma minutos después de las 9.00 horas con una ceremonia presidida por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Durante cuatro días, unos 4.000 delegados de 184 países intentarán acometer una batalla decisiva contra el hambre, una lacra que afecta a mas de 815 millones de personas, de las que 300 millones son niños.

Seis años después de la primera reunión, en la que se acordó reducir los hambrientos a la mitad en 2015, esta cumbre tratará de hacer frente al incumplimiento de este compromiso. Hoy por hoy, cada cuatro segundos una persona muere en el mundo por desnutrición, 24.000 al día.

El punto de partida del encuentro es, precisamente, la constatación de este fracaso. Durante la sesión inaugural, el director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, ha denunciado que "a este ritmo, se alcanzará el objetivo 45 años más tarde de la fecha fijada" y ha propuesto una nueva "alianza mundial" contra el hambre, para la que ha pedido 24.000 millones de dólares (26.400 millones de euros) adicionales al año en inversiones públicas.

Razones éticas y pragmáticas

La reducción a la mitad de los 815 millones de hambrientos que hay en el mundo exige un descenso anual de 22 millones, frente a los cerca de ocho millones actuales. Para relanzar este objetivo, Diouf ha vuelto a apelar a la voluntad política de los países desarrollados, y, sobre todo, a su aportación económica.

Paralelamente ha tratado de justificar el interés pragmático de la lucha contra el hambre, "porque su eliminación redunda en beneficio de los poderosos al crear un nuevo mercado" además de contribuir a la paz y la estabilidad, ya que "la miseria es el principal semillero del que se nutren los grupos terroristas".

Por su parte, Annan ha pronunciado un duro discurso, en el que ha urgido a la comunidad internacional a intensificar unos esfuerzos "que van demasiado lentos". "El hambre es una de las peores violaciones de la dignidad humana. En un mundo de abundancia está a nuestro alcance acabar con esta lacra y fracasar en este empeño nos debería llenar a todos de vergüenza", ha concluido.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, anfitrión de la cumbre, ha subrayado los errores de Occidente al afrontar el problema ya que la clave está en "eliminar las barreras que impiden el acceso al mercado de los países necesitados".

Y el presidente del Gobierno español y presidente de turno de la UE, José María Aznar, ha instado a que la comunidad internacional pase "de los compromisos a la acción" para superar así la "honda preocupación" que existe ante las dificultades para cumplir los objetivos previstos.

Un cumbre sin Castro

A pesar de los esfuerzos de la ONU, la ausencia de líderes mundiales -de los 29 miembros de la OCDE, sólo asisten Aznar y Berlusconi- no augura un buen resultado de esta cumbre, en la que ya se ha aprobado por unanimidad la declaración oficial, que se limita a ratificar los objetivos planteados en 1996.

Así, la mayoría de los países desarrolados han enviado a sus ministros de Agricultura y los más afectados por esta lacra, a sus jefes de Estado o de Gobierno. Entre las ausencias más destacadas está la de Fidel Castro, cuyo encendido discurso hace seis años aún se recuerda.

En el encuentro también tendrán cabida los debates sobre los cultivos transgénicos, de los que se ocupará el Foro Alternativo de las ONG. Las ONG empezaron ayer una reunión, que abrió el propio director de la FAO, para reclamar la "soberanía alimentaria": el derecho de los pueblos a definir sus políticas de producción, distribución y consumo de alimentos.