Cómo vestir para el aire acondicionado: del calor de la calle al frío polar de la oficina
Claves para sobrevivir al contraste térmico del día a día sin dejar de vestir bien ni cargar el bolso de “porsiacasos”.


Es un gag recurrente en las ficciones ambientadas en la oficina: en Mad Men, la maravillosa Joan lanza una línea mordaz sobre cómo las secretarias tienen que ir con rebecas porque Don Draper siempre pide que pongan el aire a tope. El gesto de la chaquetita, como el de frotarse los brazos, salpica de realidad numerosas series y películas (The Office, House of Cards) porque conecta con una situación casi universal en la vida corporativa de las mujeres: mientras fuera hace un calor abrasador, el trabajo “parece el Ártico aquí dentro”, dice Sandra Bullock en La Proposición. El trance, en realidad, se extiende a muchos otros locales a los que podemos acceder en el verano: quien no haya tiritado en El Corte Inglés en pleno agosto que tire la primera piedra.
La ropa puede ayudarnos a sobrellevar tanto el calor intenso del verano como el contraste con el aire acondicionado fuerte, desde mejorar la circulación en pies y piernas hasta atenuar el choque térmico con tejidos que regulen la humedad. Al elegir estratégicamente las telas y las técnicas de capas es posible navegar mejor las fluctuaciones entre las calles calurosas y el ambiente frío de la oficina. Porque vestirse puede hacerlo cualquiera, pero vestirse bien para pasar en un mismo día del verano al invierno -y, al rato, de vuelta al verano otra vez- manteniendo cierto estilo puede ser una tarea más llevadera si tenemos en cuenta algunos trucos de estilismo.
La chaqueta en la oficina
No hace falta ser un alto ejecutivo de Madison Avenue en los 60 para dejarse un par de básicos de rescate. Este consejo, de hecho, es el primero que figura en la lista de Vogue USA para sobrevivir con estilo al aire acondicionado y, en este caso, la prenda más versátil puede ser una americana de patrón ancho. ¿Las razones? Porque este tipo de chaqueta queda bien prácticamente con todo y porque, además, encaja en el código de vestuario adecuado de una oficina, aunque lo que lleves por debajo sea mucho más informal.
Otra opción es guardar una rebeca de punto en el cajón, porque siempre te la puedes anudar sobre los hombros si el ambiente es fresco pero no helador, o colocar sobre las piernas a modo de mantita mientras estás en tu puesto. Aquí, de nuevo, es recomendable elegir un patrón holgado o ancho, y que la chaqueta sea ligeramente larga, porque así te aseguras que podrás ponerla sobre cualquier prenda que lleves.
Las sandalias con calcetín
Al entrar de golpe en un lugar con aire acondicionado muy fuerte el cambio súbito al frío contrae los vasos sanguíneos para conservar calor. Este contraste rápido puede provocar sensación de hormigueo en extremidades: es lo que sucede, por ejemplo, cuando tus pies han pasado mucho calor en la calle y entras a sentarte a la oficina. Desde la farmacia navarra Alefarma afirman que esta es la época del año en la cual las personas con problemas de circulación deberían llevar las medias de compresión terapéutica “sí o sí”: porque estas mejoran la circulación -con lo que alivian la hinchazón y la pesadez en las piernas provocadas por el calor-, porque previenen problemas de salud, reduciendo el riesgo de coágulos, y, porque pueden ayudar a regular la temperatura corporal gracias a sus materiales transpirables.
Existen versiones de farmacia o de marca deportivas como Nike y las tendencias de moda dicen que hoy no es chocante enseñarlas en verano. Si alguien osa a arquear una ceja al verte añadir unos calcetines a tus sandalias cuando estás en la oficina siempre puedes citar a Prada o los estilismos de Gala González. En cualquier caso, es una buena estrategia para seguir llevando sandalias sin morir de frío en la oficina.

El pañuelo tendencia del verano
Lo habrás visto en redes sociales: este verano se llevan los pañuelos y no solo en la cabeza, sino también anudados a la cintura a modo de cinturón o fajín. Este detalle de estilismo tiene como ventaja que, al tener grandes dimensiones, siempre se puede colocar sobre los hombros para protegerse del frío en el interior de una oficina o local.
La base invisible
La idea aquí es la de vestir por capas, regla de oro por excelencia para mejorar las incomodidades de pasar calor para pasar frío inmediatamente después. Marcas como Uniqlo ofrecen camisetas interiores básicas hechas de tejidos técnicos muy ligeros que absorben el sudor y la humedad, con lo que la ropa no se queda húmeda y no sentiremos un contraste térmico tan acusado al entrar en un lugar con aire acondicionado. También es buena idea llevar unos shorts elásticos bajo los vestidos y faldas, porque previenen las rozaduras en la cara interna del muslo, no dan calor estando fuera y además sirven como una capa extra que abriga ligeramente cuando estamos en la oficina. Se pueden encontrar en infinidad de marcas de ropa interior, desde Calzedonia a Intimissimi, Tezenis o Etam, y suelen estar hechos de tejidos que no aprietan (no son moldeadores) y sin costuras.

Tejidos naturales, lino o algodón
En la letra pequeña hay un aliado térmico: la etiqueta de composición de las prendas te va a señalar si vas a pasar más o menos calor al vestirlas. En verano, las prendas confeccionadas con tejidos naturales como el algodón o el lino no solo son una cuestión estética sino también funcionan como una “segunda piel adaptable” y son una respuesta inteligente al clima extremo de las ciudades. El algodón y el lino son fibras vegetales con una estructura porosa que permite que el aire circule. Según el Textile Exchange Fiber Guide (2022), estas fibras tienen “alta transpirabilidad y capacidad de absorción de la humedad”, lo que ayuda a que la piel se mantenga seca en ambientes calurosos. Cuando entras en un espacio frío, esa transpirabilidad evita el efecto “sudor helado” que provocan muchas fibras sintéticas.
Desde el punto de vista estilístico, estas telas admiten capas sin agobiar. Una blusa de lino combinada con un cárdigan fino o una chaqueta ligera permite moverse entre climas opuestos sin parecer Carrie Bradshaw en la última entrega de Sexo en Nueva York. Firmas como Massimo Dutti, COS o Sézane han convertido el lino lavado en un básico de oficina estival, mientras que María de la Orden explora el algodón orgánico en vestidos y camisas. Son piezas pensadas para sobrevivir a una ola de calor… y al aire acondicionado más implacable.
El regreso de la mascarilla
Más de 80 millones de publicaciones en TikTok hacen referencia al “office air”, como la esta influencer que se pregunta: “¿Podemos hablar del aire de la oficina? ¿Por qué cada vez que trabajo en la oficina salgo con el pelo graso, la piel seca y con brotes?” La tirantez, la descompensación de la microbiota de la piel y la reactividad son algunas de las manifestaciones más evidentes del paso brusco del calor al frío seco, pero no los únicos, porque el choque térmico afecta al cuerpo entero.
@lexiimary I cannot be the only one? 😭🎀 #officeair #fyp
♬ Mii Music but It Makes You Uncomfortable - lukeitslukas
Los cambios drásticos de temperatura afectan al cuerpo de múltiples maneras: la más evidente es que la piel se deshidrata. Según explica la Doctora Rita Sêco, especializada en Medicina Estética y Anti-Edad, “el aire acondicionado crea un ambiente “artificialmente” seco. Como consecuencia, la piel pierde agua lentamente a lo largo del día. Esta deshidratación silenciosa compromete la barrera cutánea, debilitando la estructura de la piel y favoreciendo pequeñas inflamaciones (incluso en pieles que, de entrada, están equilibradas).” En este contexto, Rita Sêco advierte que “cuando la piel está expuesta continuamente a ambientes con aire acondicionado (oficina o varios viajes en avión), es habitual que empiecen a aparecer cambios visibles. Muchas personas notan que su piel se vuelve más áspera o de textura irregular, y suele haber una sensación de tirantez o incomodidad. En algunos casos, la piel se vuelve más reactiva o sensibilizada, con rojeces especialmente. En las pieles grasas, esta deshidratación puede desencadenar un efecto compensatorio, provocando una producción excesiva de sebo y la sensación de una piel aún más grasa.” ¿La solución? Una rutina facial adaptada que favorezca la hidratación.
Los riesgos que el aire acondicionado ofrece para la salud respiratoria, que giran en torno a tres conceptos: una temperatura extremadamente baja, un descenso brusco de la temperatura y un mantenimiento inadecuado del aparato de aire acondicionado, según publica el doctor Jordi Roig, neumólogo de Creu Blanca (especialistas en Medicina Privada en Barcelona) Aquí hay un accesorio, no necesariamente de moda, pero susceptible de bañarse de diseño, que puede resultar muy útil. A grandes rasgos, la mascarilla puede ser una buena idea porque actúa como un microfiltro y humedece el aire inspirado, y el aire entra algo más templado y con mayor humedad, lo que reduce el impacto del contraste térmico sobre la nariz, la garganta y los bronquios, como señala un estudio del National Institute of Health a raíz de la COVID19. Esto te interesará especialmente si tienes asma o bronquitis crónica, alergias respiratorias o tendencia a infecciones de garganta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
