Cómo el bombacho se ha convertido en la prenda viral del otoño
A pesar de ser un pantalón ultra cómodo, símbolo de la liberación estética de la mujer en los años setenta, su popularidad fue en descenso durante décadas. Ahora regresa por la puerta grande como pieza elevada para volver a la oficina


Pantalón harem, abullonado, bombacho… Mil maneras para nombrar a una de las piezas más arriesgadas (y complicadas de combinar) en el armario contemporáneo. La amas o la detestas. No hay punto medio. Acorde a los ciclos de la moda, donde los gustos fluctúan a la misma velocidad que las cadenas de ropa rápida que los sustentan, este 2025 retoma con códigos renovados y en contextos muy diferentes su singular silueta.

Asociado normalmente a una vestimenta distendida, casi rescatada de un chill out sin más pretensiones que acompañarnos en una puesta de sol, este verano saca todos sus recursos —resulta cómoda, tiene una caída única y estiliza la cintura— para postularse como una prenda elevada imprescindible en el retorno a la ciudad.

Un rápido vistazo a la pasarela servirá para entender el fenómeno. Esa visión bohemia que tuvo que el siempre visionario Paul Poiret de esta vestimenta oriunda de Oriente Medio, y que intentó trasladar a sus colecciones de 1910 sin apenas éxito, terminó por cuajar unas décadas más tarde. Fue en los años setenta y gracias a diseñadores de la época como Haltson o Biba, cuando adquiere ese estatus de prenda elegante sin esfuerzo que buscaba la mujer en su liberación estética. Siempre al abrigo de ese primigenio boho chic que fue esta década al completo.

Ese espíritu sofisticado de defenderlos junto a sandalias de tacón infinito, fajines y tops a ras del ombligo es el gran impulsor de su regreso. Mientras la firma Chloé sigue el tratado retro al pie de la letra, con pantalones que simulan ser polainas junto a labores de encajes y colores empolvados, hay una versión mucho más refinada que elimina cualquier signo de ornamentación que nos distraiga de su silueta.

La propuesta de Alaia, por ejemplo, depura al máximo su forma abullonada para jugar al contraste con un bandeau en el mismo color o frunces en las camisas. Las hermanas Nicky y Simone Zimmermann, en cambio, lo interpretan en un punto medio, con el leve recuerdo de un mono de paracaídas pero también en detalles bohemios como las blusas de hilo o los cinturones de piel.

El street style que se originó a la salida de la última semana de la moda de Copenhague es el perfecto ideario de cómo llevarlo a la calle. La primera regla a seguir, según dictan las prescriptoras nórdicas, es que, en cuestión de colores, este pantalón no es amigo de estampados ni de tonos estridentes. El negro, las gamas pastel, tierra, verde camuflaje o blanco roto son la mejor manera de potenciar su caída, y mejor recurrir al color en bloque que mezclar sin acierto.

En segundo lugar, es una prenda que exige unos centímetros de altura para realzar el contorno de su figura. Sandalias de tacón fino, plataformas y mules que dejan el talón al descubierto son algunas opciones a tener en cuenta, con la licencia de unas bailarinas o incluso sneakers si somos fieles al calzado plano.

Por último, si lo combinamos con prendas bohemias como chaquetas con adornos metálicos, americanas de satén o camisas con chorreras ejercerá de prenda perfecta de transición al otoño y podremos sacar máximo su potencial en la oficina.
Bimba y Lola

Alaïa

Rat & Boa

Darkpark


Pinko
Dsquared2 ICON

Zara

Emporio Armani

Pull&Bear

Mango

Massimo Dutti

Antik Batik

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