Las razones por las que Bad Bunny también gusta a las feministas
La estrella ha batido un récord histórico con 600.000 entradas vendidas en 48 horas para sus conciertos en España. Analizamos sus rupturas con la masculinidad hegemónica y su apoyo a la comunidad LGTBIQ+

Los que hayan intentado comprar entradas para la gira de Bad Bunny por Europa habrán conocido de primera mano el fenómeno de su éxito. Hasta El Mundo Today le ha dedicado una noticia satírica. El fenómeno de Benito Antonio Martínez Ocasio, aka Bad Bunny, se extiende también entre referentes feministas y LGTBIQA+ como Henar Álvarez, Nerea Pérez de las Heras o Rodrigo Cuevas.
Con su último disco, un homenaje a la resistencia anticolonial y los ritmos populares de su amado Puerto Rico, el Conejo Malo se ha ganado el respeto de iconos de la salsa como Willy Colón, ha emocionado a las comunidades migrantes y ha puesto a bailar hasta a mis amigas más indies.
Y, sin embargo, aunque no hay día que no suene en mi móvil DeBÍ TiRAR MáS FOToS, defiendo mucho su anterior álbum, nadie sabe lo que va a pasar mañana. Se trata de un disco más arriesgado, trapero y oscuro, lleno de referencias queer, que recibió acusaciones de erotizar la violencia machista o de dar un mal ejemplo a la juventud, como analicé en un artículo en Pikara Magazine. Descifré entonces el fragmento de la letra de Baticano que, difundida de forma descontextualizada, había disparado las alarmas de creadoras de contenido como la psicóloga María Esclápez al tener una descripción de sexo explícito.
Si leemos la letra con calma, vemos que el tema central no es el sexo, sino ofender deliberadamente y con guasa a los sectores conservadores, como anticipa el nombre del single. Hay que fijarse en la voz que se oye de fondo después de mentar a los Teletubbies: “Dios te está mirando, Dios te está escuchando. Eso es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos”. Es una provocación en la que cayeron algunas en nombre del feminismo. Y aunque fuera en serio, ¿es tan terrible una escena en la que masturba a su amante?
Sea como fuere, Benito se ha centrado esta vez en temas sociales y políticos como la turistificación, la gentrificación, el extractivismo o el duelo migratorio, con muchas dosis de nostalgia romántica y desamor. Menos morboso y muy pertinente.
Pero si nos asomamos a los comentarios del post de @masculinidadsubversiva, “No escuchar a Bad Bunny no te hace mejor”, comprobamos la cantidad de señoros que nos reprochan a las feministas que cantemos sus canciones, bajo el viejo argumento de que el reggaeton es el género más machista de todos. La respuesta a esos señoros se la dejo a la rapera feminista La Furia en el diario Gara: “No te he visto quejarte de los 50 millones de discos vendidos por un grupo machista, racista y homófobo como es Guns N’ Roses: ‘Yo solía amarla pero tuve que matarla’”.
Por mi parte, ahí van siete razones por las que Bad Bunny destaca también desde las perspectivas feminista y queer:
Traiciona la masculinidad hegemónica LGTBIQA+fóbica
No pondría la mano en el fuego con él ni por ningún aliado, pero lo cierto es que Bad Bunny se ha caracterizado por desmarcarse de la masculinidad hegemónica. Y no se trata solo de ponerse una falda (luego llegaremos a ello) sino de hacer aquello que más pedimos las feministas a los hombres: que rompan con los pactos de caballeros y se mojen cuando toca mojarse.
Ya en 2019, respondio a un tuit de Don Omar que se interpretó como antigay (aunque el representante del reggaeton old-school lo negase): “¿Homofobia a estas alturas? que vergüenza loco”.
En 2020, denunció en televisión el transfeminicidio de Neulisa Alexa Ruiz, una joven portorriqueña de 28 años que vivía en situación de calle, y cuyo asesinato fue juzgado como crimen de odio. Bad Bunny decidió actuar con falda y con una camiseta en la que se podía leer “Mataron a Alexa, no a un hombre con falda”, en referencia al argumento con el que se justificó socialmente que la atacasen a balazos por entrar al baño de mujeres en un McDonald’s de la periferia de San Juan.
Ser homófobo y despreciar todo lo que huele a feminidad es uno de los mandatos básicos que ha de cumplir el ‘buen macho’. Iconos de la música urbana como Maluma han respondido a cuestionamientos de su heterosexualidad con gracietas como “préstame a tu mujer y te lo demuestro”. En cambio, Bad Bunny contesta que, aunque se identifica como hetero, no cree que la sexualidad le defina y que está abierto a sentir atracción por hombres en el futuro.
En el disco nadie sabe lo que va a pasar mañana, ejemplifica esa actitud abierta con el verso “ya mismo me hago bi sin dejar de ser hetero”. En un show se besó con un bailarín y con una bailarina durante su interpretación de Tití me preguntó. También se ha estrenado en el mundo de las series interpretando a un amante de Cassandro el exótico, el icónico luchador mexicano, interpretado por Gael García Bernal. Cuando la prensa le preguntó al respecto, dijo que se sintió “muy cómodo”.
Cita y apoya a las mujeres artistas de la música urbana
Otra característica del buen misógino es que su universo es masculino: las mujeres solo son madres, esposas o amantes; nunca amigas o referentes. En sus letras, Benito ha hecho guiños a estrellas del pop como la Motomami: “Yo no pierdo tiempo, yo las cambio como Rosalía” (Voy llevarte pa’ PR). Además, si en el anterior disco colaboró con Young Miko y se podía escuchar a Tokischa, en el último álbum participan dos cantantes portorriqueñas: RaiNao y Chuwi. En el delicioso Tiny Desk, incluyó en su banda a dos virtuosas músicas de la isla: la cuatrista Fabiola Méndez (que tiene su propio Tiny Desk) y la contrabajista Krystal Santana.
A Villano Antillano la invitó a cantar en 2022, en un concierto de su gira Un verano sin ti y se considera que le facilitó la posibilidad de hacer una sesión con Bizarrap; más aún, Benito promocionó esa sesión cantándola en una story en su Instagram. Además, en las letras de nadie sabe lo que va a pasar mañana hace varios guiños a la rapera trans, como “yo soy tu Bambino, tu eres mi villana” o “Me beso con Tokischa, me beso con Villana”: menciones que nos devuelve a la cuestión de confrontar a los machos homófobos y tránsfobos citando a una mujer trans como pareja o amante potencial.
Después de ese concierto de 2022, Villano Antillano le dio las gracias en redes por “mantenerse en el lado correcto de la historia”, en referencia al auge de los discursos transmisóginos. Sin embargo, también ha hecho comentarios más críticos en alguna entrevista a la posición desde la que Benito se presenta como aliado: “A Bad Bunny se le aceptan ciertas cosas porque sigue siendo un hombre cishetero que llega a mucha gente y ese privilegio de persona cishetero le permite adoptar unas tendencias queer que se le critican o se le condenan. A mí, a la gente como yo, nos matan por la calle, pero es verdad que él ha traído conversaciones a la mesa que se tenían que tener”.
Su diabla es un ángel y una loquita
Vamos con una tercera premisa machista: la dicotomía entre amante y esposa o el bodycount que está ahora de moda entre los tiktokers misóginos; si eres promiscua perderás tu valor y no encontrarás marido.
¿Qué nos dice en cambio Bad Bunny en sus canciones? Que a él le enamora una tía que es tan bellaca (salida) como él, una tía a la que le importa un bicho que la pongan de puta, que es el estribillo que repiten Young Miko y él en Fina. Apropiación del insulto, como hace Tokischa con “Ser perra está de moda” (leed la joya de entrevista de Gabriela Wiener). Frente a los “ella es fanática sexual” y “le gusta el sexo en exceso”, Bad Bunny dibuja relaciones basadas en la complicidad, en el placer compartido, en el respeto mutuo, sin doble moral. En sus letras se difumina el límite entre amor romántico y el sexo ocasional: “Por la forma que me chinga a veces pienso que me ama” (Fina) o “Baby yo no tengo miedo / de probarte y enamorarme de nuevo” (Preview).
Y en Un baile inolvidable recuerda a su ex con un “Mi diabla, mi ángel, mi loquita” que lo dice todo.
Con él no vas a fingir orgasmos
La actitud fucker es una de las señas de los reggaetoneros a la que no renuncia Benito. Una de los elementos más problemáticos de sus letras es que enumera conquistas sexuales como trofeos (recordemos su intervención en I like it like that, de Cardy B y la oda a la promiscuidad que es Tití me preguntó), pero sobre todo, que hace comparaciones odiosas entre mujeres: “Y ella’ están buena’, pero tú ‘tás mejor” (A tu merced) o “La nueva novia bien pero no es tu boquita” (Un baile inolvidable).
Pero, al menos, tener sexo con Benito no parece mal plan; ya hemos hablado de sus habilidades manuales. En Fina, le da a su amante besitos en el toto, y le promete un anilingus; uno de sus platos preferidos. Le propone meterse con ella en un probador de Gucci y estimularle el clítoris con un vibrador. En Preview afirma que “Se vino tres vece’, por eso no se va” y en La Weltita, la canción más dulce del último disco, le pregunta a su novia qué le apetece hacer en la playita, entre besito y besito: “Tú me dice’ si adentro o afuera. Debajo del agua, nadie se entera”.
En sus videoclips no hay (apenas) chicas en bikini
El reggaeton ha sido tan criticado por sus letras como por el innegable cliché del videoclip en el que ellos cantan con plumífero y ellas bailan en bikini. En este caso, Benito también se ha desmarcado, con propuestas mucho más conceptuales y arties, salvo excepciones como Me porto bonito.
En Preview, las y los bailarines aparecían como vaqueros fantasmagóricos sin género. Baticano es una maravilla en blanco y negro en la que Bad Bunny se convierte en Nosferatu y en la que, de nuevo, introduce una denuncia de la homofobia: en una escena, un padre sonríe viendo con su niño en la tele una escena de violencia machista, pero le tapa los ojos cuando aparecen dos hombres besándose.
En EL CLúB, Benito se transforma en una persona andrógina de pelo largo y, poco después, su rostro real se desdobla de forma que se besa a sí mismo. Y en TURiSTA homenajea a los y las limpiadoras de los alojamientos turísticos: el propio cantante limpia baños, pone lavadoras, friega platos y decora las toallas con forma de cisne.
Por cierto, si os interesa su cara más política, no os perdáis el himno Afilando los cuchillos, con el que Residente, iLe y Bad Bunny exigieron la destitución del gobernador corrupto y misógino Ricardo Roselló; y Benito incluye la homofobia entre sus delitos.
Está dispuesto a revisarse los celos
Sería contradictorio, aunque no por ello tristemente habitual en la mentalidad machista, que el mismo hombre promiscuo que pretende juntar a todas sus amantes en un VIP en Tití me preguntó esperase monogamia desus parejas. En ese mismo disco, Bad Bunny lo resuelve con la canción Yo no soy celoso: reconoce en clave de ironía y autocrítica la complejidad emocional que entraña asumir que la persona amada también tiene otros vínculos:
Ayer te vieron dizque en Fifty-Eight con otro tipo
Yo también ando con una galla que con ella flipo
Y no, no Yo no soy celoso, ¿pero quién e’ese cabrón?
Dime quién e’ese cabrón
Tranquila, no soy psycho
No vo’a hacer un papelón, peroAuch, mi corazón (...)
Enamorao por aquí, enamorao por allá
Cupido, basta ya
Te quiero pa mí na má’, y eso e’egoísmo
Me pongo celoso sin razón y eso es machismo, ey
Un bofetón pa mí mismo
En la moda es de género fluido
Después de asistir a la última edición de la Met Gala personalizando el dress code de black dandy con elementos del campesinado puertorriqueño, Bad Bunny compartió en su Instagram una de las fotos de ese día con el mensaje “Yo soy moda”. No es para menos. Benito no tiene complejos en mostrar su interés por un ámbito, el de la moda, que se ha considerado tradicionalmente como de mujeres y de gais.
En la primera Met Gala a la que asistió, en 2022, acaparó titulares con su elección de un vestido de Burberry, beige y con mangas abullonadas, y una tiara de flores doradas. Pero mi look preferido es el de 2023: un traje blanco de Jacquemus (una de sus firmas preferidas) con una espectacular cola de flores y escotazo en la espalda.
En las entrevistas es habitual que le pregunten por sus uñas pintadas de celeste o de rosa palo, por sus collares de perlas o por el uso de vestidos y faldas en eventos y videoclips, a lo que él contesta que las prendas y los complementos no tienen género.
Por cierto, reconozco que lo prejuzgué por salir en Yo perreo sola con vestido, porque me pareció que su estilo tiene más que ver con la afición de los hombres heterobásicos de travestirse en carnaval, pero Benito ha demostrado que incorpora las faldas en más ocasiones. Además, mostró que su compromiso con las mujeres trans también se traduce en contratarlas: contó con Kendra Mart como coreógrafa y con Lula Arreola como diseñadora del vestuario de ese videoclip. Son decisiones que le han valido reconocimientos de organizaciones LGTBIQA+ como la estadounidense GLAAD y que han disipado las acusaciones de queerbaiting; el uso interesado de guiños a la diversidad sexual y de género como estrategia de marketing para promocionar productos cishetero.
Mención aparte merece su reciente posado en calzoncillos para Calvin Klein, que lo ha consolidado como icono erótico, y le encanta. No envano, en NUEVAYOl canta:
Tú tiene’ piquete, mami, yo también.
Tú estás buena, yo estoy bueno también.
Nosotras reprimimos valoraciones propias y se las dejamos a Rodrigo Cuevas, quien hizo las siguientes declaraciones juguetonas después de coincidir con él en unos estudios degrabación en PR: “Es sexy, sonrojado, tiene colorete, es muy alto y ancho, y tiene muy buen rizo, pelo de oveja merina. No se lo agarré como hubiera querido”, aseguró en Cuerpos Especiales. (minuto 10:47)
*June Fernández es periodista, escritora y fundadora del medio feminista Pikara Magazine
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