Hemorroides, piernas dormidas y bacterias: los riesgos de pasar demasiado tiempo con el móvil en el váter
Estudios científicos muestran que el excesivo uso del teléfono en el retrete está asociado a lesiones en el ano, pinzamientos, problemas de circulación y a la contaminación microbiana del dispositivo

Parece un hábito inofensivo, pero podría tener consecuencias en la salud. Distintos estudios publicados en los últimos años evidencian vínculos claros entre el uso de los teléfonos móviles durante las deposiciones y problemas como las hemorroides, fisuras, además de riesgos relacionados con los millones de microbios que viajan en la superficie de los dispositivos. Pasar demasiado tiempo haciendo scroll en el retrete no es inocuo.
Uno de los hallazgos más contundentes proviene de una investigación recientemente publicada en PLOS One. En el estudio, liderado por el gastroenterólogo Chethan Ramprasad, un grupo de 125 adultos fue evaluado durante una colonoscopia y respondieron sobre el uso del smartphone en el baño. “La lectura, durante muchas generaciones, se ha utilizado para relajar la mente al defecar. Queríamos ver si pasaba algo similar con los teléfonos inteligentes”, sostiene el experto. Según sus datos, el 37% de quienes usan el móvil en el baño pasaba más de cinco minutos sentado, frente al 7% de los que no.
Tras analizar datos como la edad, dieta y actividad física, los investigadores del Beth Israel Deaconess Medical Center (EE UU) descubrieron que quienes usan el móvil tienen un 46% más de riesgo de presentar hemorroides que quienes no lo usaban. “Los teléfonos inteligentes en sí mismos no son los causantes de las hemorroides, pero provocan un comportamiento que aumenta el riesgo de tenerlas”, sentencia.
Los participantes que utilizaban smartphone en el baño eran más jóvenes (edad media de 55 años) que los que no los utilizaban (62) y la actividad más común fue leer noticias (54%), seguida del uso de redes sociales (44%). Como los resultados se basaron en medidas autoinformadas por los sujetos “es probable que dediquen más tiempo del que dijeron”, reconoce el gastroenterólogo.
Para Antonio Arroyo, presidente de la Asociación Española de Coloproctología (AECP), se trata de una historia conocida, ampliada por el uso de las nuevas tecnologías: “Nosotros sabíamos que la gente que pasaba más horas en el aseo leyendo el periódico o revistas tenía mucha más incidencia o posibilidad de riesgo. Ahora, se han reemplazado por los móviles”.
No existen datos exactos sobre cuántas personas padecen hemorroides en España, pero algunos estudios señalan que ronda el 11% de la población. “No tenemos estadísticas de las hemorroides, entre otros motivos, porque normalmente no se consultan, pero sí que se sabe que probablemente más del 50% de la población en algún momento de su vida padece algún cuadro hemorroidal. Es una de las patologías más frecuentes que atentemos en las consultas de cirugía”, indica el experto en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del colon, recto y ano.
Fisuras y desgarros
La distracción frente a la pantalla tiende a posponer el momento de evacuar o a no escuchar las señales naturales del cuerpo. Este hábito puede alterar el ritmo intestinal y endurecer las heces, de acuerdo con los expertos. “Al estar mucho tiempo sentados, aumenta la presión de toda esa zona y produce estreñimiento”, subraya Arroyo. Las fisuras anales suelen ir acompañadas de un dolor intenso, en los casos más graves.
Al permanecer sentados en el inodoro por mucho tiempo, se provoca la acumulación de sangre en la zona, donde se estiran los tejidos y se vuelve más propensa a dañarse al evacuar. “Las personas, en esas circunstancias, tienen que hacer mucha fuerza para hacer la defecación”, indica el presidente de la AECP.
Piernas dormidas: “neuropatía del inodoro”
Permanecer demasiado tiempo sentado en el inodoro también puede tener consecuencias neurológicas. Varios informes médicos recientes relatan este peligro: por ejemplo, el caso de una mujer de 45 años que acudió a urgencias por episodios recurrentes de hormigueo y adormecimiento en las piernas tras pasar entre cinco y diez minutos en el baño leyendo. Los médicos diagnosticaron una “neuropatía del asiento del inodoro”, causada por la compresión del nervio ciático. Esta compresión es la principal causa de entumecimiento y sensación de hormigueo que se siente en las piernas por la presión prolongada sobre superficies duras, como el aro del retrete. En este caso, bastó con un asiento acolchado y recortar el tiempo en el baño para que los síntomas desaparecieran.
La suma del pinzamiento del nervio, el corte del flujo sanguíneo y la mala postura generan un escenario poco deseable. Un estudio reciente aseguraba que usar asientos acolchados en el inodoro podían limitar estos riesgos, al reducir hasta en un 88% la presión más peligrosa.
Otro estudio, publicado en The American Journal of Medicine, describe un caso más extremo: el de un hombre de 49 años que fue hallado inconsciente sobre el inodoro tras pasar allí un tiempo indeterminado. Los especialistas diagnosticaron que sufría lesiones por presión, necrosis perineal y una destrucción del tejido muscular debido a la inmovilidad prolongada. El hombre murió días después por una infección generalizada. Según los autores del informe, la presión constante sobre el nervio ciático y los vasos sanguíneos puede provocar desde entumecimiento temporal hasta daños nerviosos y musculares graves.
Microbios y gérmenes
Existe otro riesgo importante, pero poco visible: la contaminación microbiana del teléfono móvil. El doctor William J. Sullivan, profesor de Microbiología e Inmunología en la Universidad de Indiana (Estados Unidos), lo resume: “Lo que más me preocupa de las personas que usan el móvil en el baño son las bacterias, los virus e incluso los parásitos que pueden encontrarse en la materia fecal”.
Uno de los patógenos más persistentes es el norovirus, explica. “Se transmite por vía fecal-oral y es particularmente peligroso porque sobrevive durante mucho tiempo y resiste a muchos desinfectantes”. Provoca náuseas, vómitos, diarrea y, en personas inmunocomprometidas, puede requerir hospitalización, advierte el experto.
Los números reflejan la seriedad del problema. Un estudio publicado por investigadores estonios descubrió más de 17.000 genes bacterianos en los teléfonos de estudiantes de secundaria. Otra investigación, de la Universidad de Arizona, reveló que los móviles pueden albergar diez veces más bacterias que el propio asiento del inodoro.
De acuerdo con el doctor Sullivan, una de las bacterias más encontradas suele ser la E. coli, causante de náuseas, vómito y diarrea. “Es uno de los microorganismos de transmisión fecal más conocidos, pero existen otros como la salmonela y el enterococo”. Puede también tratarse de bacterias cutáneas como Staphylococcus y estreptococos. “También parásitos que se transmiten por vía fecal-oral. La mayoría de ellos son gusanos intestinales”, indica.
El problema es que esos microorganismos viajan con facilidad. “Cada vez que sostienes el teléfono junto a la cara, permites que los gérmenes entren en contacto con la piel, la boca o la nariz”, explica el experto. “Si el dispositivo ha estado en el baño, puede contaminarse y convertirse en un vehículo. Luego tocas el móvil, te maquillas o comes, y si no te has lavado las manos, el riesgo de transmisión aumenta”.
Limpia tu móvil
Según el experto en enfermedades infecciosas, se trata de un problema de malos hábitos. “La gente subestima los microbios del móvil porque está demasiado acostumbrada a su comodidad”, explica. “Quizá se aburren en el baño y sacan el teléfono porque no soportan unos minutos de desconexión. Necesitan revisar las noticias o las redes sociales. Pero, como microbiólogo, les recomiendo que no es el lugar para hacerlo, especialmente en un baño público donde no tienes ni idea de quién pudo haber usado el área”.
Lavarse siempre las manos con agua y jabón es clave, pero advierte que eso no basta si el móvil ha estado expuesto. “Si usas el dispositivo en el baño y este se contamina, luego te lavas las manos, pero al volver a cogerlo, los gérmenes siguen ahí”, dice. “Algunos microorganismos pueden sobrevivir varias horas o días, según el tipo de germen”. Sullivan insiste en que un baño aparentemente limpio puede también estar lleno de bacterias, “pero los gérmenes son microscópicos y no se necesitan muchos para causar una infección”.
Su recomendación es clara y sencilla: limpiar el teléfono al menos una vez al día con una toallita desinfectante a base de alcohol, y hacerlo siempre después de usarlo en entornos potencialmente contaminados. “Si vas a usar el móvil en el baño, lleva contigo una toallita con alcohol y límpialo. Lo último que quieres es acercar un teléfono sucio a tu cara”.
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