Universidad e inteligencia artificial: una alianza para el aprendizaje del futuro
El tercer desayuno del Proyecto Tendencias reúne los expertos en educación José Manuel de la Chica, de Banco Santander, Carlos Santiuste y Ricardo Vergaz, de la Universidad Carlos III, y Daniel Burgos, de la Universidad Internacional de La Rioja

Hace dos años y medio que ChatGPT irrumpió en la sociedad y comenzó formar parte del día a día de cada vez más personas. La herramienta de OpenAI ―que ya coexiste con otras como Copilot o Gemini― disparó la carrera por la inteligencia artificial (IA) generativa y ha deslumbrado a profesionales en la materia y a usuarios comunes. Y uno de los sectores donde el chatbot parece haberse vuelto indispensable es en la educación superior. Su uso se ha extendido entre el alumnado universitario y, aunque un posible abuso preocupa al profesorado, también abre una puerta a nuevas formas de enseñar y aprender: desde plataformas que adaptan sus contenidos al ritmo del estudiante o sistemas automatizados de evaluación, a análisis predictivos del rendimiento académico y los asistentes virtuales.
¿Cómo aunar inteligencia artificial y pensamiento crítico en el aula? ¿Puede un chatbot convertirse en el asistente perfecto para los docentes? ¿Cómo va a cambiar la experiencia universitaria en los próximos cinco años? ¿Hay cabida para los juegos en línea en clase? ¿Han perdido los alumnos habilidades de lectoescritura en la última década? Estas son alguna de las preguntas que se plantean en el tercer desayuno del Proyecto Tendencias, moderado por Gonzalo Teúbal, director de audiencias e inteligencia artificial en EL PAÍS, y que reúne a los expertos en educación José Manuel de la Chica, jefe de AI Generative de Banco Santander, Carlos Santiuste, vicerrector de Grado y catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, Ricardo Vergaz, vicerrector adjunto de Grado para UC3M Digital, y Daniel Burgos, vicerrector de Proyectos Internacionales de Investigación en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

“Todo está avanzando muy rápido y lo que hoy es vanguardia, mañana ya es pasado. De hecho, si no tenemos esa sensación, es que probablemente nos estemos desconectando de lo que pasa en el mundo. El reto más importante [respecto a la IA en la universidad] es rediseñar los modelos y volverlos a pensar, no con las herramientas que teníamos estos años atrás, sino con las que tenemos ahora", opina De la Chica. El experto, que ha dedicado toda su carrera a la transformación digital de compañías, señala que para que la universidad se mantenga al frente en el campo de las tecnologías emergentes son esenciales las alianzas con empresas que fomenten la investigación y el desarrollo de cátedras específicas.
Para Santiuste, no tiene sentido hablar de transformaciones en la universidad y la formación a corto plazo. “Tenemos que asumir que el cambio va a ser continuo, se va a acabar en cinco años. Hasta ahora teníamos un modelo en el que las personas nos formábamos en el colegio, el instituto y la universidad, y luego pasábamos al mundo laboral. Ya es imposible que en una universidad alguien se forme para su futuro laboral de los próximos 40 años. Los profesionales tienen que estar pasando de la empresa a la universidad o a instituciones formativas para ir reciclándose”, señala el docente, pionero en España en la creación de los llamados MOOC (Massive Open Online Course) un curso en línea masivo, accesible a través de internet y sin límites de participantes.

Una de las aportaciones de la IA en la docencia, mencionan los expertos, es la optimización de procesos administrativos y tareas repetitivas, lo que permite al profesorado centrarse más en sus alumnos. “Es un momento fantástico para toda la parte no tecnológica. El desarrollo humano y el carácter, las competencias transversales o el pensamiento crítico. Quiero utilizar esta tecnología para hacer lo que hace mejor y así poder dedicarme a otras cosas, a mejorar y a potenciarme”, comenta Burgos. El catedrático, que ha llevado a cabo más de 80 proyectos de investigación y desarrollo, y ha publicado más de 270 artículos científicos y 60 libros, opina que el avance tecnológico siempre va a ir por delante y que “estar encima de la ola” no siempre será posible. Por eso, añade, hay que utilizar ese empuje en favor del desarrollo personal, de añadir valor al papel de los profesores.

A la hora de introducir herramientas de IA en el aula, debe primar la transparencia, indica Vergaz. “Los grandes modelos de lenguaje [como es ChatGPT] o cualquier modelo debería ser transparente en cuanto a cómo se ha entrenado, qué recursos energéticos está utilizando, hasta qué punto impacta en el planeta y si ese entrenamiento también ha impactado en personas, por ejemplo si están siendo utilizadas en países en vías de desarrollo para hacer esos entrenamientos que además se llevan una carga psicológica muy dura. Esto debería entrar a formar parte también de nuestra alfabetización digital”. Para el catedrático, licenciado en Física e Ingeniería Electrónica, y doctor en Ciencias Físicas, todas las ideas relacionadas con la educación deben orbitar en torno a tres ejes: “La transparencia de los modelos y de cómo los utilizas; la parte humana, es decir, tiene que haber una persona por el camino; y la inclusividad, integrar a estudiantes, profesorado y al personal de administración y gestión”.
Con esto en mente, ¿de qué forma pueden docencia e IA ir de la mano? De la Chica menciona una de las grandes tendencias: los agentes de inteligencia artificial, herramientas basadas en la misma tecnología que los chatbots, pero que pueden tomar decisiones y realizar acciones en nombre del usuario. “Vamos a tenerlos como compañeros, trabajando con nosotros, ayudándonos a hacer nuestro trabajo más rápido, más personalizado y a mayor escala. Un profesor, por ejemplo, no se va a tener que enfrentar solo a todos sus alumnos, sino que va a tener un equipo de profesores virtuales que van a trabajar para él y ayudarle a vencer las limitaciones que tenemos como humanos, en especial de espacio y tiempo”, explica.

Santiuste remarca que los estudiantes ya están utilizando la inteligencia artificial y que los docentes “no tienen más remedio” que adaptarse, porque el alumnado les lleva a ello. Pone otro ejemplo de IA en el aula: “La inteligencia artificial nos permite desarrollar herramientas que pueden personalizar el trato con el estudiante. Para cada una de las asignaturas podemos crear un bot que sepa todo el contenido de la asignatura. Ese bot se convierte en un profesor que puede responder las preguntas de todos los alumnos en cualquier momento, las 24 horas del día. No tienen que esperar a que el profesor tenga tiempo para contestar a esa pregunta”.
Otra idea, propone Burgos, es que cada profesor cargue todos los apuntes de su asignatura en un espacio en línea dinámico. “El estudiante, por su cuenta, interacciona con esos apuntes, que le llevan a otras fuentes, a nuevos enlaces y que puede enriquecer con comentarios. Así, el alumno tiene también la libertad tanto de trabajar [a su ritmo] y de hacer una misma pregunta 17 veces sin sentir vergüenza”. Para estudiantes a distancia, como ocurre en la UNIR, esto facilita el aprendizaje y agiliza el estudio: “Nuestros alumnos viven repartidos en más de 100 países, y tener la posibilidad de un contacto permanente será siempre un plus”.
Tendencias es un proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, GroupM, Iberdrola, Iberia, Mapfre, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Redeia, y Santander y el partner estratégico Oliver Wyman.
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