Transformar algas en crema facial, camisetas y fertilizante para dar salida al sargazo que espanta a los turistas en el Caribe
En el pequeño Estado de Granada trabajan, con apoyo europeo, en ideas viables para sacar partido a esta especie invasora, convertida en un problema ambiental, sanitario y económico, que prolifera alimentado por el calentamiento global


El problema tiene forma de una mullida alfombra marrón viscosa sobre la arena fina y blanca de Granada. Hace unos 15 años, casi nadie en este pequeño Estado insular del Caribe había oído hablar del sargazo, pese a que siempre ha estado en el fondo de los mares en cantidades necesarias y manejables. Cuando las playas comenzaron a estar invadidas por montañas de estas algas durante varios meses al año, la urgencia fue recoger este residuo que hace huir a los turistas, empobrece a las comunidades locales y provoca daños en los ecosistemas locales y problemas de salud, debido a las emanaciones tóxicas que produce en su descomposición.
Según imágenes vía satélite republicadas por publicaciones científicas, a principios de junio de este año, aproximadamente 38 millones de toneladas de sargazo flotaron hacia las costas del Caribe, una cifra récord. Año a año el volumen de algas aumenta reflejando el desequilibrio climático global. El aumento de la temperatura del océano y de la cantidad de nutrientes, procedentes sobre todo de las actividades humanas como la agricultura o aguas residuales sin tratar, han provocado en gran parte esta proliferación masiva.
“Pero Estados como Granada no causan nada de esto: no contribuimos al aumento de la temperatura ni somos responsables de los desechos agrícolas que generan esta contaminación”, asegura Jane Nurse, consultora que trabaja para el Gobierno local con el fin de trazar un plan para recolectar y reutilizar el sargazo.
Desde hace unos cinco años, el desafío de las autoridades de este diminuto país de 110.000 habitantes es convertir el problema en una oportunidad para las empresas y en una fuente de trabajo. Para ello necesitan ideas innovadoras, millones de euros y la participación de las comunidades locales.
“Cada vez había más algas, durante más meses del año. En lugar de volver a hundirlas en el mar o dejar que se pudran en playas a las que ya nadie quiere ir, estamos intentando sacarles partido. Estamos en un punto de inflexión realmente importante”, afirma Nurse, en una entrevista con este periódico.
Cosméticos, fertilizantes, combustible, material de construcción y otros productos todavía más innovadores e inesperados van cobrando forma desde hace un par de años. Las autoridades de Granada lanzaron un llamamiento para recibir propuestas concretas sobre qué hacer con el sargazo y en este momento tienen sobre la mesa unos 30 proyectos. “En los próximos meses, afinaremos la selección y pondremos en marcha diferentes mecanismos de financiación para aplicar estas soluciones”, explica Nurse.
La experta quiere creer que el sargazo, indirectamente, pueda provocar algún tipo de toma de conciencia o de acción frente al cambio climático. “Porque está ahí, es visible, concreto y molesta. No es hablar del calentamiento global en abstracto”, dice.
Dinero europeo
Durante este proceso, en torno a la mesa no se han sentado únicamente las autoridades y expertos de Granada. Desde 2023, la iniciativa de inversiones Global Gateway, de la Unión Europea, ha reunido, en varios Estados afectados por el sargazo, a gobiernos locales, capital privado, académicos y emprendedores, para encontrar soluciones sostenibles y viables a la hora de recolectar, procesar y vender el alga y garantizar la financiación y conocimientos técnicos necesarios para llevar adelante estas ideas. “Nadie estaba juntando a todo el mundo para encontrar una solución”, afirma a EL PAÍS una fuente europea presente en estas reuniones.
La iniciativa europea se ha centrado sobre todo en los pequeños Estados como Granada, que necesitan más apoyo para recoger el alga porque a diferencia de países más grandes, no hay grandes hoteles que puedan financiarla, como ocurre por ejemplo en México.
“En 2023, la primera pregunta que hicimos a nuestros socios es si podían tener sargazo fresco. Porque hay empresas que lo quieren directamente del mar y estos Estados pequeños no tienen capacidad para hacer esa recogida oceánica y se limitan a limpiarlo cuando llega a las playas”, detallan estas fuentes de Bruselas.
Necesitamos cosecharlo antes de que llegue a la playa porque el peligro que representa es real. Por ejemplo, el sargazo que se pudre en la arena puede afectar al desarrollo de un feto y también afecta a los pacientes asmáticosJane Nurse, consultora del Gobierno de Granada
Efecto dominó
En octubre, se celebró en Bruselas la tercera reunión UE-Caribe sobre el sargazo y en ella, Granada, la República Dominicana y México se comprometieron a recolectar al menos 660 000 toneladas de sargazo entre 2026 y 2027. De este total, Granada se comprometió a asumir 10.000 toneladas, México, 500.000 y República Dominicana, 150.000.
Las maneras de recoger el sargazo, en la playa o en el mar, almacenarlo y procesarlo dependerán del uso que se le vaya a dar. “Por eso pedimos propuestas concretas para cada uno de estos pasos. Cuéntenos qué quiere hacer y cómo y nosotros podemos traer capital para apoyarle, pero necesitamos saber cuánto cuesta arrancar todo esto”, explica la fuente europea.
“Necesitamos cosecharlo antes de que llegue a la playa porque el peligro que representa es real. Por ejemplo, el sargazo que se pudre en la arena puede afectar al desarrollo de un feto y también afecta a los pacientes asmáticos”, apunta Nurse. “Todo esto ocurre coincidiendo con un aumento del nivel del mar, lo que significa que en Estados como Granada, tenemos menos maneras de amortiguar la llegada del sargazo”, agrega.
Mari Granström, fundadora y presidenta de la empresa Origin by Ocean, fue una de las emprendedoras que estuvo en la reunión de Bruselas sobre el sargazo del pasado octubre. Esta química finlandesa dejó su trabajo en una gran multinacional para crear su propia firma, que se dedica a extraer químicos a partir del sargazo del Caribe, convencida de que el daño que causa el alga puede verse reequilibrado por el potencial que tiene.
“Nuestro plan es que nuestra primera biorrefinería comience a trabajar en 2027 en Finlandia y acto seguido abrir en el Caribe otras cuatro”, explicó a este diario en una entrevista en Bruselas.
En octubre presentaron su primer sérum facial fabricado con químicos extraídos del sargazo, comercializado por una marca finlandesa. Los usos de los químicos que esta firma extrae también se venderán a otras compañías que los usarán en productos textiles, capilares y para el hogar. “Pero en Europa somos muy lentos. Tendemos a hablar de problemas y no estamos viendo esta gran oportunidad, porque nos falta la comprensión de cómo construir estas cadenas de valor”, lamenta Granström.
El objetivo es que para la próxima conferencia UE-Caribe sobre el sargazo, en 2026, en México, la capacidad de recolectar y vender el alga en lugares como Granada sea una realidad. Los proyectos de cooperación se van extendiendo y en octubre, Global Gateway ya inició procesos similares de cooperación con Saint Kitts y Nevis y San Martin, dos pequeños Estados del Caribe afectados por el mismo problema. “Hay un efecto dominó muy positivo”, celebran las fuentes europeas.
Queremos llevar nuestra tecnología al Caribe y poner en marcha las biorrefinerías, pero formando a los habitantes de la zona para que las dirijan ellos y los ingresos lleguen al lugar del que proviene el sargazoMari Granström, presidenta de Origin by Ocean
Con las comunidades locales
En el caso de Granada, las autoridades locales escogerán las soluciones y se cofinanciarán. “Porque es imposible atraer las inversiones de las empresas para proyectos así desde un primer momento Es demasiado arriesgado”, agregan las fuentes de Bruselas.
Nurse traza tres grandes líneas en estas soluciones propuestas: La primera es para el sector agrícola bajo la forma de fertilizantes, bioestimulantes o compost. La segunda es la producción de energía a través de la pirólisis, por ejemplo, y otro es la producción de cosméticos, a través de los químicos extraídos del sargazo, como el alginato y el fucoidano, tal y como hace Granström. Granström subraya que en estos procesos es muy importante que las comunidades locales “no sean solo las personas que cosechan el sargazo para las firmas europeas”.
“Eso no es lo queremos construir. Queremos llevar nuestra tecnología al Caribe y poner en marcha las biorrefinerías, pero formando a los habitantes de la zona para que las dirijan ellos y los ingresos lleguen al lugar del que proviene el sargazo”, agrega.
Para esta emprendedora finlandesa, puede ser la manera de que pequeños Estados caribeños, “pasen de lo local a lo global”. “Y de paso, reducir su dependencia de los ingresos del turismo”, concluye.
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