El acoso que sufren las mujeres de Somalia en la playa: “Es una vergüenza para la familia. Si quieren nadar, deberían hacerlo en privado”
Las jóvenes se ven amenazadas en zonas de baño en el río y en el mar. Denuncian tocamientos y el rechazo de hombres a que ellas ocupen el espacio público

No todos se lo pasan bien en la playa de Lido, uno de los principales atractivos de Mogadiscio, la capital costera de Somalia. En Lido, donde los fines de semana y los días festivos llegan cientos de personas para disfrutar de un chapuzón, las mujeres se enfrentan a graves problemas, como el acoso por parte de algunos de los jóvenes. Entre las mujeres entrevistadas para este reportaje, existe una creciente preocupación por los continuos abusos y malos tratos que sufren niñas, jóvenes y adultas mientras están en el agua.
Faadumo Ahmed, una de las mujeres que disfruta de ir a nadar, cuenta que suele sentirse insegura cuando va a la playa. “Vengo aquí a nadar y a relajarme, pero nunca me siento libre. Los jóvenes se acercan deliberadamente a nosotras, a veces incluso tocándonos de forma inapropiada. Es un problema recurrente y no hay nadie que nos proteja”, afirma.
Cuando las mujeres nadan en las costas somalíes, visten el traje islámico completo: un velo que les cubre el cabello y una bata larga que llega hasta el suelo. Este vestido puede dificultar la natación y, en ocasiones, incluso hacerla peligrosa, ya que la ropa larga y los pañuelos se enredan con las olas.
Mahad Muse, un joven que visita con frecuencia la playa de Lido, dice que siempre se mantiene alerta cuando acompaña a sus hermanas. “Hoy no voy a nadar. He venido con mis tres hermanas y he decidido hacer guardia. Algunos chicos no tienen ningún respeto: arrastran a las mujeres al agua a la fuerza o incluso intentan quitarles la ropa. Hace solo unos días, fui testigo de un incidente en el que una joven fue acosada y le rasgaron la ropa en medio del mar. Fue muy perturbador”, relata Muse.
Hoy no voy a nadar. He venido con mis tres hermanas y he decidido hacer guardia. Algunos chicos no tienen ningún respetoMahad Muse, joven somalí
Él cree que la solución es desplegar fuerzas de seguridad en la playa y aplicar leyes estrictas contra los infractores. Pero una de las razones por las que siguen produciéndose estos hechos es la ausencia de fuerzas del orden o guardacostas que vigilen la playa. Algunos creen que es necesario aplicar normas estrictas para combatir el acoso sexual.
El portavoz de la policía somalí, Abdifitah Adan Hassan, explica que, en respuesta a las quejas de las mujeres, hay planes para delimitar las playas y dividirlas en dos secciones, de modo que las mujeres puedan disfrutar del mar en igualdad de condiciones con los hombres, especialmente durante las horas de baño. El portavoz añade que es importante que las mujeres presenten denuncias si sufren acoso en las playas. Según su versión, recientemente no se ha presentado ninguna denuncia oficial. El oficial señala que muchas mujeres se sienten avergonzadas para dar el paso.
Un documento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advierte de que cuando las mujeres tratan de acceder a la justicia, se enfrentan a barreras relacionadas con la cultura somalí. “A menudo restringe a las mujeres al ámbito doméstico y familiar, las diferentes interpretaciones de los regímenes judiciales, como la sharía [la ley islámica], el derecho secular y el derecho consuetudinario, y la ausencia de mujeres en el sistema judicial”, recoge el texto.
Naciones Unidas advierte de que, aunque el país ha avanzado en la garantía de los derechos de las mujeres, aún queda mucho camino por recorrer, especialmente en cuanto a violencia sexual. “La violencia de género sigue siendo un fenómeno muy prevalente y persistente que afecta a las mujeres y las niñas en Somalia”, confirma el documento del PNUD. Alerta de que la mayoría de actos violentos no se denuncian porque “existe una cultura de impunidad en torno a la violencia sexual y doméstica”.
También las acosan en los ríos
No es solo en el mar donde las mujeres sufren acoso mientras nadan o se bañan en el agua. En la fértil región de Hirshabelle, alimentada por el río Shebelle, las mujeres sufren un acoso similar.
Una zona de baño muy popular es Xiintoyda, donde ingenieros italianos desviaron el agua del río hacia las plantaciones de azúcar durante la época colonial. En Jowhar, la capital de Hirshabelle, había una fábrica de azúcar, pero fue destruida durante la guerra civil de la década de 1990.
Es una vergüenza para la familia. Si quieren nadar, deberían hacerlo en privadoAbdiweli, de 45 años
Farhio, de 22 años, asegura que cada vez que va al río se siente “sola y asustada”. “No hay nadie con quien ir, y la forma en que la gente habla de las chicas que nadan te hace sentir avergonzada. Sus palabras duelen”, lamenta.
Muchos hombres se muestran hostiles ante la idea de que las mujeres naden o se bañen en público. “Creo que las niñas no deberían nadar en el río. Es un lugar público y ese comportamiento va en contra de nuestra cultura y nuestra religión”, afirma Abdiweli, de 45 años. “Es una vergüenza para la familia. Si quieren nadar, deberían hacerlo en privado”.
“A veces me pregunto: ¿es culpa mía haber nacido niña?”, dice Ruun, de 19 años, de Jowhar, que también se cubre completamente cuando va al río a nadar. “Solo quiero nadar, pero la forma en que la gente me mira y habla de mí me hace sentir avergonzada y querer huir. Siento que me castigan por querer ser libre”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.