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Red de Redes
Columna
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Caricaturas en el Pentágono

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, exhibe la compenetración entre la subcultura MAGA y el corazón del poder político trumpista

Francesco Manetto

Los guiones de Los Simpson funcionan porque hilvanan un microcosmos que da verosimilitud a las caricaturas. El propio Matt Groening, creador de la serie, reconoció que la búsqueda de bromas absurdas acabó por desembocar de alguna manera en la realidad, puesto que lo que resulta cada vez más absurdo es el mundo. Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos, es una de esas figuras que no desentonaría como invitado especial en el Springfield de los dibujos amarillos. La colección de estereotipos, sin embargo, solo habla del lado cómico de este antiguo presentador de la Fox que en enero asumió las riendas del ejército más poderoso del tablero global.

Hegseth, nacido en Minnesota hace 45 años y, veterano de las guerras de Irak y Afganistán, tiene varios tatuajes de los que está orgulloso. Entre ellos, el lema de los cruzados “Deus vult” (“Dios lo quiera”), junto a una bandera estadounidense, un fusil semiautomático AR-15 y una cruz de Jerusalén. Después del cambio de nombre de su cartera ordenado por Donald Trump, el político se presenta como secretario de Guerra. Y, a pesar de las críticas recibidas, la nueva fórmula está más apegada a sus decisiones. El antiguo soldado encabeza la ofensiva contra el narcotráfico en el Caribe y en las costas orientales del Pacífico, bautizada a posteriori como Operación Lanza del Sur. Los operativos, que han servido de momento como moneda de cambio para estrechar el cerco contra el chavismo y presionar al Gobierno de Gustavo Petro en Colombia, han hundido 22 supuestas narcolanchas y han matado a por lo menos 87 personas sospechosas de pertenecer a alguna organización criminal.

Los cuestionamientos a esta estrategia se multiplicaron hace días a partir de una investigación de The Washington Post, que reveló que, tras el primer ataque a una embarcación el pasado 2 de septiembre, hubo un segundo del que las autoridades no informaron para rematar a dos supervivientes. Un crimen de guerra en toda regla. Un almirante salió en defensa de Hegseth al negar que diera esa orden. Al mismo tiempo, un informe oficial del Pentágono ha señalado a su máximo responsable por exponer a las tropas estadounidenses al difundir datos confidenciales sobre operaciones en Yemen en Signal.

La reacción del secretario de Defensa en redes sociales inauguró otro filón de caricaturas con una catarata de memes protagonizados por la tortuga Franklin, un personaje de animación infantil canadiense. Hegseth abrió la veda con una imagen manipulada de la tortuga disparando con bazuca a unas lanchas. “Para tu lista de deseos navideños…”, lanzó el miembro de la Administración republicana. Una avalancha de perfiles de la subcultura MAGA (Make America Great Again) se volcaron con él y siguieron la misma tendencia. Así, la pobre tortuga se volvió en un trasunto del jefe militar. “Franklin es acusado falsamente de crímenes de guerra”, “Franklin defiende la frontera con fuerza” o “Franklin se ríe de los comunistas”.

Un investigador de la ONG Media Matters señala a un usuario de X con más de 70.000 seguidores, que se autoidentifica como Maverick Alexander, como el creador del primer meme reutilizado por el titular de Defensa. “Entre las imágenes que Alexander ha publicado con el personaje de Franklin se incluyen algunas dedicadas al conspiracionismo sobre el 11-S”, denuncia. Nada raro en el universo de seguidores de Trump, un movimiento alentado por las paranoias y la comprensión visceral del mundo que hasta hace un tiempo estaba condenado a vivir en los márgenes ideológicos de la sociedad y que ahora influye en el corazón del poder político de Estados Unidos.

La editorial canadiense Kid Can Press rechazó sin matices el uso espurio de un “querido icono canadiense que inspiró a generaciones de niños”. “Condenamos firmemente cualquier uso denigrante, violento o no autorizado del nombre o imagen de Franklin que contradiga directamente estos valores”, dejó claro en una publicación. Mientras tanto, el submundo MAGA y el Gobierno de Trump siguen alimentándose mutuamente.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.
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