Espaldarazo a la economía española
El reconocimiento internacional al buen momento económico no debe distraer de los retos pendientes


La mejora en la calificación de España por parte de las tres principales agencias de rating (Moody’s, Fitch y S&P) supone una buena noticia que confirma el momento positivo que atraviesa la economía, especialmente si se compara con la debilidad de su entorno. Desde el final de la pandemia, los países del sur de Europa, tan denostados y penalizados durante la crisis financiera, han superado al resto de la eurozona, con España a la cabeza, y están capeando mejor que otros países las numerosas amenazas externas que se ciñen sobre la economía del bloque, en forma de aranceles de Estados Unidos y competencia china.
El Banco de España y la OCDE acaban de certificar ese buen momento al elevar las previsiones de crecimiento para España este año hasta el 2,6%, después de que el INE revisara dos décimas al alza el PIB de 2024 hasta situarlo en el 3,5%. Por el contrario, Alemania, la principal potencia de la eurozona, lucha para salir de un largo periodo de estancamiento, con algunos trimestres con datos negativos, mientras que Italia y Francia cerrarán el ejercicio con décimas de crecimiento en el mejor de los casos.
El consumo y la inversión interna están en la base de ese crecimiento, impulsados por el buen desempeño del turismo. Pero las agencias advierten, además, de un cambio más estructural que incluye el desarrollo de servicios de alto valor añadido, unos costes energéticos más baratos gracias a la apuesta en renovables y el dinamismo migratorio, que desde finales de 2019 ha aumentado el número de personas que trabajan más de un 5%.
A diferencia de lo que sucede en muchas economías desarrolladas, que afrontan crecientes problemas para cubrir vacantes ante el envejecimiento de la población, la economía española se ha beneficiado del fuerte aumento de población en edad de trabajar, lo que explica tanto la mejora del consumo y la inversión como el fuerte aumento de la recaudación tributaria. Ahora que la derecha política está endureciendo su discurso migratorio, haría bien en recordar que la inmigración está en la base misma de los éxitos de la economía española.
Pero no cabe confundir el buen momento de la economía española con ningún “cohete”. La incapacidad del Gobierno para aprobar los Presupuestos, para los que lleva tres años sin presentar un proyecto, y la creciente polarización política han contribuido, según los expertos, a ralentizar el ritmo de ejecución del Fondo de Recuperación Next Generation. El PIB per capita sigue por debajo de la media de la zona euro, lo que explica que, pese a los buenos datos macro, muchos ciudadanos sientan que no se benefician de la buena marcha de la economía. España sigue liderando la tasa de paro en Europa, la brecha de productividad persiste y es preocupante el bucle de precariedad y bajos salarios de los jóvenes. Los reconocimientos no pueden llevar a ninguna complacencia.
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