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Tribuna
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Ayuda que trasciende las fronteras: Alianza de Civilizaciones y diplomacia humanitaria

En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria debemos recordar que se trata de una cuestión de conciencia que está por encima de la política

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan (a la izquierda), con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en junio de 2024 en La Moncloa.

La paz, la seguridad y el bienestar común solo son posibles mediante una cooperación basada en el respeto mutuo, la justicia y la sinceridad entre los pueblos. Turquía y España, dos antiguos amigos situados en los extremos del Mediterráneo y miembros de dos poderosas civilizaciones, comparten los mismos ideales. Hoy en día, el impulso que hemos logrado con España en nuestras relaciones políticas bilaterales, así como en los ámbitos de la economía, el comercio, la energía y la industria de defensa, reviste una importancia estratégica para la estabilidad euromediterránea.

España es uno de nuestros aliados más fiables en la OTAN. El sistema de defensa aérea Patriot, desplegado en Adana, es una expresión concreta y poderosa de ello. El sincero apoyo que España ha brindado a nuestro proceso de adhesión a la Unión Europea refleja la profundidad de nuestros objetivos comunes. Estamos decididos a coronar esta alianza estratégica con medidas sólidas que desarrollaremos conjuntamente para hacer frente a los retos regionales y globales. En el vigésimo aniversario de la Alianza de Civilizaciones, nuestra visión, que considera las diferencias no como un elemento de conflicto sino como una riqueza, transmite un mensaje de esperanza y solidaridad a los pueblos oprimidos en este período marcado por crisis globales.

Las guerras, el hambre, la migración irregular y las catástrofes climáticas nos han enfrentado al mayor desafío de la historia de la humanidad. Este 19 de agosto, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, nos enfrentamos a la cruda realidad de que más de 300 millones de personas carecen de las necesidades humanitarias más esenciales. Esta situación es una verdad que sacude la conciencia de la humanidad y que llama a todo el mundo a asumir su responsabilidad.

Como Turquía, con nuestra rica tradición de ayuda humanitaria que se remonta a nuestra historia, la mano que tendemos en ayuda a los oprimidos, sin importar su identidad o creencias, en cualquier parte del mundo, es la prueba más clara de nuestra voluntad de defender la dignidad humana y hacer oír la voz de nuestra conciencia. En este sentido, con su arraigada tradición de ayuda humanitaria, España es un socio sólido de esta postura moral.

En esta ocasión, quiero expresar una vez más mi agradecimiento a todos los voluntarios que prestaron ayuda tras los terremotos del 6 de febrero, que calificamos como “la catástrofe del siglo”, en particular a los expertos en búsqueda y rescate que vinieron de España y a los médicos, enfermeros y técnicos españoles que trabajaron en el hospital de campaña establecido por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en Arsuz, Hatay.

Turquía actúa con la comprensión de que “el dolor que sufre uno de nosotros es un grito común que resuena en la conciencia de todos”. Con nuestro enfoque de diplomacia humanitaria, Turquía es uno de los países más generosos del mundo en materia de ayuda humanitaria en proporción a nuestro producto interior bruto. La Cumbre Humanitaria Mundial de las Naciones Unidas, celebrada por primera vez en la historia en Estambul en 2016, ha supuesto un punto de inflexión en cuanto a la confirmación a nivel mundial de nuestra posición en el ámbito de la ayuda humanitaria. Con AFAD, TİKA, la Media Luna Roja Turca, la Fundación Diyanet de Türkiye y numerosas organizaciones de la sociedad civil no solo intervenimos en momentos de crisis, sino que también influimos en la vida de millones de personas a través de proyectos de desarrollo y solidaridad a largo plazo.

Turquía lleva a cabo con abnegación actividades de ayuda humanitaria en una amplia zona geográfica que abarca desde Asia hasta África, desde Oriente Medio hasta los Balcanes y América Latina, además de en zonas cercanas como Gaza, Siria y Líbano, en coordinación con organizaciones internacionales.

Nuestro país no ha permanecido indiferente ante las crisis humanitarias que se han producido en África desde el pasado hasta la actualidad. La visita que realizamos a Mogadiscio en 2011 con el fin de llamar la atención sobre la grave sequía que azotaba a Somalia y mostrar nuestra solidaridad con el pueblo somalí tuvo un gran impacto en la comunidad internacional. Inmediatamente después, pusimos en marcha una campaña de ayuda humanitaria en colaboración con nuestras instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil. Con los sistemas de riego que instalamos, ofrecimos soluciones duraderas para el desarrollo sostenible.

En Sudán, donde, según datos de la ONU, más de 30 millones de personas se encuentran en condiciones difíciles y necesitan ayuda humanitaria, hemos prestado apoyo con alimentos, medicamentos, material médico y equipos de extinción de incendios. En Nyala, el Hospital turco-sudanés de formación e investigación, inaugurado con la contribución de TİKA, opera como una de las instituciones sanitarias más importantes de la región. Nuestras actividades de desarrollo orientadas a la agricultura sostenible en Sudán también continúan.

Además de la ayuda humanitaria que prestamos a más de un millón de hermanos rohinyá que han huido a Bangladés a causa de los conflictos en Myanmar, desde 2017 ofrecemos servicios sanitarios a través del Hospital de campaña turco de Cox’s Bazar, gestionado por AFAD. En Afganistán, desde 2022, realizamos envíos de alimentos, refugio, medicina y material médico bajo el nombre de “Trenes de la Bondad”.

Sin importar la distancia geográfica, hemos prestado nuestra ayuda humanitaria de la manera más eficaz posible, dentro de nuestras posibilidades, ante los desastres naturales que tuvieron lugar en América Latina y el Caribe, y apoyamos el desarrollo sostenible con proyectos agrícolas. Además, durante la pandemia de la covid-19, proporcionamos vacunas y medicamentos a más de 160 países, lo que constituye uno de los ejemplos más concretos de solidaridad global.

Como manifestación de nuestro enfoque, que combina la ayuda humanitaria con la perspectiva del desarrollo y la sostenibilidad, ofrecemos becas en Turquía a miles de estudiantes de países en desarrollo, restauramos sitios del patrimonio cultural y preservamos la memoria colectiva de la humanidad mediante la formación impartida en este ámbito.

Las políticas inhumanas de asedio, hambruna y castigo colectivo que Israel ha aplicado recientemente en Gaza no solo violan el derecho internacional, sino que también pisotean la conciencia de la humanidad. Desde el 7 de octubre, la pérdida de más de 61.000 vidas inocentes y el hecho de que más de dos millones de personas se hayan quedado sin hogar y sin acceso a las necesidades humanas básicas han quedado grabados en la historia como una mancha negra. Turquía ha enviado hasta la fecha más de 101.000 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza y, con el apoyo prestado a la UNRWA, ha llevado a cabo una movilización humanitaria por valor de más de 40 millones de dólares. Seguiremos trabajando sobre el terreno con todos nuestros medios para que el pueblo palestino pueda alcanzar un futuro libre, digno y próspero.

Aunque las crisis mundiales, las tensiones geopolíticas y los conflictos a los que se enfrenta el mundo dificultan nuestras actividades de ayuda humanitaria, nunca renunciaremos a estos esfuerzos en ninguna de las zonas que lo necesitan. Porque la ayuda humanitaria está por encima de la política, es una cuestión de conciencia.

La ayuda humanitaria es la forma más elevada de diplomacia, que surge de una profunda empatía y conciencia humanitaria. Turquía y España son dos países amigos y aliados fuertes, firmemente comprometidos con los valores universales, situados a ambos lados del Mediterráneo, una de las cunas de civilización más antiguas del mundo. Las maniobras de simulacro de catástrofes que llevamos a cabo bajo los auspicios de la OTAN, la ayuda humanitaria prestada a los migrantes irregulares y el apoyo que nos brindamos mutuamente en momentos difíciles son pruebas concretas de esta hermandad. El espíritu de solidaridad une a ambos pueblos más allá de las fronteras geográficas, creando un fuerte vínculo emocional. Por eso, creemos sinceramente que, uniendo nuestras fuerzas en torno a estos ideales comunes, construiremos un mundo más justo que se centre en el ser humano y los valores humanos.

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