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columna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aquí no hay ‘dumping’

Muchos presidentes autonómicos antes que Illa han denunciado la ventaja fiscal de Madrid por el efecto capitalidad

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una comparecencia para denunciar la propuesta fiscal de Cataluña, el pasado 14 de julio.
Jordi Amat

Fue en una época muy lejana, era 2014, Susana Díaz presidía la Junta de Andalucía. Cuando su homónimo Ignacio González anunció una rebaja del tramo autonómico del IRPF, consolidando la bajada de impuestos iniciada por Esperanza Aguirre, Díaz respondió denunciando que la Comunidad de Madrid se estaba convirtiendo en un “paraíso fiscal” y que esa dinámica era injusta para el conjunto de los españoles. Tres años después, en los minutos finales de una Conferencia de Presidentes Autonómicos en el Senado, el cántabro Miguel Ángel Revilla no quiso desaprovechar la oportunidad e interpeló a Cristina Cifuentes: con Sucesiones en la cabeza, le dijo que ella claro que podía bonificar los impuestos ya que tenía mayores ingresos por ser la capital del Estado. En esa ocasión, la balear Francina Armengol negó la existencia de dumping fiscal, pero en 2021 había cambiado de opinión: “Me parece que es bastante evidente”, afirmó durante un desayuno informativo organizado por Europa Press argumentando en base a los beneficios de la capitalidad. Por entones, Revilla lo seguía pensando. Tras reunirse con María Jesús Montero en el Ministerio de Hacienda, lo denunció de nuevo con una expresión campechana: el Gobierno de Madrid podía seguir bajando más impuestos porque “aquí está todo, es un poco como Bruselas, que son todos funcionarios”.

Con aquellas declaraciones apoyaba al lehendakari Urkullu, que había dicho no ver muy claro el dumping reforzado por las medidas adoptadas por la Administración Ayuso. Pero el presidente vasco, a la altura de 2021, llegaba un poco tarde, y ya no te digo Salvador Illa que se refirió a la cuestión hace un par de semanas o Yolanda Díaz hace cuatro días. En marzo de 2018 un líder regional tan y tan favorable a las demandas nacionalistas —me refiero al presidente aragonés Javier Lambán— se había avanzado al vasco denunciando que la Comunidad de Madrid, “está haciendo un dumping fiscal al resto, dejándonos en una situación complicada a todas” porque gracias a la capitalidad disponía de “unos ingresos añadidos fabulosos, formidables”. Y Lambán pedía “algún tipo de corrección”, según consta en una nota de prensa de su partido. Claro que nadie actuó sobre esta situación como el Ejecutivo de Ximo Puig. Destaca la creación de un grupo de trabajo de la Agencia Tributaria y la Generalitat cuyo objetivo fue detectar si traslados de grandes fortunas de Valencia a Madrid eran ficticios o no, analizando desde el consumo eléctrico hasta el uso de recursos sanitarios o la compra de medicamentos. Y en algún caso cantaron bingo: trincaron a millonarios que simulaban un cambio de residencia cuyo único objetivo era beneficiarse de las rebajas o exenciones de impuestos mientras disfrutaban del Levante. Lo más sustancial sigue siendo el informe Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal elaborado por el prestigioso IVIE y que propuso un modelo para cuantificar el plus que aporta la capitalidad.

¿Cómo no fugarse, cómo no defender el sistema actual? Desde 2011 rebajas y exenciones han logrado uno de sus objetivos: la captación de millonarios. Según los profesores Clara Martínez-Toledano, David R. Agrawal y Dirk Foremny, “los declarantes del impuesto de Patrimonio que se mudan a Madrid tienen de media 65 años y son en su mayoría rentistas, es decir, personas que en promedio viven de sus ingresos de capital (alquileres, intereses, etc.), y no empresarios”. En la Comunidad de Madrid vive alrededor del 15% de la población española y en esa región, al menos así era en 2022, vivía más del 43% de los grandes contribuyentes de nuestro país a la hacienda pública, según datos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria. Aquí no hay dumping, vaya, vaya.

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Sobre la firma

Jordi Amat
Filólogo y escritor. Ha estudiado la reconstrucción de la cultura democrática catalana y española. Sus últimos libros son la novela 'El hijo del chófer' y la biografía 'Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater' (Tusquets). Escribe en la sección de 'Opinión' y coordina 'Babelia', el suplemento cultural de EL PAÍS.
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