Netflix y la homofobia a través de la traducción
El caso de ‘El verano en que Hikaru murió’ no es el primero en el que el doblaje destruye un significado explícito en la obra


Va una batallita de esas que parecen menores, pero que apuntan a cosas importantes. Uno de los estrenos más esperados del mundo del anime en julio fue El verano en que Hikaru murió (Hikaru ga Shinda Natsu), serie animada de terror basada en el manga de Mokumokuren y estrenada por Netflix. La historia sigue a dos adolescentes, Yoshiki y su mejor amigo, Hikaru, quien tras morir en un accidente es reemplazado por una entidad que imita su apariencia y recuerdos. La trama está servida: aunque Yoshiki sospecha que el otro ya no es el verdadero Hikaru, se niega a alejarse de él por el aprecio que le tiene.
Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, la serie ha generado polémica por su traducción en Netflix, especialmente por minimizar el componente homosexual de la relación entre los dos protagonistas. Frases que en el original se traducirían como “No puedo dejar de quererte” o “Me gustas” han sido traducidas en los subtítulos como “Me caes bien”. La serie no tiene momentos sentimentales explícitos, pero sí implícitos, y la traducción ha diluido los matices afectivos más profundos.
Solo pasa en español, por cierto. En catalán (No puc evitar que m’agradis) o en inglés (I can’t stop myself from liking you!) sí se respeta la traducción literal que otorga a la relación una densidad que enriquece la obra. Parecen simples frases, pero en realidad son hilos de tensión que el manga va desplegando y que dotan a toda la historia de capas extra de significado. Las redes han ardido de una forma difícil de imaginar (la edad de los fans ayuda) y María Victoria Rodil, la traductora de la serie para América Latina, ha sufrido durante estos días un tornado de ataques y descalificaciones. Hablamos de miles y miles de mensajes.
Valga toda la historia aunque sea como recordatorio de que los fenómenos culturales se dan cada vez más fuera de los cauces oficiales, y tienen unos impactos cada vez mayores. Los medios pretendidamente serios hemos mirado siempre con condescendencia las formas culturales incipientes (manga, anime —dibujitos japoneses, dirán algunos—, K-Pop, videojuegos…), ignorando, ay, que es en ellas en las que se está cocinando el futuro de una generación que vive (y se informa) a través de Instagram y TikTok.
Pero volviendo a la adaptación, está claro que la traducción es clave a la hora trasvasar una obra, y no siempre ha salido bien. Se han hecho miles de memes sobre los cambios de nombres de películas, pero, aunque algunos hayan sido objeto de burlas (The Sound of Music a Sonrisas y lágrimas; Fast & Furious a A todo gas; Jaws a Tiburón), algunos son hallazgos interesantes (Some Like It Hot a Con faldas y a lo loco) que en cualquier caso no tergiversan el contenido. Aunque otras veces sí, y ahí está el problema.
Quizá el caso más flagrante sea el de la película Mogambo (1953), dirigida por John Ford, en la que hay un triángulo amoroso entre los personajes de Clark Gable, Ava Gardner y Grace Kelly. En la versión original, el personaje de Grace Kelly está casada, pero se enamora del personaje de Gable, lo que supone una infidelidad. Sin embargo, cuando se dobló la película al español durante el franquismo, la censura no permitía mostrar adulterio, así que los censores decidieron cambiar la relación de matrimonio por una relación de hermanos. Como las escenas de intimidad entre Kelly y su marido, interpretado por Donald Sinden, se mantuvieron, la censura convirtió, sin querer, una infidelidad en un incesto. Mucho mejor, dónde vamos a parar.
La traductora se ha defendido diciendo que ella no es homófoba ni nada parecido y que la suya es una interpretación de las muchas que se pueden hacer del cómic original. Las redes, por ahora, no la han absuelto, y unánimemente le han dicho que se multiplique por cero. Que, por cierto, es una frase que Bart Simpson jamás pronunció en su inglés original, en el que decía “Cómeme los calzoncillos”. Sin matiz erótico. Que se sepa.
A ver, María, no soy yo la que apoye esta ola de hate que te ha caído, pero alma de cántaro, ¿cómo vas a decir que has puesto «me caes bien» porque es tu interpretación, cuando las intenciones de Hikaru ESTÁN CLARÍSIMAS? https://t.co/eFEKbzwqmI
— 🎴 (@EleHwang_) July 21, 2025
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
